martes, 18 de agosto de 2015

Triste paica

Vale la pena recordar este tango que no ha sido muy difundido, por la letra, que le pertenece a Homero Manzi, y porque curiosamente hay muchas palabras lunfardas incrustadas en el poema, cuando es bien sabido que Homero muy raramente usaba vocablos de este tipo. En cambio se daban muy bien en los tangos de Pascual Contursi, Celedonio Flores, Carlos Waiss, Eduardo Escaris Méndez y otros autores.

La música le pertenece al bandoneonista y violinista Juan Pecci, hijo del legendario flautista de la guardia vieja Vicente Pecci, que desarrolló casi toda su carrera especialmente en Europa, enrolado en la orquesta de Eduardo Bianco, o en pequeños conjuntos que iba formando con otros compatriotas. Se fue muy joven de Argentina, recién cumplido el servicio militar y su encuentro con Manzi para pergeñar este tango fue en el barrio de San Cristóbal, donde vivía el músico con su padre.  Homero no muy lejos de allí, en el pasaje Danel donde supo habitar con su hermano en el barrio de Boedo.

                                       
Homero Manzi en Mar del Plata


El tema fue creado en 1928 y grabado por Francisco Canaro con la voz maestra de Charlo, que como todos los chansonniers de la época, sólo cantaban un trozo del tango. En este caso la primera décima de un total de cuatro partes, que acá reproduzco por lo inusual de la escritura de Manzi, ese grande de la literatura que supo hermosear el tango a lo largo de su corta vida.

TRISTE PAICA

Un patio de conventillo
bajo la parra fulera
y una viola dominguera
que esgunfia con su estribillo;
un compadre estilizado,
salido de los versos
de Carlos De la Púa,
y un lunfardo remanyado,
bacán de la ganzúa
por pura vocación.

Sobre el viejo patio'e ladrillo
paran dos pibes un bolón
y el encargao del conventillo
tira la bronca con razón.
Si pegás de repe, no vale,
dice el rebolo cascador,
porque los pibes del suburbio
nunca la ganan a traición.

Cien pasiones se prendieron
en la antorcha de sus ojos
y en sus lindos labios rojos
y en las crenchas de su pelo,
porque, igual que los gorriones,
sus veinte primaveras
sangraban sus canciones,
en el patio proletario
perfumado de diosma,
de orégano y clavel.

Sobre el viejo patio'e ladrillo
tuvo el lunfardo una ilusión,
y la pebeta del conventillo
en su prontuario fue una flor.
Pero enceguecido de celos
el otro taita compadrón,
sin la nobleza de los pibes
vino de repe y lo mató.

                                       
Juan Pecci entre Batisttella y Gardel en Niza
 

Evidentemente Homero era muy jovencito cuando escribió estos versos, que no tienen nada que ver con su trayectoria posterior en ese sentido, que lo encumbraría entre lo más selecto del género. Y mucho más raro es su sociedad con Pecci que vivió incluso quince años en Grecia luego de otros largos años en París y periplos por numerosas ciudades de Europa. Cuando volvió al país en 1954,  Manzi había dejado este mundo tres años antes. Según afirman algunos, el tango lo estrenó en Europa el cantor José F. Cohan en el Casino Municipal de San Remo -Italia- en 1929. Como datos curiosos agrego que Dizeo y Gentile hicieron un tango con el mismo nombre. Ni Pecci ni Manzi  inscribieron el suyo en SADAIC.

Y ya que estamos en el baile, bailamos con la orquesta de Francisco Canaro, la voz de Charlo, y esta grabación de Triste paica, realizada el 18 de abril de 1928.

Triste paica- Charlo con Francisco Canaro

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