lunes, 31 de agosto de 2015

Bahía Blanca

Aunque ya le he dedicado una página del blog a este delicioso tango de Don Carlos Di Sarli, hoy me levanté con esta música en mi cabeza y no puedo dejar de paladearla. Porque es como un sedante para los nervios, según feliz expresión de Francisco García Jiménez, pero a la vez muy milonguera la música y la interpretación de la orquesta.

Cabe destacar que lo escribió en un momento de capa caída para el tango, cuando venía barranca abajo y había sido dejado de lado por la juventud. El rock primero, luego el pop, El club del clan que el ecuatoriano Ricardo Mejía pondría en pie desechando al tango desde su puesto en la RCA Victor, en 1960, y hasta el auge del folklore, destiñeron por unos largos años a la música ciudadana.

Di Sarli no llegó a ver esa fugaz creación y el desastre que hizo este gerente comercial con toda la discografía tanguera, porque falleció en 1960 precisamente, pero alcanzó a crear este tango que sigue girando infinitamente en los aparatos reproductores para deleite de los milongueros. Y realmente es un goce, un enorme placer el poder bailarlo en la pista.

                               


En nuetra barra juvenil, muy tanguera, éramos como treinta muchachos de barrio. Yo aprendí a bailar el tango, siendo un pibe,  de la mano de los más grandes. Particularmente era hincha de Troilo, y para bailar prefería a D'Arienzo. La mayoría eran fanas de Pugliese y un par de ellos de Di Sarli. Cuando se armaban las discusiones, que eran acaloradas, y salía a la palestra el nombre de Di Sarli, ahí coincidíamos todos, era una orquesta maravillosa que nos hacía disfrutar a tutiplén.

Bahía Blanca fue la ciudad natal de este gran pianista, que explota efectos antipianísticos para lo que se usaba entonces. Su diálogo con los violines le confería una atmósfera especial, tanto para escuchar como para bailar. Era distinto a todos y su disco instrumental Organito de la tarde (música de Cátulo Castillo- 1924), grabado en agosto de 1954, vendería dos millones de piezas. Tenía 5 bandoneones y seis violinistas en la orquesta y sonaba como los ángeles.

                                       


Lo cierto es que el sonido que Di Sarli consiguió con su orquesta, fue como un regalo de los dioses para los tangueros. Y directores  como Troilo,Salgán o Tanturi no vacilaron en admitir su admiración por la música que lograra el pianista bahiense con su formación. El mismo Di Sarli afirmaba: "Encontrar una interpretación exacta del tango, que tiene múltiples facetas, no es tarea fácil. Hay que comenzar por tener condiciones naturales y luego estudiar a conciencia".

Lo curioso es que no tenía grandes orquestaciones pero lograba un sonido muy especial, sobre todo por la imaginación de sus dedos en el piano y la preeminencia en los violines en desmedro de los bandoneones, aunque los tuviera muy buenos en este último rubro.

                                                 


Bahía Blanca lo había pergeñado allá por los años treinta y terminó de concretarlo a mediados de los años cincuenta. Lo grabaría en 1957 en la RCA Victor y un año más tarde repetiría en discos Philips. Fue un sacudón importante para el alicaído tango. Recuerdo que íbamos al Balneario El ancla ,de Vicente López,  con mi novia de entonces, y solían pasar en la confitería del mismo, música romántica. De repente sonaba Bahía Blanca, por Di Sarli, y nos quedábamos admirados de esa interpretación.

Sí, este tango tiene magia, nos despierta muchos sentimientos. Acá los dejo con la primera versión del 21 de noviembre de 1957.

¡Cuánta nostalgia disparan esos violines, porfa!!!

08- Bahía Blanca - Carlos Di Sarli


sábado, 29 de agosto de 2015

BIEN MILONGA

Llega septiembre y llega la milonga a la Casa de Aragón en Madrid. Volvemos luego de las vacaciones de Agosto, donde el sol, la arena y sobre todo las aguas templadas del Mediterráneo nos renovaron en todo sentido. Regresamos con fuerza y con  muchas ganas de dibujar en el piso de madera lustrada, con esa emoción antigua que nos atacaba en los preámbulos de la milonga del sábado o del domingo.

                                          
   


En este caso arrancamos el Martes 1º de setiembre y seguiremos todos los martes y sábados del año e anche piú. Cuando nos tiramos un mes sin milonguear, el cuore y los remos nos están pidiendo cancha y mientras voy armando la discoteca para este martes y sábado próximo, lo recuerdo al gran Raúl Berón cantando con Miguel Caló esa Milonga antigua, de Rafael Pignataro y Carlos Parodi.

Milonga, la clara huella
cuando en un baile me arrimo,
que me indica en el racimo
de mujeres la más bella;
y es al son de tu querella
que mis palabras desato;
y en el corazón las ato
de la que me gusta más,
mientras sigue tu compás
la punta de mi zapato.

Sí, es cierto que se trata de letras y músicas antiguas, pero qué sabor tienen y cómo empujan en la pista, todo ese bagayo de temas que se inventaron los muchachos en el veinte, el treinta, el cuarenta y suma y sigue... No pararon nunca de alimentarnos con esta música que es el alma de los tangueros y los milongueros.

Y para ir abriendo boca, me rajo hasta Singapur para ver a la pareja de Taiwan: Agnes Tang y Derrick Lee bailando el tango Ansiedad por Juan D'Arienzo, y Alberto Echagüe cantando los versos.




Y en el mismo Festival de Singapur, está la pareja integrada por Sergy Podbolotny y Ping Yu, procedentes de Shangai y Ucrania, bailando este valsecito: Recuerdo, por Ricardo Tanturi y la voz inconfundible de Alberto Castillo.


                                                                      

Y para cerrar las actuaciones de este sábado 29 de Agosto  (questa notte habrá que mangiare los ñoquis del 29, ¡ojo!), me voy a un Festival en Pamplona -España- y vemos a los porteñazos Ezequiel Herrera y María Antonieta Tuozzo (su padre era un milonguero de Parque Patricios). Y se arrancan con esta milonga: Ella es así, por la orquesta de Edgardo Donato, cantando Horacio Lagos.

                                      

                                  

viernes, 28 de agosto de 2015

Canaro en Japón

Pareciera que Francisco Canaro estuvo en todas, pero esta vez se trata de Juan Canaro que quedó en la historia, principalmente por haber encabezado aquella orquesta que actuó en el país del lejano oriente y abrió importantes caminos al tango. Dicha embajada artística, terminó de galvanizar el amor que sentían los japoneses por este género, y llevaban tiempo demostrándolo  de diversas maneras.

La gira arrancó a fines de 1953, pero ya un año antes, una cantante nipona, que interpretaba los temas por fonética, llega a Buenos Aires, actúa en un programa radial de difusión masiva y consigue los plácemes del público. Se llamaba Ranko Fujisawa y su esposo Shimpei Hayakawa, dirigía en Japón  la Orquesta Típica Tokio, lo que hablaba claramente del impulso que había cobrado el tango en aquel país. Ranko grabó en Buenos Aires acompañada por la orquesta de Víctor Buchino. Luego registraría con Miguel Caló una lista de temas e incluso alguno con Carlos García.

                                           


Los japoneses pretendían efectivamente llevarse a Pirincho, pero éste se negó a viajar, y el elegido fue su hermano Juan. El empresario Bernardo Salas se hizo cargo de la aventura como manager y fueron reclutados músicos de muy buen nivel con los cuales se armaría la orquesta bajo la dirección de Juan Canaro, que además llevaría dos voces de mucho tirón, como la consagrada María De la Fuente y Héctor Insúa, que venía de cantar en las orquestas de Horacio Salgán y Ástor Piazolla, entre otras.

Los arreglos del repertorio les fueron encargados a Argentino Galván, Ástor Piazzolla y Osvaldo Tarantino y la orquesta estaba integrada por: Alfredo Marcucci, Arturo Penón y Ramón Torreyra en bandoneones; Hugo Baralis, Emilio González y Henry Balestro en violines; Rufino Arriola en contrabajo y Tarantino al piano. Además completaron la comitiva, la pareja de bailarines Julia y Lalo Bello y un folklorista, Silvano González.

                                           
María de la Fuente, Baralis, Marcucci, Insúa, Penón, Tarantino, Canaro y el resto


El avión con la comitiva despegó de Buenos Aires en diciembre del 53 y después de dos días de viaje arribó a Tokio. donde fue recibida con honores oficiales. El debut se produjo en el Teatro Nichiyeki, con la presencia de la familia real en el palco, y el aforo completo. Juan Canaro escribió dos temas que se estrenaron esa noche: A su majestad y Saludo a Japón. La gira fue un éxito total en asistencia de público y críticas y el tango recibió su visto bueno definitivo.

Le contaba Osvaldo Tarantino a Horacio Ferrer, posteriormente:

  -La recepción fue la mejor que podías imaginar. El público deliraba, gritaba y lloraba de felicidad en ése y en otros teatros, jamás con menos de tres mil localidades, durante los sesenta recitales que dimos saliendo de la capital a casi todas las islas del país. Recuerdo especialmente nuestras actuaciones en Osaka, Kobe, Yokohama. En Hiroshima las topadoras estaban todavía rehaciendo calles, pero el acontecimiento del tango superaba todo lo sospechado por nosotros y todo lo que nos habían contado antes de partir. Tocamos también en radios y grabamos dos discos de larga duración. Fue para no olvidárselo nunca más.

                                             


Esto explica lo que llega a ser luego el tango en ese país tan lejano. Jorge Caldara y Fernando Tell, se radicarían un tiempo allí y dirigirían orquestas formando a músicos nipones.  Juan Canaro, incluso, retornará cuatro años más tarde, antes de retirarse definitivamente de las actividades artísticas para ir a vivir a Mar del Plata, donde fallecería en 1977.

La senda abierto por la delegación que encabezó Juan Canaro, sería transitada a partir de ahí por orquestas, músicos, cantantes de ambos sexos, y parejas de baile. El tango es hoy día una de las expresiones musicales que se imponen en el gusto de las japoneses. Incluso hay orquestas autóctonas que suenan muy bien y bailarines que se exhiben por el el mundo.

                                       


Vamos a recordar un par de temas de aquellos que grabó la orquesta en Japón, durante ela año 1954. El primero de ellos es Yira Yira, de Enrique Santos Discépolo, cantando Héctor Insúa. Y a continuación, Loca de Manuel Jovés y Manuel Romero, con la hermosa voz de María De la Fuente.

26- Yira yira - Juan Canaro - Héctor Insúa

27- Loca- Juan Canaro-María De la Fuente


miércoles, 26 de agosto de 2015

Sangre azul

Hoy traigo al blog este tango olvidado, porque ganó el Primer Premio en el Cuarto Concurso del Disco Nacional, en tangos Instrumentales, del año 1927. El mismo se realizaba en el Palace Theatre que estaba ubicado en la porteña calle Corrientes 757 y su autor fue el uruguayo Fioravanti Di Cicco, que lo dedicó a la señora Margot Tenaud. Curiosamente, el tercer premio de esta categoría lo obtuvo el tango Río de oro, del mismo autor en sociedad con Lucio Demare.

La orquesta animadora del concurso fue en esta ocasión la de Francisco Canaro con los cantores Agustín Irusta y Roberto Fugazot. Y el mismo Canaro grabaría Sangre azul, el 5 de agosto de ese año. Precisamente Fioravanti Di Cicco era pianista de su orquesta, como también militarían en la misma sus hermanos Enrique (Minotto) y Ernesto, pero éstos fungían de bandoneonistas. Y Ernesto terminaría incluso siendo secretario de Pirincho, que apreciaba muchos sus dotes personales.



Fioravanti era el menor de los Di Cicco, que no tenían sangre azul, ya que sus padres eran inmigrantes italianos, de esos cientos de miles que partieron en busca de un mejor destino en toda América. El jefe de familia era acordeonista y fue transmitiéndoles sus conocimientos musicales a los hijos. Minotto y Fioravanti, aprendieron a manejar el instrumento y posteriormente estudiarían seriamente, volcándose los dos mayores al bandoneón y Fioravanti al piano.

Este último comenzó tímidamente a tocar en lugares de expansión, en pequeños conjuntos con su hermano Ernesto y se enrolaría en la orquesta de Minotto, lo mismo que Ernesto, y será convocado por Francisco Canaro para su agrupación. Es en 1925 cuando Pirincho decide pegar el salto a Europa y lleva su orquesta que integran: el mismo Canaro y Agesilao Ferrazzano en violines; Carlos Marcucci y Juan Canaro en bandoneones; Rafael Canaro en contrabajo y serrucho; Romualdo Lo Moro en batería, Fioravanti Di Cicco al piano y Teresa Asprella como cantante. El pomposo título de CANARO ET SA SYMPHONY, le sirvió de carta de presentación.


Había viajado también Lucio Demare con ellos pero Canaro armó con él, Agustín Irusta y Roberto el famoso trío que tanto daría que hablar. Les costó conseguir el permiso de trabajo pero finalmente lo consiguieron, debiendo vestir el clásico traje de gauchos y el debut sería en el Dancing Florida, con mucha aceptación por parte del público, lo que les valió para  ser invitados a trabajar en Estados Unidos. Con su enorme visión, Canaro dejó una orquesta armada en París, en la cual estaba Demare al piano,  y partieron en barco para la nueva aventura.

La presentación fue en el Hotel Mirador de Nueva York y la orquesta quedó formada por Fioravanti Di Cicco al piano; Ernesto Bianchi,  Juan Canaro y Luis Petrucelli en bandoneones; Pirincho y Emilio Puglisi en violines, Romualdo Lo Moro en batería; Linda Thelma como cantante y el Vasco Casimiro Aín con su compañera como bailarines., que ya andaban haciendo firuletes por distintas ciudades norteamericanas. Al enfermarse Linda Thelma, su lugar lo ocuparía Carmen Alonso, una cancionista que estaba en dicha ciudad yanqui y además hablaba inglés...

                                               
La orquesta de Canaro en Nueva York. Di Cicco sentado al piano

Fioravanti se había acostumbrado a los viajes, regresaría fugazmente a Montevideo para integrarse en la orquesta que había formado su hermano Minotto, y luego de algunass actuaciones en Buenos Aires, decidió rumbear hacia Europa, donde se establecería definitivamente. En la ciudad italiana de Turín, encontró su pareja de vida, formó una familia y además de actuar, se dedicó a la enseñanza.

                                        

En Buenos Aires compuso dos temas junto a Carmelo Santiago, que siguen iluminando a los milongueros en la pista: La melodía de nuestro adiós y la Melodía del corazón. En este último tema participó también Héctor Artola. Con Francisco García Jiménez realizó el tango Navidad.

Y para ilustrar la historia de marras podemos escuchar Sangre azul, en la versión de Francisco Canaro. Y también les dejo Río de oro en versión de la orquesta Juan Maglio Pacho, también grabado en ese año 27.

02- Sangre azul- Francisco Canaro

Río de oro - Juan Maglio Pacho




                                                  





lunes, 24 de agosto de 2015

Roberto Peppe

De este excelente bandoneonista, guardo un recuerdo personal bastante triste, porque falleció justo antes de actuar la orquesta de Osvaldo Pugliese en el Club Atlético Huracán, donde fuimos con la barra a milonguear ese sábado, como lo hacíamos siempre. Lo anunciaron por los micrófonos y se hizo un minuto de silencio en su homenaje.

Era un excelente bandoneonista que integraba esa líneas de fueyes junto a Osvaldo Ruggiero, Jorge Caldara (luego Mario Demarco) y Esteban Gilardi. Además de ello también estaba encargado de varios arreglos en la orquesta, y entre otras cosas era profesor teniendo algunos alumnos que destacarían luego. Había nacido en 1921 y tenía en el momento del fallecimiento, apenas 34 años.

                                            
Roberto Peppe -der.- en la orquesta de Lucio Demare (Gentileza Fabián Coronel)

Su muerte ocurrió en las aguas del Rio de la Plata a la altura de Vicente López, producto de un accidente. Había nacido en Mercedes, provincia de Buenos Aires, y sus restos mortales fueron enterrados en su ciudad natal. En la orquesta lo reemplazaría Ismael Spitalnik, pero su recuerdo permanecería, por los valores humanos, su maestría y el hermoso tango que compuso cuando actuaba en la orquesta de Lucio Demare: El refrán, además de algunos arreglos.

Demare lo dejaría grabado el 20 de septiembre de 1951, y un mes más tarde, cuando Peppe ingresa en la orquesta de Osvaldo Pugliese, también lo lleva al disco este último, el día 2 de octubre del mismo año. En el conjunto de Pugliese, Roberto Peppe había reemplazado a Oscar Castagniaro.

                                  

Este malogrado bandoneonista mercedino, había debutado de muy pibe en una orquesta de su pago y con los deberes hechos se largó a la Capital para confirmar su nivel. Pasó por un par de conjuntos y ya era un fueye de primera cuando lo incorpora Lucio Demare a su orquesta, formando la línea de fueyes junto a Santiago Cóppola, Máximo Mori y Domingo Capurro. El talentoso Mori le daría sus bendiciones, y lo alentó cuando dió el salto al conjunto de Pugliese. 

Ante el fallecimiento de su compañero, Esteban Gilardi, le dedica el tango: A Roberto Peppe. La orquesta de Pugliese lo dejará grabado el 20 de marzo de 1956.

Y precisamente para recordarlo, podemos escuchar su tango, El refrán por la orquesta de Osvaldo Pugliese.

042- Osvaldo Pugliese - El refrán


sábado, 22 de agosto de 2015

Sollozo de bandoneón

Si habremos bailado este tango de Enrique Cadícamo y Ricardo Tanturi, grabado por la orquesta del  pianista de Barracas, con la voz de Enrique Campos. Y aunque la grabación sea de 1943, hoy nos sigue acompañando en innumerables milongas, porque tiene ese toque genial que albergaban aquellos tangos. La forma como la orquesta va cortando la música es genial, igual que los solos de fueyes. La voz maravillosa de Enrique Campos le da el toque definitivo.

Ven a bailar, que quiero hablarte,
aparte de tus amigas.
Quiero que escuches mi fracaso
y que en el tango mis pasos sigas.
Después de un año vuelvo a hallarte
y al verte me pongo triste,
porque esta noche he de contarte
que por perderte sufro de amor.

                                 



Son estas cositas que me atacan el día sábado, con su infalible noche milonguera. Porque, ¿a quien no le habrán tocado estos avatares de encuentros y desencuentros, de amores y desamores, en esas noches enfebrecidas de la milonga?  Pero, yo sigo juntando ganas para la reapertura de BIEN MILONGA, una vez retornados de las vacaciones y con la Casa de Aragón de Madrid, otra vez recibiéndonos con sus puertas abiertas para los bailarines de Madrid y visitantes, los Sábados y Martes, a partir de Setiembre.

Y como todos los saturdays me doy una vueltita por las distintas milongas del mundo para ver a estas parejas que nos encienden el ánimo y nos empujan a la pista de baile.

Por ejemplo podemos ver a a la pareja integrada por Facundo De la Cruz y Paola Sanz, bailando en Sunderland, el tango del título que me está motivando esta mañana sabatina: Sollozo de bandoneón.

                                                


De acá me subo al avión, me voy a Nueva York, visito la milonga "Nocturne", y me encuentro a Eleonora Kalganova y Michael Nadtochi, girando con el Valsecito criollo que ejecuta la orquesta del "Grillo", Juan D'Arienzo.

                                     


Hago yirar el globo terráqueo que tengo sobre mi mesa, de repente planto el dedo en un sitio del mismo y me encuentro en Moscú. Y hurgando por esta gran ciudad, vuelvo a toparme con esta bailarina rusa, Eleonora Kalganova, pero esta vez bailando con Sebastián Arce, la milonga Retrolonga, por la orquesta Electrocutango. Mirá vos.








                                                                         

jueves, 20 de agosto de 2015

El cuarteador

Hoy vengo con este tango tan lindo de Enrique Cadícamo que muestra uno de los oficios de aquel viejo Buenos Aires, cuando había especialistas en desatascar a los carros atrapados en el barro o que no lograban subir una barranca por las calles empinadas. El trabajo de cuarteador como se les llamaba a los especialistas en acudir en auxilio de los atrapados en esa situación, requería de mucha pericia.

Ángel Villoldo, el legendario prócer del tango que fue a grabar en París y escribió entre sus muchas obras El choclo, fue cuarteador en su juventud, antes de dedicarse a las letras de tango y a escribir en algunas revistas. Para ello se necesitaba un caballo como el suyo, de gran potencia y habilidad. Villoldo ataba una soga al caballo más fuerte del tranvía o carro, le daba un rebencazo al suyo y así conseguía sacarlo del brete.

                                   


Como él hubo bastantes cuarteadores en las zonas alejadas del centro, y con una ciudad que todavía no había alcanzado la modernización de la misma. Estamos hablando de comienzos del 1900. El escritor José Pacífico Otero,  en su libro "La crisis de mi fe", publicado en París en el año 1914 describía aquella urbe:

  -Las veredas eran altas y estrechas; las calles no estaban pavimentadas sino empedradas; y en ciertas esquinas de curvas peligrosas o de un repecho difícil, hacían estación los cuarteadores, elemento donde predominaba el compadrito porteño.

                                 


La cuarta se denominabas al lazo auxiliar con que se ayuda a los vehículos empantanados o ante una dificultad del camino. Alude a las cuatro partes en que inicialmente se doblaba el lazo, para darle más resistencia. Y como explicaba José Gobello, se llamaba cuartear a ayudar con la cuarta. Y cuarteador al que presta auxilio mediante la cuarta.  De todos modos para este oficido se necesitaba ser baqueano y hombre de a caballo que en aquella Buenos Aires los había a montones, porque a los gauchos los iba alistando incluso la ciudad, ganándole tierras al campo.

                                     

   
El prolífico y gran creador de tango que fue Enrique Cadícamo, nacido precisamente en las afueras de la Capital, en una estancia cerca de Luján, cuenta en sus Memorias:

  -Compré un minipiano "Carlit" en el que comencé a componer temas. Se me ocurrió a título de ensayo, escribir letras y adaptarles yo mismo la música, que, por exceso de modestia comencé a firmar con el criiollísimo seudónimo de Rosendo Luna. El primero de esta serie se tituló El cuarteador.

  -Aníbal Troilo que actuaba en El Mundo, solía venir después de la audición a tomar una copa. En una de esas fugaces visitas le hice escuchar precisamente El cuarteador.

  Muy entusiasmado, se lo llevó manuscrito y días después lo estrenó en la radio y en el cabaret Tibidabo. La voz de su cantor Fiorentino realizó una creación original transformándolo en un éxito, identificándose tanto con esa novedad, que sus admiradores comenzaron a llamarlo El cuarteador de Barracas.

                                               
Pichuco y Fiore en aquellos años de lujo para el tango


Aparte de las palabras de Cadícamo que era un verdadero cuarteador para orquestas y cantores, es cierto que el tango resultó un exitazo cantándolo todo Buenos Aires y yo lo sigo bailando en la milonga llevado por la mano maestra de Orlando Goñi en el piano (otro cuarteador) y el fueye de Troilo que dibujan como cracks. Y la voz de Fiore es angelical.


                               

Troilo-Fiore lo grabaron el 7 de septiembre de 1941. Al año siguiente Enrique Cadícamo realiza dos cortometrajes cinematográficos de esos que hoy se llamarían videoclips, con Ángel D'Agostino, la orquesta y con Ángel Vargas interpretan El cuarteador y Tres esquinas.

Para recordarlos y gozarlos acá están.

08- El cuarteador - Troilo-Fiore

07- El cuarteador - D'Agostino-Vargas


martes, 18 de agosto de 2015

Triste paica

Vale la pena recordar este tango que no ha sido muy difundido, por la letra, que le pertenece a Homero Manzi, y porque curiosamente hay muchas palabras lunfardas incrustadas en el poema, cuando es bien sabido que Homero muy raramente usaba vocablos de este tipo. En cambio se daban muy bien en los tangos de Pascual Contursi, Celedonio Flores, Carlos Waiss, Eduardo Escaris Méndez y otros autores.

La música le pertenece al bandoneonista y violinista Juan Pecci, hijo del legendario flautista de la guardia vieja Vicente Pecci, que desarrolló casi toda su carrera especialmente en Europa, enrolado en la orquesta de Eduardo Bianco, o en pequeños conjuntos que iba formando con otros compatriotas. Se fue muy joven de Argentina, recién cumplido el servicio militar y su encuentro con Manzi para pergeñar este tango fue en el barrio de San Cristóbal, donde vivía el músico con su padre.  Homero no muy lejos de allí, en el pasaje Danel donde supo habitar con su hermano en el barrio de Boedo.

                                       
Homero Manzi en Mar del Plata


El tema fue creado en 1928 y grabado por Francisco Canaro con la voz maestra de Charlo, que como todos los chansonniers de la época, sólo cantaban un trozo del tango. En este caso la primera décima de un total de cuatro partes, que acá reproduzco por lo inusual de la escritura de Manzi, ese grande de la literatura que supo hermosear el tango a lo largo de su corta vida.

TRISTE PAICA

Un patio de conventillo
bajo la parra fulera
y una viola dominguera
que esgunfia con su estribillo;
un compadre estilizado,
salido de los versos
de Carlos De la Púa,
y un lunfardo remanyado,
bacán de la ganzúa
por pura vocación.

Sobre el viejo patio'e ladrillo
paran dos pibes un bolón
y el encargao del conventillo
tira la bronca con razón.
Si pegás de repe, no vale,
dice el rebolo cascador,
porque los pibes del suburbio
nunca la ganan a traición.

Cien pasiones se prendieron
en la antorcha de sus ojos
y en sus lindos labios rojos
y en las crenchas de su pelo,
porque, igual que los gorriones,
sus veinte primaveras
sangraban sus canciones,
en el patio proletario
perfumado de diosma,
de orégano y clavel.

Sobre el viejo patio'e ladrillo
tuvo el lunfardo una ilusión,
y la pebeta del conventillo
en su prontuario fue una flor.
Pero enceguecido de celos
el otro taita compadrón,
sin la nobleza de los pibes
vino de repe y lo mató.

                                       
Juan Pecci entre Batisttella y Gardel en Niza
 

Evidentemente Homero era muy jovencito cuando escribió estos versos, que no tienen nada que ver con su trayectoria posterior en ese sentido, que lo encumbraría entre lo más selecto del género. Y mucho más raro es su sociedad con Pecci que vivió incluso quince años en Grecia luego de otros largos años en París y periplos por numerosas ciudades de Europa. Cuando volvió al país en 1954,  Manzi había dejado este mundo tres años antes. Según afirman algunos, el tango lo estrenó en Europa el cantor José F. Cohan en el Casino Municipal de San Remo -Italia- en 1929. Como datos curiosos agrego que Dizeo y Gentile hicieron un tango con el mismo nombre. Ni Pecci ni Manzi  inscribieron el suyo en SADAIC.

Y ya que estamos en el baile, bailamos con la orquesta de Francisco Canaro, la voz de Charlo, y esta grabación de Triste paica, realizada el 18 de abril de 1928.

Triste paica- Charlo con Francisco Canaro

sábado, 15 de agosto de 2015

La milonga y yo

Claro que hoy, por ser sábado, podría contar infinidad de historias de mis noches milongueras y las que llevamos a cabo en la Casa de Aragón de Madrid, con el nombre de BIEN MILONGA, pero este mes de Agosto la Casa está cerrada por vacaciones y entonces hago un repaso a vuelo de pájaro por otras pistas.

Y lo hago con la misma mirada de Leopoldo Díaz Vélez, que fue cantor y luego excelente creador de tangos, valses y milongas, entre los cuales figura ésta que encabeza hoy el blog en su título.

Vamos subiendo la cuesta
que arriba la noche
se viste de fiesta;
vamos que arrullan los fueyes
y al ritmo de un tango
recuerdos nos llueven...  

                                       


Como buen milonguero también tiene otros temas que aluden a ese sitio donde compartimos el gusto de bailar tangos y otras músicas del género en lo que se da por llamar, el baile social. Y aunque tengo los remos quietos porque también estoy de vacaciones en este veranito europeo, me doy una vuelta por otros sitios en forma virtual y veo cómo interpretan el ritmo milonguero en distintos puntos de este mundo convulso.

Para comenzar el desfile por las pistas del globo terráqueo, podemos ver a los japoneses Hiroschi y Kyoko Yamao, bailando en La milonga "Los sueños" de Singapur, el tango Que falta que me hacés por la orquesta de Miguel Caló, cantando Alberto Podestá.




 

Y ahora me ataca la nostalgia y los recuerdos me atoran. Porque recuerdo a ese gran bailarín milonguero y mejor persona, que fue Osvaldo Zotto. Un crack. Me da un poco de melancolía verlo porque se nos fue demasiado joven, cuando pudo ser el gran referente de los futuros milongueros por su técnica, su manejo de los tiempos y el gran sentimiento tanguero.

Acá lo vemos en Rímini -Italia-, bailando con  Mariela Gisela Avanzi, el tango Tú...El cielo y tú, por la orquesta de Carlos Di Sarli, con la voz de Alberto Podestá.

                           

Bueno, ya acusé que me atacó la nostalgia y me entrego a ella totalmente. Por eso traigo de nuevo a esa pareja que maravilló al mundo, Javier y Geraldine, bailando en Bologna, Italia, la milonga La espuela. ¡Que gustazo verlos moverse así, tan frescos, juveniles, y semejante arte!




Y cómo no puedo resistirme a inyectar otra muestra de la polenta de estos chicos, cerramos con La cumparsita por  los mismos Javier y Geraldine, en el año 2001. Estaban en Bologna. Estaban...

                                                                                      

viernes, 14 de agosto de 2015

Amurado

Este tango levanta la puntería de cualquier milonga y recuerdo cuando íbamos a bailar con la orquesta de Pugliese y arrancaban con las notas dibujada por Pedro Laurenz y Pedro Maffia. Rápidamente se producía la desbandada y gatillábamos con la cabeza buscando el sí de alguna milonguera para podernos lucir con las variaciones que comandaba el tano Ruggiero en la fila de fueyes. José De Grandis había sido compañero de Pugliese en el conjunto de Enrique Pollet y fue quin escribió los versos de Amurado, porque además se defendía diseñando letras de tango.

El tangazo nació en 1926, cuando Maffia y Laurenz daban cátedra en el sexteto de Julio De Caro. Esa tarde cayó Laurenz al ensayo y le comenta a Maffia:

-Estuve en el Café ABC escuchando a la orquesta de Goyheneche, y Pepe De Grandis (que era violinista del conjunto) me dió estos versos para que les ponga música. Y la verdad es que están muy buenos...

                                           


Ahí nomás se puso a dibujar con el fueye sobre dichos versos iniciales, tratando de darle forma:

-Campaneo mi catrera y la encuentro desolada, / solo tengo de recuerdo el cuadrito que está ahí...

Maffia orejeó el tema y le dijo a su compañero:
 -Hacé la primera que yo hago la segunda.

-Si me viera , estoy tan viejo, / tengo blanca la cabeza...

Esta segunda es la que entran a tallar los bandoneones y nos brindan un recital. Lo cierto que los dos Pedros le pusieron la música ideal y terminaron de convertir a Amurado en uno de los grandes tangos del vademécum. Julio De Caro lo grabaría el 12 de julio de 1927 y fue un impacto, especialmente por las variaciones de los dos grandes fueyes. Agustín Magaldi graba los versos el 21 de Octubre del mismo año y le saca brillo. Lo mismo que Gardel que realiza una gran creación con las guitarras de los negros Ricardo y Barbieri. Ignacio Corsini es otro de los que lleva al disco semejante temazo.

                              
Y con el paso de los años, Amurado engrosará las partituras de muchas orquestas típicas y cantantes. Pero José De Grandis, el autor de los versos va quedando en el olvido. Aunque haya sido un violinista (también tocaba la guitarra) de diversas orquestas y haya escrito la letra de muchos tangos que fueron apreciados por vocalistas y músicos.

Entre sus temas destacan Cotorrita de la suerte, con Alfredo De Franco; La casita está triste, con Luis Bernstein; Meditación, con Carlos Di Sarli; Mi diosa, con Francisco De Caro; Guardia vieja, con Julio De Caro;
Por la pinta, con Fernando Franco; Tristeza nocturna, con Antonio Buglione; Tu ausencia, con Mauricio Saiovich; Recordándote y Viejo curda, con Guillermo Barbieri; Farolito de mi barrio con Enrique Pollet; Adiós pueblo, con Agustín Bardi, o Aquel muchacho triste que lleva letra y música suyas. Varios de estos temas lo registró Gardel y les dió vuelo.

Pero como hoy estoy emberretinado con Amurado,  vamos con esa grabación citada de Julio de Caro  y la que registrara Francisco Canaro con la voz de Agustín Irusta, el 16 de agosto de 1927.

 Amurado - Sexteto Julio De Caro

10- Amurado - Agustín Irusta con Francisco Canaro





                                           

lunes, 10 de agosto de 2015

Cuando tú no estás

Estoy escuchando esta hermosa canción compuesta en Francia, en la cual Carlos Gardel hace gala de su hermosa voz y el manejo de los tempos musicales. La letra le pertenece a Alfredo Le Pera y Mario Battistella y la música es obra de Gardel y el reconocido músico francés, Marcel Lattès. que coincidió con el gran cantor en las primeras películas rodadas por éste en los estudios de Paramount en Joinville, un suburbio parisino.

Por esas casualidades de la vida, Lattés nació el mismo día y mes que Carlos, en Niza, aunque cuatro años antes que el que vino al mundo en Toulouse. Destacado profesor de música, colaboró en algunas películas e incluso en la primera que realizaría Manuel Romero justamente en estos estudios de París. Se llamaba ¿Cuando te suicidas? y en ella interviene Imperio Argentina.

                                   
     

Esta circunstancia le permitió a Lattès relacionarse con Gardel cuando éste comenzaba su aventura en el cine europeo, y así realizar la música de los filmes Espérame, La casa es seria y Melodía de arrabal, dirigidos por Louis Gasnier, Lucien Tonet y Louis Gasnier, respectivamente. En la primera  película colaboraría con Don Azpiazu, el músico cubano, y en la última con Horacio Pettorossi, el español José Sentís y el francés Raúl Moretti. Estos dos serían los autores de los temas musicales que interpreta Imperio Argentina.

La canción del título, verdadero capolavoro de Gardel, la componen los citados más arriba para la película Melodía de Arrabal, en la que el gran cantor interpreta los temas: Melodía de arrabal, Mañanita de sol (a dúo con Imperio Argentina), Cuando tú no estás y Silencio, el impresionante tema de Pettorossi, Le Pera y Gardel, que trata precisamente de los desastres de la guerra en Francia.

                               


Todo esto ocurría en 1932, pero el año anterior Gardel ya había protagonizado Luces de Buenos Aires, con guión de Manuel Romero y Bayón Herrera, y dirigido por Adelqui Millar, con música de Matos Rodríguez. Con  él estarían Sofía Bozán, Pedro Quartucci y Gloria Guzmán -que viajaban con una compañía de revistas que dirigía Romero- y entre otros temas canta Tomo y obligo, acompañado por Julio Caro en violín, Pedro Laurenz en bandoneón y Francisco De Caro al piano, que justo andaban por aquel país de gira.

Marcel Lattès que hizo muy buenas relaciones con Gardel, sería encarcelado por las tropas alemanas que invadieron Francia en diciembre de 1941 por su condición de judío, pese al renombre que había alcanzado como músico. Sacha Guitry, el reconocido dramaturgo conseguiría su liberación, pero finalmente volvería a ser arrestado por las tropas invasoras en 1943 y conducido en el tren de la muerte al campo de concentración de Auschwitz, donde finalmente lo ejecutaron.

                                         
El músico francés Marcel Lattès


Haydeé Breslav realizó una exhaustiva investigación sobre Lattès y algunos de estos datos, son precisamente extraídos de su trabajo. Y nada mejor que volver a escuchar esta canción que recuerda incluso al músico nacido en Niza, en la voz de Carlos Gardel acompañado por la orquesta que dirige desde el piano Alberto Castellano. Y también para saborear la música de la misma podemos oírla interpretado en dupla por Antonio Agri en violín, acompañado por Esteban Morgado con la guitarra.

Carlos Gardel - Cuando tú no estás

12- Antonio Agri - Cuando tu no estás

sábado, 8 de agosto de 2015

Por las calles del tango

El sábado es un día milonguero, o una noche mejor dicho. Y aunque Bien Milonga la tenemos de vacaciones durante todo el mes de Agosto, porque cierra por descanso la Casa de Aragón de Madrid, no puedo dejar de visitar distintas pistas del mundo donde se milonguea a tope. Y en este tango de Enrique Lary y Enrique Alessio, que grabó con su orquesta este último y la voz de José Berón (tan parecida a la de su hermano Raúl), se nos vienen con este verso llamador:

Y bailarlo así, abrazados
bien juntitos y marcando su compás,
por su alma y por su rango,
nuestro tango nunca, nunca
morirá.

Y no sólo no muere, sino que resplandece en las pistas del mundo entero, con milongueros de todas las procedencias del Globo que han aprendido sus yeites y distinguen -en unos lugares mejor que en otros- a orquestas y cantores de la época de oro. Además milonguean con aquellas grabaciones que de momento no han encontrado reemplazo, al menos para la pista de baile.

                          

Siempre recordábamos con orgullo aquellas embajadas de los Canaro, Pizarro, Gardel, Irusta-Fugazot-Demare, Bachicha y todos los que clavaron la pica del tango en París, que era la capital de la intelectualidad europea. Luego fue Tango argentino, esa gran aventura artística que paseó la bandera del tango por Europa y Estados Unidos. Dee aquellas maravillas fueron surgiendo las nuevas remesas de bailarines y profesores que se mueven al compás de un tango, una milonga, o el ondulado valsecito, por las pistas del mundo.

Como ejemplo, traigo a una pareja de Singapur. Son Lily Tan y Gennysam Alcántara, que incluso han sido aplaudidos en Buenos Aires. Los podemos ver en la milonga Los sueños, de su país, bailando el tango No mientas, por la orquesta de Juan D'Arienzo y el cantor Alberto Echagüe




De ahí me piro a Australia. Acá te podés encontrar a la Sydney Yout Orchestra Concert interpretando el tango de Emilio Balcarce Si Sos brujo. Y lo bailn la pareja integrada por Amy Teuchert y Jairo Sánchez Rivera.

                                    

Ahora pego el salto a San Francisco en la costa oeste de Estados Unidos y me encuentro al platense Fabián Salas con su compañera Lola Díaz que se lucen con ese valsecito clásico: Un placer.

                                       



















                                         

viernes, 7 de agosto de 2015

Felicia

Estoy repasando temas para incluir en las tandas del mes próximo en la reaparición de BIEN MILONGA, y recurro una vez a este tango de la guardia vieja que sigue moviendo las piernas de los bailarines. Y eso que es de las primeras hornadas, dado que nació en 1907, pero tiene una polenta bárbara y por eso se repite una y otra vez  en las milongas de todas partes.

Lo compuso el uruguayo Enrique Saborido, que cuando tenía dos años de edad, llegó con su familia a Buenos Aires, donde se radicaría definitivamente, con sus padres españoles. Estudió violín empujado por su madre, y luego piano, con el que se dedicaría a ganarse la vida en el 1900. Y en 1902 ya actuaba en un trío  con el Negro Lorenzo en guitarra y Benito Masset en flauta.

                                  


En 1904 tocando en la Rotisería Ronchetti, de Lavalle y Reconquista estrenó su famoso tango La morocha, al que luego le pondría letra el legendario Ángel Villoldo, para el lucimiento de la cupletista Lola Candales. La morocha figura además, en la leyenda tanguera, porque llegaría a tener una gran difusión mundial.  Fue gracias a que los cadetes de la Fragata Sarmiento, en su vuelta al mundo para recibir el bautismo naval, ya que es un buque escuela, distribuyeron mil partituras del tango por numerosos países, dándolo a conocer.

Otra de las notables virtudes de Saborido estaba en la pista, ya que fue un destacado bailarín de tango que supo tener su Academia propia en la calle Cerrito 1070. Incluso fue invitado a dar clases en París, a gente de la alta sociedad francesa y hacia allí se embarcó con el pianista Carlos Vicente Geroni Flores. Estaría enseñando a milonguear en París, Bruselas, Amberes y Londres hasta el estallido de la Primera guerra mundial, lo que le decidió a regresar al pago.

                             
Saborido, izq. junto a  Héctor Bates que lo reporteó para su libro

Pero fue tanto el auge del tango en Francia que se crearon el "vestido tango", las "cenas tango" y por supuesto los "Bailes tango". Vicente Rossi, historiador del género escribió entusiasmado:

-El tango en París ocasionó  una conmoción general increíble. Enquettes periodísticas selectas y trascendentes; reuniones extraordinarias aristocráticas en "plebiscito"... Conmovió reyes, emperadores, príncipes y prelados... La prensa rioplatense recibió los ecos de aquel inusitado movimiento con la consiguiente sorpresa, pues ella ignoraba los méritos del tango.

                                   
   


Lo curioso fué que al regreso, Saborido abandonó sus actividades de músico, aunque esporádicamente reaparecería años más tarde en orquestas evocativas. Pero vale la pena recrear la historia de este tango que hoy es el leit motiv de mi chamuyo.

Aquella noche de 1907, en una casa de bailes con destacada concurrencia, Saborido tocaba el piano motivando a los bailarines. En un momento determinado de la madrugada, el hombre termina de tocar un tango nuevo. Se detiene junto a él la pareja integrada por el periodista y sainetero uruguayo Carlos Mauricio Pacheco y su mujer Felicia Ilarregui.. Y ella le pregunta a Saborido:

-¿Qué tango es éste que ha tocado?
-Uno nuevo de mi cosecha -responde el músico.
-Muy lindo -dice ella-, ¿cómo se llama?
-Pues no tenía nombre. Sea usted la madrina... y que se llame Felicia.
-Y yo le pondré letra- afirma Pacheco.
-Eso es- apunta la entusiasmada destinataria del tango, que aplaude con alegría.

                                 


Desde aquella noche de comienzos del siglo veinte, el tango no ha dejado de instalarse en atriles de orquestas típicas. Canaro lo grabó en 1929. Y lo registraron entre muchos otros, Sebastián Piana, Domingo Federico, Juan D'Arienzo, Edgardo Donato, Adolfo Carabelli, Roberto Firpo, Alfredo De Angelis, Francini-Pontier, Juan Cambareri, Julio Pollero o el Quinteto Real.

Vamos entonces con dos versiones distintas de este histórico tango. La de Francisco Canaro del 4 de junio de 1929 y la más moderna del Quinteto Real, realizada en 1965.

12- Felicia - Francisco Canaro

Felicia - Quinteto Real

miércoles, 5 de agosto de 2015

De Caro en Viña del Mar

Con estos calores suelo irme a la terraza de casa, llena de plantas, flores y bien cubierto, y me llevo algún libro. Hoy estuve repasando El Tango en mis recuerdos, el libro de Julio De Caro, que me regaló y dedicó en agosto de 1972, cuando lo invité a un programa que hacía los domingos en Radio Argentina. Estaba retirado, vivía en Mar del Plata y le costaba mucho hablar, por los problemas que le había traído la barbada del violín en que apoyaba su mentón. Hoy quiero traer una página de este libro en el que narra su viaje a Chile con la orquesta.

CHILE: VIÑA DEL MAR

-A  raíz de una cruzada en favor de las familias indigentes, la Sociedad de Beneficencia de aquel país hermano nos pidió colaborar con ellos, lo que hicimos gustosos, actuando los domingos por la mañana en el salón de actos del Casino de Viña del Mar. De inmediato nos granjeamos la simpatía general, tanto del público como de la prensa chilena quien, en sus columnas, nos dedicaba diariamente encomiosos elogios.

                             
Julio y Francisco De Caro


  Sorpresivamente llegó a la ciudad balnearia Sofía Bozán (La Negra), en un viaje de descanso, pero al sabernos empeñados en aportar nuestro "granito de arena" en la benéfica campaña, se unió a nosotros, cantando tangos en un concierto, coronada su generosa actitud con rotundo éxito.
  A los pocos días de estar actuando, las invitaciones llovían de continuo, demostrándome la sociedad chilena, con su hospitalidad, que antes de visitarlos ya era considerado un amigo y, no pudiendo negarme, realmente debía multiplicarme para cumplir con todos, cuando podía  tener tiempo libre, pero lo que no concebían (y francamente notaba molestia en ellos) era el no poder acompañarlos en los continuos brindis, dado mi natural rechazo por el alcohol; ¿cómo podía hacerlo, cuando en aquel tiempo lo usual y de moda eran el Pisco y el "Cola de Mono"? ¡verdaderos explosivos!

   Esta sensibilidad de los amigos me creó un gran problema, ya que, habiendo alcohol de por medio, era más que imposible esquivar el bulto con cierta dignidad. Afortunadamente, uno de los directores del Casino, señor Escudero, pudo solucionarlo satisfactoriamente, haciéndome extender un certificado médico donde se me prescribía abstención absoluta de alcohol, por no tolerarlo, con peligro para mi salud, permitiéndoseme, solamente naranjada; y así, munido de este protector escudo, quedé liberado de tan incómoda posición.

                                            
 Orquesta de De Caro: Carlos  y Romualdo Marcucci,  Clausi y Félix Lipesker eran los fueyes

   Evocando la brillante temporada, por agradabilísima, con las demostraciones recibidas no olvidaré a mis compañeros de labor, quienes, correctísimos, cumplidores, hicieron mucho para ganar esos laureles, tanto más cuando uno de ellos, Carlos Marcucci, estaba nerviosísimo, a la espera de noticias de Buenos Aires, donde la señora aguardaba un bebé a muy breve plazo. Comprendiendo su estado de ansiedad, lo decidí a acompañar a su esposa y, a punto de partir, llegó la feliz nueva, celebrada por todos con una emocionante fiesta.

   Entre estos especiales recuerdos debo mencionar a mi gran amiga Blackie (Paloma Efrón), quien ha batido records con su natural dinamismo, y en ese ayer, integrando mi orquesta melódica internacional. Hija cariñosa, vivía pendiente de su señora madre, que quedara con el resto de la familia en Buenos Aires y yo, debiendo hacer una "impasse" a mi actuación de Viña del Mar, por dar cumplimiento a un contrato firmado con Don Clemente Lococo, para realizar los bailes de carnaval, en el cine Pueyrredón, de Flores, ofrecí a Blackie esta oportunidad de regresar para así abrazar a los suyos.

                                      

   Al llegar a los Andes tuvimos que pernoctar una noche en un hotel, más que inclemente, que nos tuvo en pie hasta el momento de volver a viajar. Cumplida mi actuación, donde Edmundo Rivero fue el "chansonnier", y satisfecha Blackie en la corta visita, muy benéfica para su espíritu, regresamos a Viña del Mar, y luego proseguimos a Santiago, donde también los diarios locales "nos echaron flores" en primeras páginas.

   Guardaré para estos hermanos chilenos lo mejor de mis sentimientos ya que, en ambas ciudades nuestra labor fué gratísima, combinando fiestas, paseos y trabajo. En Santiago nuestra presentación se hizo en el Teatro Municipal y Radio Baquedano, pegando luego la vuelta al pago.

Y después de estas palabras escritas del maestro, nada mejor que recordar el tango que compuso con letra de Mario César Gomila, dedicado a esa famosa ciudad blanearia chilena: Viña del Mar y con dicho título. Lo grabó con su orquesta en 1936 y el cantor Pedro Lauga.

Viña del Mar- Julio De Caro-Pedro Lauga


lunes, 3 de agosto de 2015

Oscar Arona

Acabo de volver de mis vacaciones junto al mar, durante las cuales aproveché para disfrutar a tope de las cálidas aguas del Mediterráneo y la suavidad de sus arenas. Y de paso, también las utilicé para cargar pilas con vistas a las milongas del resto del año y para estar con ustedes en el blog, repasando las historias del tango que son tantas, tan variadas y emotivas.

Por supuesto, me llevé una cantidad importante de música para matizar los viajes de ida y vuelta, y mentalmente me fuí quedando con algunas de las cosas que escuchaba, porque sirven para sacarles punta. De chico acostumbré a memorizar el nombre de los autores de los tangos, milongas y valsecitos, por la buena costumbre de los locutores y comentaristas de radio de anunciarlos junto con los temas que iban pasando. Ésto me sirvió, junto a muchas otras cosas, para presentarme en un popular concurso de televisión, donde debí responder sobre la Historia del tango.

                                   
Oscar Arona está a la derecha de Armando Tagini


Y sigo en la senda, recopilando datos y anécdotas que engrosan mis conocimientos. Por ejemplo, entre los temas que venía escuchando, volvió a llamarme la atención este personaje que, para mí, no ha sido debidamente estudiado y que ha dejado páginas muy buenas. Se llamaba Oscar Antonio Arona y su padre le fue inculcando el gusto por Gardel y por la música que surgía de guitarreros y fueyes anónimos, en aquellos patios grandes del barrio de San Telmo y en los boliches esquineros.

Así el pequeño Oscar comenzó a tañer una guitarra que le dejaba su progenitor hasta dominarla, y estudiaría más tarde, violín y piano. El padre se había criado en otro barrio tanguero como Boedo, y llegó a dirigir un Orfeón en los andurriales santelminos, de los que alegraban las noches de la zona. Anselmo Aieta era el orgullo del barrio y Don Antonio supo alternar con él para alegría de su hijo que así iría conociendo a otros personajes importantes como Francisco García Jiménez, con quien, tiempo más tarde, compondría varios temas de mucha pegada.

                                           


Como músico, Oscar llegó a alternar en algunos conjuntos, como el de Francisco Pracánico, pero lo suyo sería la creación de obras, algunas de las cuales perdurarían en el gusto popular. Su primer tema fue Barba Blanca, un tango al que le puso letra precisamente García Jiménez. Al año siguiente se presentaría al Sexto Concurso del Disco Nacional, en el Palace Theatre, con Mentiras criollas, un tango con letra y música suyas que saldría tercero, detrás de: De todo de Olvidas y Pensalo bien.

Pero, lo más importante fue que Gardel, que había sido jurado del concurso, le llevó al disco ese mismo año -1929- dicho tema, con las guitarras de  Aguilar y Barbieri. Por cierto, los versos eran muy ingeniosos y la censura  que estableció la dictadura militar en 1943, los prohibió. Entre otras cosas decían:

Que es mejor hacerse el gil,
ser creyente... y no dudar.
Que el casorio arreglarás
con la rifa del chalet
que firmás los pagarés
con la guita que te dan;
qu'el patrón te v'aumentar
si cinchás de sol a sol,
que de músico o doctor
por correo aprenderás...

                                           


Oscar Arona se hizo un nombre en el ambiente y fue amigo, entre otros de Emilio Vardaro, con el que hizo El repique, el vals Imaginación con letra de García Jiménez, igual que Miedo, y Mía que lleva letra de Celedonio Flores. Charlo, con la orquesta de Francisco Canaro grabó su tango Parque Patricios, un hermoso homenaje a mi barrio de siempre. Y con el fino poeta Armando Tagini, realizaron Pobre huerfanita, Menta y cedrón, El cornetín del tanvía y Hoy como ayer. Con García Jiménez también compuso Clavel, Al volver de madrugada y otros.

                                                   


                                         
¡Cuántas veces habremos milongueado el Bailongo de los domingos, que relizó con el citado García Jiménez! D'Arienzo le registró su Don Juan Mondiola, con la voz de Alberto Echagüe, que homenajea a un popular personaje de historietas de Miguel Ángel Bavio Esquiú. El mismo sería llevado al cine por Manuel Romero. Y Arona arranca así para el lucimiento de Echagüe:

En el mazo de la vida sos un frilo remanyado
mezcla rara de pescado con empaque de señor, 
te pusieron "cuatro'e copas"; "el grasa" y otras ranadas,
por tu porra lubricada con aceite de castor...

                                      


Por su notable imaginación para escribir y componer, Oscar Arona merece estar en la galería de los tipos que dejaron huella en el tango. Hoy lo traigo con este delicioso Menta y cedrón, que realizó con Tagini. Lo grabó Ángel D'Agostino con la voz de Ángel Vargas, el 17 de julio de 1945. Y por Francisco Lomuto cantando Fernando Díaz, el vals Imaginación, registrado el 17 de mayo de 1933.

14- Ángel D'Agostino- Menta y cedrón (Ángel Vargas)

129- Imaginación - F. Lomuto-F. Díaz