miércoles, 30 de noviembre de 2016

Valsecito de antes

Anoche lo estuve bailando una vez más en BIEN MILONGA, y confieso es uno de los que me retroceden en el tiempo y me llevan a una Buenos Aires enfundada en tangos, valsecitos y milongas, con aquellos tríos, dúos, cuartetos de guitarras y algún fueye, que pasaban por los cafés del barrio en la noche, o animaban las fiestas del sábados en algún patio emparrado, que me hacían soñar, porque yo era muy chico, y esas escenas me conmovían por dentro.


                                  

La música de este valsecito es del bandoneonista de Boedo, Antonio Sureda, especialista en crear tal tipo de música, esos valsecitos que alegran el alma y nos movilizan, felices, en la pista. A mí particularmente me traen enormes recuerdos infanto-juveniles y los versos que le adosó el gran Homero Manzi, cuando tenía apenas 21 años y estaba transitando el corazón porteño, trasplantado de su provincia natal santiagueña, pintan maravillosamente aquellas instantáneas barriales.

Valsecito que traes el perfume
de los bailes debajo del parral
y el recuerdo del gringo organista
que sonaba por el arrabal.
La poesía del barrio de entonces
se despierta en tu viejo compás,
y la mente dibuja el paisaje
de un patio estrellado detrás de un portal.

Todo aquello, evidentemente, ya no existe. Pero si queremos rememorar en una historiografía lo que eran los barrios de Buenos Aires, especialmente los más poblados por gentes humildes y muchas familias de trasterrados, no hay quizás, mejor descripción de las trazadas en tantos tangos y valsecitos como éste, que además tiene un fondo musical, que, de por sí, te instala sentimentalmente en otras épocas más románticas e ilusionantes. Me salto un párrafo de la poesía y sigo.


Los muchachos te rezan silbando                 
y las pibas te cantan también.
Y el trovero gangoso del barrio
en tus notas diluye un desdén.
Y si junto a la reja en tus sones
se perfuma la voz de un cantor,
un par de ojos borrachos de ensueño
te dicen las gracias con un lagrimón.


Evidentemente Homero está narrando aquí una escena de las inolvidables serenatas a la novia amada, y toda esa escenografía imposible de borrar de los recuerdos. El valsecito con guitarras, en esos casos, eran el mejor recurso.por los mundos que se retrataban en ellos. Manzi acude a la luz de la imaginación para iluminar las notas emotivas de la música tan colorida de Antonio Sureda, gran creador de valsecitos, especialmente, que eran esencia amable del barrio y mi primer canon dentro de un destino tanguero.

Si en la esquina pintada del barrio                       
se destrenza tu humilde canción,
de ternuras las noches plateadas
prenden una estrellita de amor.
Porque fuiste el primer cancionero
para el alma del barrio cantor,
sos la contra del tango malevo
y si él es guapeza, vos sos todo amor.

Las notas de este valsecito te impregnan la piel y se te meten para que los pies y el cuore lo bailen con un fueguito interno que, en mi caso, es especial, por esa música que bullía en los patios y en las vereditas, gracias a la facilidad y pasión que tenían aquellos musicantes y cantores. Es uno más en el inmenso racimo de valsecitos, plenos de ensoñación, que aderezaron épocas duras, endulzándolas. Que se te quedan  flotando en la memoria. Y uno piensa, a la distancia, que Buenos Aires tiene duende, transmite cosas. El paisaje es la memoria y la noche es un leit motiv. La imaginería. ¿será por eso que anoche tenía tantas ganas de bailar?



Hay muchos registros y muy lindos de este valsecito de Sureda y Manzi. Yo te invito a escuchar el que bailé en la madrugada, por la orquesta del fueye de Parque Patricios (¡Cómo tira el barrio!) Juan Bautista Guido El lecherito. Lo grabó con su orquesta el 8 de octubre de 1929 y además del saborcito antiguo, como nota curiosa, los versos los canta la actriz y cantante Joaquina Carreras.

Juan Bautista Guido - Valsecito de antes

               
Y, para ayudar aún más a visualizar aquel entonces, podemos ver a un bandoneonista de antaño, Tito Gorjon junto a la guitarra de Carlos Gutiérrez, tocándolo a la manera de la época. ¡Y qué linda época!

                                            


lunes, 28 de noviembre de 2016

La gran fiesta

Aunque esta página está dedicada al tango, una de mis grandes pasiones, no puedo dejar de lado mi otra gran pasión que siempre fue y es, el deporte. Estuve en grandes medios escritos, en televisión fui Jefe de Deportes en dos canales, tuve programas propios  y en radio también desarrollé mi profesión. Recorrí toda Sudamérica cubriendo acontecimientos deportivos, como también México, Estados Unidos y numerosos países de Europa. Cubrí partidos de fútbol, hice reportajes, estudios de diversos equipos, Fórmula 1 siguiendo a Reutemann, campeonatos del mundo de Boxeo en Europa y Estados Unidos, o Tenis, siguiendo a Vilas.

                                           


El tenis fue otra de mis pasiones. comencé a jugarlo en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, luego en el Club de Tenis Chamartín, jugué torneos, gané Trofeos y, entre tanto estuve en 5 Mundiales de Fútbol y bailaba tango... Por eso me duele cuando leo barbaridades sobre Messi en la prensa argentina que también supo llamar "Pecho frío" a Del Potro, cuando no se ganaba la Davis, Y ese muchacho de Tandil que estuvo tres años sin jugar por operaciones en su muñeca,  nos  levantó a todos con las cosas que hizo en Zagreb junto a Del Bonis y Mayer. Fueron tres días maravillosos, inolvidables, la primera Copa Davis que gana Argentina, en un marco ejemplar, extraordinario.

                                         


Cuatro mil hinchas argentinos con sus camisetas, disfraces y banderas de todas las provincias, alentando sin cesar a sus jugadores y las tribunas locales respondiendo con el mismo aliento a los suyos. Sin un sólo incidente, convirtiendo el espectáculo en una masa espectacular y colorida que nunca desmayó en su apoyo. Incluso la presidenta de Croacia, con camiseta deportiva y sin perder jamás la sonrisa. Hubo infinidad de jugadas, toques y situaciones de todo tipo. Hombres, mujeres, niños, familias enteras con sus colores, muchos pintados en la cara, y no vimos un mal gesto, un abatimiento en unos y otros que supieron mantener la tensión y el aliento a sus jugadores.

Escuchar el himno en un ambiente así y habiendo por fin ganado, de visitantes y cuando menos se esperaba, emociona hasta límites insospechados. Y después de esas batallas tremendas, titánicas, volcánicas, ver charlar tranquilamente, mientras esperaban la premiación, a Del Potro con Cilic y otros jugadores locales o a los dos capitanes conversando, no puedo menos que reflejarlo porque debería ser un ejemplo para deportistas, público y periodistas.


                                   

Grité, sufrí, me emocioné tremendamente con los argentinos pero también con los croatas que no intentaron nunca presionar con su localismo a los jueces y a los rivales. Me llevo una imagen que no olvidaré de esta gente, y como además, aman el tango, al menos les dedico acá el lugar que merecen. Tienen varios clubes y salas donde se practica esta danza y Ned Savi, uno de los bailarines e instructores, que vivió en Buenos aires para estudiar y perfeccionarse, cuenta así sus enseñanzas.

-Hay una forma específica de transmitir las enseñanzas, conocimientos y habilidades, que converge no sólo en tal función, sino también en insuflarles el amor por el tango. Es un contacto del cuerpo, toca el alma en la soledad de su abrazo divino, al menos por un momento, su camino hacia la eternidad.

Podemos ver en una hermosa plaza de Split, el balneario croata, a las parejas bailando bajo las estrellas y sobre baldosas de mármol a la orquesta de Ángel D'Agostino con Angelito Vargas, por ejemplo.

                                         

Y me voy a otra milonga en Poréc, Croacia, para que vean como les tira nuestro tango. Vean lo que es la amabilidad de estos pueblos.

                                       

Y para terminar, te insisto en que a mí me conmueve el duende de Pichuco con su fueye, la mano zurda peinando las notas del piano como una pluma de Di Sarli, o las síncopas de Orlando Goñí, el vuelo de los violines en las melodía, el golpe canyengue del contrabajo, o el tono musical de Fiore, la caricia de Berón cantando o el fraseo de Floreal. Como los firuletes de los Zotto, Arce, la Mantiñán, Mariana Montes en el encerado. Pero también me da un brinco en el corazón cuando Del Potro se manda la Gran Willy de espaldas,  sobre los 3 metros y medio que alcanza Ciric con su raqueta.... Y le pelota vuelaaaaa.... baja, en el rincón de la pista, como los tiros libres de Messi a la escuadra, y da esos dos últimos saltitos, con Ciric aplaudiendo y el tic tic de la pelota semejando al chan chan final de Pugliese en Si sos brujo... Miralo de nuevo, y pensá en medio de la batalla de pelotazos a 200 kilómetros por hora, ese toque...          
                                    
                                        

sábado, 26 de noviembre de 2016

La lluvia y el tango

                                                                                       "La lluvia sin cesar
                                                                                        golpeando en el cristal
                                                                                       renueva la emoción perdida"...
                                                                                                      Oscar Rubens

En estos días de goteo incesante y desfile de paraguas, este tango hermoso, que consagraran Podestá con Di Sarli y Bermúdez con Laurenz está latiendo en mi bocho, como aquella escena de Gene Kelly cantando y bailando bajo el torrente de agua que no paraba de caer. Porque, hasta la lluvia puede ser romántica, ¿no? Si hasta la pedíamos cantando cuando éramos pibes que asistíamos al espectáculo del agua rebotando contra el toldo y las baldosas y nosotros acompañábamos "Que llueva...que llueva...la vieja está en la cueva...". Y la vieja preparaba tortas fritas...

                                 

Ahora cae barro en la primera oleada, por la mierda que hay en el aire. Y embarra la chapa de los coches  y todo es un chiquero. Los cerdos son los políticos que niegan el cambio climático. Y yo me relajo con el mate y los tangos, valsecitos y milongas que suenan en el reproductor y son los que estoy preparando para BIEN MILONGA de esta noche. Superamos el esplín, porque la música te cura todo. Bueno, al menos lo de las inclemencias del tiempo, ¡que vachaché!

Y ya entibiado el ambiente con estas corcheas infinitas, voy a realizar mi ronda sabatina por esas ciudades que han decidido amar el tango con todas las consecuencias. Y para ello, ajustaron las tuercas, se aprendieron el abecedario tanguero, sus códigos y no desentonan ante los porteños, cosa que me alegra el cuore muchísimo, porque me duelen los ojos cuando veo bailar mal nuestra música.

                               

 Y me voy a una pequeña ciudad de Dinamarca para ver a esta pareja que merece todo mi reconocimiento. Porque Jenny Hill y Frank Oregón son venezolanos. Él es músico: contrabajista y percusionista, anche bailarín. Jenny, caraqueña se cansó de participar en torneos aeróbicos y ha bailado toda clase de danzas. Frank ejerció de coreógrafo en varias compañías y un día salió a bailar con Jenny. Así recuerda aquella noche: "De todo el tiempo que yo tenía bailando, nunca había sentido lo que sentí cuando abracé a Jenny por primera vez, fue una explosión interna que perdura hasta el día de hoy, cada vez que bailo con ella". Ya consolidados como pareja de baile y sentimental viajan por el mundo como bailarines de tango y son aplaudidos y reconocidos en todas partes.Acá podemos apreciarlos bailando con D'Arienzo y Echagüe el tango: Pensalo bien.



                                                
Y de paso por Dinamarca , vemos en el Festival Partou Tango 2016, a la pareja alemana de Friburgo, integrada por Sayaka Higuchi y Joscha Engel. Ella también toca varios instrumentos como el violín, piano y tambores. Bailaba todo tipo de danzas, cuando descubrió el espectáculo Tango Argentino, en el que consiguió ingresar haciendo una pasantía. Se enamoró del tango, siguió bailando en Buenos Aires y Europa, y en 2014 la invitó Hoscha a Friburgo donde empezaron a dar clases y bailar juntos. Joscha define así su estilo de enseñanza.
-El baile del tango nos ofrece plenamente  este intercambio mutuo de energías, si escuchamos abiertamente a nuestro socio en la danza. Es un baile en que nos expresamos y disfrutamos la experiencia de la unión de convertirse en uno, con nuestra pareja, a través de una conexión que está viva y emociona. El tango es como un proceso de comunicación sutil y profundamente conmovedor, en que ambos socios contribuyen conjuntamente al sutil proceso del baile improvisado.
Los vemos bailando la milonga No hay tierra como la mía por la orquesta de Lomuto cantando Fernando Díaz.

                                              

Y...la lluvia trae  recuerdos  y el mate nostalgias. Y tengo que volver con esa hermosa pareja que tangas cosas lindas han hecho con el tango. Son Murat y Michelle. Se trata de un encuentro en el festival de Bruselas, donde bailaron con D'Arienzo y Jorge Valdez en el disco, el tango Remembranzas. Belleza, nenes!!!

                                       
  Ya que le lluvia me sumerge en mis propias remembranzas, en tanto espero la hora de la milonga, esta noche en la Casa de Aragón, hago el reculié y mientras mi perro me mira extrañado, como cuando pibe, canto:
Que llueva... que llueva... la vieja está en la cueva.../ Los pajarillos cantan ...la nubes se levantan..!                         


                                      



                                            

jueves, 24 de noviembre de 2016

Fantasmas del cuarenta

Hoy me toca traer a la página este tango que hicimos con Juan Antonio Morteo, pianista, director, compositor y que canta el popular Guillermo Galvé. Lo acompaña el cuarteto que dirige Juanchi Morteo -autor de la música- y forman en el conjunto figuras de primer nivel, como el bandoneonista Lautaro Greco, el violinista Miguel Ángel Bertero y el contrabajista Horacio Cabarcos.

                               
Guillermo Galvé


Por el tango  desfilan en forma de fantasmas sin nombre: Homero Manzi, Alfredo Gobbi, Carlos Di Sarli, Juan D'Arienzo, Aníbal Troilo, Discépolo, y las viejas guaridas donde se juntaban, en famosos cafés y restaurantes, así como los lujosos cabarets de la época donde el tango era rey y señor. Noches maravillosas de los cuarenta que permanecerán en la historia de aquella Buenos Aires nochera.










miércoles, 23 de noviembre de 2016

Hoy al recordarla

Hay tangos que has escuchado miles de veces, los has bailado, los has sentido en directo, pero te siguen rondando el cuore y seguís encontrando motivos para sentirte tocado. Los recuerdos, las andanzas, las milongas, qué sé yo... Los temas del guitarrista y compositor José Canet me parecen sencillos pero hermosos a la vez. Tienen alma. Llegan y se te quedan prendidos como abrojito punzante, ¿viste?

Por todo ello, este tango que me retrocede a mi juventud milonguera y aventurera, tiene cosas que me llenan. Y lo más notable es que lo grabaron orquestas y cantores tan dispares como De Angelis-Julio Martel, Morán con Osvaldo Pugliese o Di Sarli con Jorge Durán y me gustan los tres por igual. ¿Serán los versos? ¿O tal vez los recuerdos?

                                     
José Canet
      
Anoche lo puse en la milonga por la orquesta de Di Sarli con el sanjuanino Jorge Cajón Durán Y otra vez sentí ese cosquilleo que te ronda el cuore. Además de la hermosa y colorida voz grave de Durán, Di Sarli hace unas cositas con el piano, que parece él sólo una orquesta y te lleva en la pista.. Arranca tartamudeando las notas con el teclado y sigue empujando a la oquesta con su toque maestro, único. Y cuando suena la melodía, con los violines enfilando,  ya me estoy emocionando. Para más inri, lo estoy bailando y en mi cabeza bullen los recuerdos...


Se atora el tango en sus venas                                    
y en mis penas se arrincona,
y en el sonar que desgarra.
se hacen garra, sus aromas...
La flor ausente del amor
en mi dolor clavó su espina,
ya nunca más he de volver
a su querer, ni a aquella esquina.
Se atora el tango cansado
y a su lado muero yo.

Canet era músico pero, sin tener destellos literarios brillantes,  describe muy bien las situaciones, los pensamientos, el íntimo desasosiego, y están aromados sus versos de porteñidad.  Lo cotidiano es un anclaje necesario para instalarnos en distintos paisajes de nuestras vidas. Aquel encuentro en la esquina con la noviecita del barrio era una constante. Y Canet se embarca en este viaje emocional con las frases precisas, y la música que las galvaniza.

Hoy al recordarla...
en el alma siento que llegan lamentos                                 
de amores lejanos...
Y en los bandoneones...
noto que enredadas las notas cansadas
me dicen: ¡Hermano!
Hoy al recordarla...
iré en mi locura, por calles oscuras
que saben mi angustia...
Qué noche más triste...
Surgen los recuerdos y en sombras me pierdo
llorando su amor.


Tiene como un poder vivificatorio, te lleva en la pista a babucha. El sonido de ciertas palabras te tocan y la música es como una segunda naturaleza tuya. Quizás no se pueda racionalizar pero  lo sentís y ya está. El corazón susurrante te lleva hacia alguna parte oscura, distante. ¿Será la fuerza de los tangos?  Uno retrata en algunos versos de tango sus yacimientos de tiempo y la memoria hace el resto. Por eso, este tema, con la envoltura tan linda de su música, tiene ese poder letárgico.

Me gustan las tres grabaciones que mencioné pero como anoche, me hizo toc toc en el cuore, la versión de Carlos Di Sarli con la voz de Jorge Durán, allá voy con este tema grabado el 31 de julio de 1945. Juná y escuchá las manos de Di Sarli.

Hoy al recordarla- Carlos Di Sarli-Jorge Durán


lunes, 21 de noviembre de 2016

Poemas, tangos, valses en la lluvia.

El único argentino que conocí, además de mis profesores de castellano, que pronunciara las elles, como nos enseñaron, fue el presi Arturo Frondizi. Él decía lluvia, calle, orgullo, belleza, así como suena. Nosotros lo cambiamos y batíamos yuvia, caye, orguyo, beyesa, tal cual suena. Y les nuevas generaciones le volvieron a dar su toque y ahora es shuvia, cashe, orgusho, beshesa... ¡Que vachaché! el idioma es como el chicle, o el bandoneón, se estira, se abre, cierra y sobre todo canta. Y nosotros cantamos...

 Porque además de meternos los tangos en el cuore, como si se tratase de un cofre, también, a veces, escribimos algunos poemas referidos al gotán, viste. "A veces, algunas veces, el cantor tiene razón", como cantaba la navarra María Ostiz.





                                       

Y porque en Madrid llueve-yueve-shueve desde el domingo a la matina y a va seguir descargando agua del cielo unos cuantos días. Por eso, mientras escucho algunos tangos y valsecitos, acompañando al mate temprano y las medialunas, como paraguas contra la mufa, estirando la nostalgia, este tango de Adolfo Avilés y Torres Ríos: Mirando la lluvia, me pone la marcha atrás automática. Lo grabó Pugliese con las voces de Chanel y Morán:

Tras los vidrios turbios, mirando la lluvia,
unas cuantas cartas, un perfume viejo
y una trenza rubia...

Y me pongo a bucear precisamente en unos cuantos versos que fui escribiendo en el tiempo. Y de pronto me reencuentro entre mis marchitos papeles, con este poema que tenía bastante olvidado, pero que quiero rescatar ahora, en esta página. Y lo comparto con ustedes, total...llueve....




De Milongas                                                                
                                                                                              “..¿Quién, al oír el arranque
                                                                                                  de un son tan brillante,
                                                                                                  no sale a bailar?...”
                                                                                                           Leopoldo Díaz Vélez

El farol epónimo alumbra.

Al escuadronar las móviles siluetas               
en el espacio mítico,
un laboratorio de alquimia existencial y emocional
poderoso, contubernal,
descubre el magma de la memoria,                                                      
y el nudo de los cuerpos devora la noche,
decenas de vida se entrecruzan
de forma bellamente plástica,
cuando la música, vibrando femenina,
es la arcilla sobre la que se modela el acto coréutico
 y tocados por una extraña sensación del abismo,
embriagados de vida
cosquilleando
con los énfasis necesarios del sentimiento personal
donde no existe el qué sin el cómo,
-celebrantes- bailan el eterno tango.

y el aedo amplifica cantábiles melodías
que abrevan en el agujero de la nostalgia
Y el afinado engranaje avienta su liturgia
en el viaje del bailarín a la libertad.


                                          j.m.o. 



Y cuando uno está en el baile, baila. Eso decíamos. así que me encontré con este otro que tenía perdido y que también tiene que ver con ese íntimo desasosiego, la noche brusca que llega y que me pone frente al pozo de la memoria, flaqueando en el via crucis a que nos someten los políticos de pacotilla y las cosas olvidadas que vuelven desteñidas, según el Catunga Contursi dixit




Nocheando


Nochear
Con la luz de las estrellas
Iluminando destinos,
Sueños de amor infinito,
Franqueando sombras de vida
Con una insomne ilusión.                                         
Nochear
Con la música de un tango
Llegando desde el recuerdo
Y hurgando, mágico, un tiempo                      
Hasta el fueye de Pichuco
Y el fiel compás de Don Juan                                       

En ese paisaje amigo
noctambuleando con vos
Royendo tus labios tiernos,
Envolviéndonos de olvidos
En la inanidad de nochear,
Es pactar con la aventura,
Con dulce avidez de amar,
Con vigilias, luz de luna
Y ese nudo de los cuerpos
Que enmarca la inmensidad.

Nochear
Junto a nuestra amada en celo,
Abrazados, fantasiosos,
Desparramando piruetas
Imantados por la orquesta
Girando en tiempo de vals.
Nochear
Con los sentidos expuestos,
El umbral del alma un temblor,
Las ansias de las caricias,
Bajo la piel afiebrada
Viboreando el corazón.


                    j.m.o.

Me piacce tantísimo la poesía, los grandes escritores que han derramado poemas para la posteridad. Y cada uno, modestamente se imbrica en el tema con el mayor o menor talento que la vida le ha dado.
No pretendo deslumbrar a nadie, simplemente mostrar esa otra faceta que siempre tuve y que nos sirvió a los muchachos de la barra para recordar pasadas hazañas o noches de jolgorio. Son todos papeles perdido en la barahúnda de la vida y no me preocupa. Lo que sobra es papel, pluma  e imaginación, para trazar unos versos simplones pero que me sirven para dibujar retazos de vida.

                                    


Que además acompaño con el citado tango de Pugliese-Chanel-Morán, grabado el 20 de diciembre de 1946. Y mi amigazo de Mataderos, Ángel Yonadi, que tuvo la idea de incrustar, recitando, mi verso dedicado a Angelito Vargas, el ruiseñor de Parque Patricios, en un tango de la genial yunta: D'Agostino-Vargas.Se trata de Adiós arrabal, de Juan Bauer y Carlos Lenzi, grabado el 9 de septiembre de 1941. Vamos...

Mirando la lluvia- Osvaldo Pugliese-Chanel-Morán