lunes, 13 de abril de 2015

Mantiñán

Yo creo que Alejandra se merece  el gran reportaje sobre su vida artística ligada al tango, la película, o el libro que me gustaría escribirle. Porque ha logrado metas tan hermosas y profundas que quedará en la historia como la Diosa del tango. Por su sentimiento, su imaginación creadora, sus alas y la entrega en cada exhibición.

Maestra  que tendrá especial relevancia entre sus alumnas presentes y futuras, dueña de un cuerpo modelado para las grandes ocasiones y talento para exprimirlo no importa cual sea el acompañante de turno. Aunque como todos y todas, con algunas  parejas luce un pelín mejor que con otras, pero con todas vuela y nos hace volar la imaginación. Aparte de que nos descubre una y otra vez la magia del tango, esa danza que tiene tantos secretos y aristas para explotarla.

                                   


Alejandra Mantiñán nos llena el alma, nos inunda de tango cada vez que la vemos bailar con distintos compañeros. Siempre pone todo, se expone y jamás defrauda. El haber estado como asistente de ese gran maestro: Antonio Todaro, fue para ella un puente hacia la expresividad en el baile, sin demagogia, porque lo siente en profundidad. Aprendió antes otras danzas y el todo confluye en esta gran artista que aplaudimos una y otra vez por sus gestos, su elegancia, y esa comprensión del género en el que está introducida desde los dieciocho años.

Y aunque haya llegado a la cima de esta danza, el hecho artístico lo demuestra tanto en el escenario, como en la pista de baile donde triunfan y claudican milongueras pretensiones. Por eso puede ser maestra en sus estudios de Roma, estrella en exhibiciones por el mundo, como una milonguera de postín en las pistas de más enjundia en su propio Buenos Aires.

                                               


Yo sigo esperando ese gran Homenaje que se ha ganado a pulso a la vez que deseo que su estrella brille por muchos años. El tango la necesita para seguir creciendo mundialmente y ella es una especie de estandarte del mismo, unida a nombres como los de Juan Carlos Copes, María Nieves, Miguel Ángel Zotto, El Cachafaz, Roberto Herrera, Guillermina Quiroga, Osvaldo Zotto y tantos otros que ilustran el catastro de esta danza que ha ganado un primerísimo lugar en todo el mundo gracias a todos ellos y a muchos de sus compañeros y compañeras de profesión.

                                           


                    
Mientras tanto podemos ver algunas de sus genialidades  en este vídeo, en el cual también se deslizan palabras suyas sobre su formación y aspectos de su maravillosa carrera.


                           

Y como me encanta tanto verla bailar y disfruto con ella, acá la traigo, con Leandro Palou en ese hermoso tango: Todo, de Homero Expósito y Hugo Gutiérrez, por la orquesta de Pedro Laurenz, cantando Alberto Podestá. Es del año pasado en Aló Lola, del salón Obelisco, donde suelo ir a milonguear en mis viajes a la Reina del Plata.

                                           

Y no hay mejor manera de arrancar la settimana, que seguir con ella y Leandro Palou. En este caso se mandan la milonga de Luis Martino y Manuel Carretero: Ella es así, por Edgardo Donato y el cantor Horacio Lagos.

¡Dale Ale!

                                                    

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