sábado, 28 de febrero de 2015

Bien milonga

                           " En tu teclado está, como escondida / hermano bandoneón toda mi vida...".
                                                                  (Fueye. Homero Manzi-Charlo. 1942)


Allá por 1945, Angelito Vargas cantaba con la orquesta de Ángel D'Agostino, estos versos de Carlos Lucero:

Lista tu figura, llegada la noche
te vestís ligero después de cenar,
con un cigarrillo prendido en los labios
salís de tu casa, te vas a bailar... 

Los prolegómenos del traslado a la milonga eran realmente así. Cargados de ilusión, tanto hombres como mujeres, iban en busca de la gran aventura de la noche: bailar mejor que nunca y sentirse reyes y reinas en la pista.

Pasaron 70 años y las expectativas, la convocatoria ilusionante, sigue aflorando en los milongueros de ambos sexos y nosotros no somos la excepción, porque incluso como organizadores tenemos otros límites, otras circunstancias que nos empujan con el mismo fervor que volcamos estas noches de sábados y de martes, en BIEN MILONGA


                                               


Suelo traer a esta página milonguera las conclusiones a que llegan la gente de TANGO TECNIA en un enjundioso estudio con bailarines de toda América y Europa, y hoy me detengo en la hoja número 29, que lleva el título: ¿Por qué bailas tango?

Las más recurridas son:
 . Por herencia familiar
. Para socializar con otras personas
.Por sugerencia de amistades
- Para acompañar a una pareja.

Luego hay unas 600 motivaciones más, pero destaco las que tienen más porcentaje.


Y para inyectar un poco más de octanaje y fiebre milonguera a la muchachada de Madrid, les invito a ver este contrapunto entre Pocho Pizarro y Pepito Avellaneda, bailando una milonga con sus respectivas parejas, en el porteño Teatro Regio en 1991.

 


                                    

jueves, 26 de febrero de 2015

Bailar Pugliese

Parece increíble, pero desde que arribó la nueva alborada del tango en los años noventa y se diseminó por todo el mundo con un ímpetu extraordinario, las pistas se llenaron de bailarines que comenzaron a distinguir a algunas orquestas y entraron definitivamente en la órbita milonguera, que se había difuminado a partir de fines de los sesenta.

Y volvieron a imprimirse discos que estaban en el olvido o en el destierro, dado que algunos japoneses habían comprado directamente las matrices en Argentina ante el desinterés de las grabadoras por el tango, para volcarse en otros géneros. Regresaron, primero en forma de cassetes y más tarde en elepés. Algunas radios le dejaron nuevamente espacio al tango y de a poco volvimos a almacenar la memoria de toda esa música que iluminó la juventud y la nostalgia de tantos argentinos.

                                   


Lo curioso, fue que, en el ajetreo de las pistas, descubrimos que mucha gente tiene problemas para bailar Pugliese. Y no sólo en el exterior, también en la propia patria del tango. Muchos milongueros del presente lo consideran "difícil de bailar" y no le encuentran la vuelta. Permanentemente me tropiezo con bailarines enarbolando ese latiguillo: "Pugliese no se puede bailar".

Si echamos la mirada hacia atrás, esta orquesta fue la que tuvo la hinchada más fiel. Eran alborotadores, interrumpían a veces la actuación con consignas y vítores y salían a las cuatro de la mañana de las milongas con aquel cantito que los identificaba: "¡Ese, ese ese, La barra de Pugliese!". Fue la orquesta con la cual más veces bailé en vivo y en directo. Nuestra barra era asidua del Club Huracán, que tenía unas pistas sensacionales en su Sede social, frente al Parque Patricios, y la de Pugliese fue la orquesta que más noches estuvo empujándonos con su particular estilo. Incluso en aquellas 7 grandes noches de carnaval 7.

                                           


Y realmente era una maravilla por la marcación del piano, poniendo el acento en el primer y tercer tiempo de cada compás y las síncopas en medio de cada tiempo logrando una percusión que lo distinguió de las demás orquestas, aunque sus formas fueran claramente decareanas. La fuerza de Pugliese en el piano, la polenta arrabalera de Osvaldo Ruggiero en el bandoneón, contagiando a sus compañeros, y el sonido de los violines de Enrique Camerano y Julio Carrasco, más la destreza rítmica de Aniceto Rossi en el contrabajo, marcaron las líneas de lo que sería hasta el final esta gran orquesta milonguera.

¿Porqué entonces no lo pueden bailar algunos milongueros de la actualidad cuando siempre fue una de las preferidas por los muchachos y muchachas de su época? Yo creo que es simplemente porque no escuchan la marca. Bailan siempre igual, no importa el ritmo, sea D'Arienzo o Di Sarli, Tanturi o D'Agostino. Cada una tiene un tempo musical, una marca, una característica, son lentas, rápidas, rítmicas, melódicas, pero todas ellas son muy bailables, por eso siempre se distinguieron.

                             


Algunas, como Troilo o Di Sarli, más rápidas al comienzo, más melódicas posteriormente, pero conservando su tono de tango milonga, aunque Pichuco sin Orlando Goñi fue derivando paulatinamente hacia otra musicalidad, siempre hermosa. Pugliese evolucionó con nuevas sutilezas y permanentemente lo distinguía ese arrastre que se toma antes del tiempo y termina con toda la fuerza cuando llega al tiempo justo.

Bailar Pugliese es un ejercicio de introspección milonguera. Hay que estar con las antenas paradas, el cuore latiendo con cada yumbazo, y moverse con lentitud en las cadencias tan frecuentes y hermosas con que perfuma sus yeites bien milonga. Su orquesta fue una fragua permanente de inquietudes, en la cual se bañaron todos sus músicos. Entre todo crearon esa gama de matices emocionales que deriva en la pureza de la frase terminada. A veces nos incita con una polirritmia de los instrumentos, fieles a la tensión interpretativa que fue marcando el director desde el piano. Sobre todo en las variaciones finales.

                                 
La orquesta de Osvaldo Pugliese en El viejo almacén


No se puede seguir bailando como si la orquesta estuviese prendida en un tutti rítmico, cuando las cadencias, las pausas, nos piden respetarlas como se deben y no seguir como si tal cosa. Hacerlo como si fuésemos músicos de la orquesta. Cambiar de pesos en el mismo sitio, acariciando el suelo, abrazados a la pareja de turno y esperando el llamado de la orquesta en trance, masticando los adagios con los pies y el cuore. Bailar Pugliese no es difícil. Quizás sea más difícil interpretarlo para aquellos bailarines que todavía no alcanzaron el techo en sus performances. Hay que seguir aprendiendo, como hacían los músicos de Pugliese que discutían permanentemente sobre arreglos y orquestaciones. Y la culminaban mandándose esas grabaciones que nos dejan con el corazón en la boca. Vos decime si esto no se puede bailar. A mí se piantan los remos...

                               


Va La biandunga, otro tema de Don Osvaldo, que la orquesta grabó el 5 de marzo de 1969.


La biandunga - Osvaldo Pugliese


martes, 24 de febrero de 2015

Españoles en el tango

Fueron unos cuantos los músicos y cantantes españoles que pasaron por Buenos Aires, vivieron la fiebre del tango y permanecieron enganchados en este género. De alguna manera tiene cierta relación con el cuplé y se presta para aquellos que trabajaron en orquestas de fosos de teatros o se asociaron a las revistas del centro de Buenos Aires, donde le tomaron el gusto a la música popular porteña. Algunos llegaron de pequeños con sus padres inmigrantes y terminaron siendo porteños cabales

Nombres como el del pianista catalán Manuel Jovés; del conquense Jesús Fernández Blanco que hizo la letra numerosos  tangos de éxito: El abrojito, La payanca, Seguime corazón, Lonjazos, El barbijo;   el poeta y escritor vasco Luis Bayón Herrera, el gallego Eduardo Calvo, hombre de teatro que hizo los versos de Bésame en la boca y Arrabalero; el famoso músico almeriense  José Padilla autor del pasodoble Valencia que grabó Gardel pero también del tango El taita del arrabal; el periodista madrileño Antonio Viérgol que trabajó en publicaciones de Buenos Aires y escribió la letra del tango Loca; el gaditano Juan Villalba autor del tango Palermo, que grabó Gardel...

                                                 


La lista es mucho más larga pero bastaría con citar a la toledana Tania (Ana Luciano Davis) cantante y musa inspiradora de Discépolo, además de su compañera, que hizo pata ancha en el tango. En aquellos años de inmigración interminable, con barcos repletos de gentes huyendo de las guerras y miserias de Europa, llegaron muchos niños que con el tiempo harían carrera en periódicos, revistas, teatros, cine y en las filas del tango.

                                      

No hablemos de lo que fue el Teatro Avenida, donde actuaron los grandes de la copla española, en plena Avenida de Mayo (gemela de la Gran Vía madrileña), que fue en un tiempo propiedad del actor catalán  Alberto Closas y donde también fue directora la jiennense María Antinea, artista radicada en Buenos Aires. Miguel de Molina, gran artista, amigo de Evita Perón que vivió muchos años en Argentina, donde falleció y con quien cené en el Restaurante Fechoría, me contó muchas cosas de su vida.

Pero, esto es un capítulo aparte, muy extenso y hoy me despacho con dos tangos interpretados por artistas españoles de postín. El primero lo grabó el destacado tenor vasco (nacido en irún y exiliado a Francia con sus padres por la guerra civil) Luis Mariano. En París llegó al éxito como protagonista de numerosas operetas y películas. Hablaba varios idiomas y su filme Violetas imperiales fue notablemente exitosa en Hispano América. Precisamente fue en París donde grabó con la orquesta de Rafael Canaro dos tangos: Callecita de mi novia y Olvídame. Incluso actuaría con la orquesta en el cabaret Ambasadeurs de París y en locales de Madrid, junto a Carmen Sevilla.

                                           
Concha Piquer, todo un mito de la canción y transgresora


La gran estrella de la copla española Concha Piquer, también se atrevió con el tango. Fue para muchos críticos la más grande tonadillera, aunque este género es mas bien originario de Andalucía y Concha (Concepción) era valenciana. Pero fue una artista cabal que superó todas las previsiones actuó en numerosos países, incluso estuvo radicada en Buenos Aires actuando en teatros y radio y allí nacería su hija Concha Márquez Piquer, que sería amadrinada por Eva Perón y también incursionaría en el mundo de la canción.

Concha Piquer grabaría en 1947 con la orquesta Albéniz, nada menos que la milonga de Armando Pontier y Homero Expósito: Bien criolla y bien porteña. Y la traigo esta mañana junto con el tango grabado por  Luis Mariano con Rafael Canaro: Callecita de mi novia de Francisco Lomuto y Antonio Botta.

 09- Callecita de mi novia - Rafael Canaro-Luis Mariano

02- Bien criolla y bien porteña- Concha Piquer-Orq. Albéniz


 ...Y por si esto fuera poco, como decián los vendetutti en los colectivos porteños, lo vemos a Juan Manuel Serrat, interpretando el tango de Pedro Maffia y José Staffolani: Taconeando, en el programa de Televisión española: Querido cabaret. Lo acompaña un trío argentino y ocurrió en 1990.

                                     

lunes, 23 de febrero de 2015

Carlos Di Sarli - documental

Hoy les traigo un regalito de esos que se guardan en el cofre de los recuerdos más sentidos. Es un filme documental sobre la vida artística y humana de Carlos Di Sarli, con los ingredientes suficientes para bajarlo a nuestro ordenador y luego repasarlo con calma, viviendo las creaciones del maestro de Bahía Blanca y disfrutándolo en profundidad.

Es difícil contener los pies y el espíritu cuando suena la orquesta de Di Sarli en la pista de baile, pero ahora, luego de contemplar el filme documental, muy bien armado e informado, lo tenemos más cerca en nuestros avatares milongueros y podemos bailarlo como si estuviéramos en aquellas noches milongueras en que llenaba clubs porteños, o en el Marabú, su guarida maravillosa.

Los familiares del maestro colaboraron en muchos aspectos y la gente de Bahía Blanca se volcó. Mi amigo Rubén me hizo el regalito y yo lo comparto con todos los seguidores del Blog, para que tengan un recuerdo inolvidable. Una leyenda del tango en imágenes y música.

El filme dura casi una hora y cinco minutos y es imperdible.


 Carlos Di Sarli - Documental


                                        







                                  













                                                       

sábado, 21 de febrero de 2015

BIEN MILONGA

Olha qué coisa mais linda...

En Rio de Janeiro, como en Buenos Aires, en París o en Madrid, bailar Tango cualquier noche de la semana es uno de los grandes placeres de la familia milonguera, pero la noche del sábado viene a ser como la joyita de la corona. Porque cerrar la semana a puro tango, es un alimento para el alma. El domingo nos servirá para la recordación y el goce post milonga, las emociones atesoradas, además de los ravioles del mediodía dominguero y una buena pizza por la noche.

Bien Milonga guarda el fermento de aquellos tangos que me vacunaron contra el olvido y las inclemencias de la vida, y el sonido de esas orquestas que todavía no encontraron reposición, debido a su originalidad, arreglos y yeites que nos formatearon en las pistas de baile. Por eso tenemos dos noches de la semana (Sábado y Martes) para darle rienda a nuestros cuores milongueros en una pista cálida y con lindo ambiente.


                                       
   
Y para comprobar que el tango se puede bailar muy bien, tanto en forma vertical como en horizontal, y que se presta para alimentar toda veta artística, nada mejor que disfrutar de esta pareja del Cirque du Soleil, haciendo maravillas en la pista y en la barra. Espectacular y de muy buen gusto.


                              
                                     

jueves, 19 de febrero de 2015

Pedro Laurenz

Entre las muchas cosas que lamento de la herencia que nos dejaron los músicos enormes que tuvo el tango y sus orquestas, está la escasa producción discográfica de algunos de ellos. Sobre todo de algunos grandes, como Pedro Laurenz por ejemplo. Es cierto que hay numerosos grabaciones de su etapa en el sexteto de Julio De Caro o con el Quinteto Real, pero echo de menos que su excelente orquesta de fines de los años treinta a los cuarenta, nos dejara apenas 60 temas registrados en placas.

Es decir  que entre julio de 1937 y enero del 47, repartidos entre los sellos RCA victor y Odeón, grabó 30 discos de 78rpm conteniendo dos temas cada uno de ellos. Temas que tantos años más tarde sigan explotando en las pistas de baile como fuegos de artificio por la belleza de su interpretación musical y cantable. Es una orquesta que se presta para el baile, porque te enciende por dentro y más allá de la pirotecnia de su bandoneón genial, único, la orquesta tiene un sonido impactante.

                                        

Ya sabemos que los intereses de las discográficas pocas veces se condicen con el buen gusto de los consumidores de su mercancía, pero ¿cuántas placas vendería hoy una orquesta como esta, en plena actualidad? Por algo integra el lote de la música más llamadora para los milongueros y siempre, invariablemente, selecciono entre estos escasos 60 títulos para derramar confetti sobre la pista.

Pedro Blanco Laurenz, ha sido seleccionado unánimemente entre los ejecutantes de bandoneón, incluso por Ástor Piazzolla o Aníbal Troilo, como un genio. El violinista Francisco Oréfice, que formó en su orquesta decía: "Como bandoneonista Laurenz era excepcional; sus variaciones fueron las mejores que se hicieron; pocas, pero las que hizo fueron las mejores. En ellas se reconocía siempre la melodía. Tocaba fuerte pero con un gran sonido, sin golpear. Conocía muy bien el instrumento y trabajaba con las dos manos. Recuerdo que siempre a las cuatro de la tarde venía Troilo a "Los 36 billares" a escucharlo y después se iba al Germinal que estaba enfrente".

                                           
Pedro Laurenz, su orquesta y su cantor  Alberto Podestá,  en Radio Belgrano


Reporteados por el historiador de los bandoneonistas Oscar Zucchi, numerosos entrevistados destacados como Eduardo del Piano, Ángel Domínguez, Armando Brunini, Benito Calvá, hablan maravillas del sonido que consiguió sacar de su bandoneón Pedro Laurenz. Incluso Arturo Penón describió en un largo artículo todo lo que significó para los ejecutantes de este instrumento, la doble expresividad que tiene el fueye y que nadie logró extraérsela como este grande del tango.

Por la orquesta que me ocupa hoy, desfilaron músicos como Osvaldo Pugliese, Alfredo Gobbi (que me habló varias veces de las hermosas creaciones de la misma), Ángel Domínguez, Vicentte Sciarreta, Mauricio Mise, Milo Dojman, Sammy Friendenthal, Jacobo Dojman, Alberto Celenza, Héctor Grané, Armando Federico, Miguel Jurado, Héctor Gentile, Armando y Alejandro Blasco, entre otros. Y entre los cantores que militaron en la misma, los más destacados fueron Alberto Podestá en primer término y Carlos Bermúdez. Pero no desentonó ninguno de los otros que intervenieron en esa etapa citada: Juan Carlos Casas, Héctor Farrel y Jorge Linares. Cabe destacar que fue arreglador de la orquesta el merecidamente  afamado Julio Rosenberg.

                                         
Pedro con sus cantores Jorge Linares y Carlos Bermúdez


Esa brillante sonoridad que tuvo la orquesta de Laurenz, según definiera incluso el musicólogo Luis Adolfo Sierra, está adosada a la enorme creatividad que expresó siempre como creador de páginas bellísimas. Con citar Mal de amores, Milonga de mis amores, La revancha, Amurado, Esquinero, Orgullo criollo, Vieja amiga, Risa loca, Coqueta, Mala junta, De puro guapo, Como dos extraños, Marinera, Veinticuatro de agosto, o Berretín, ya damos la pauta de lo que fue en ese sentido. Y muchos colegas aseguraban que regaló muchos temas que llevan la firma de otros autores.

Me conozco de memoria todo su repertorio, pero vuelvo a escucharlo mientras escribo, y cada tanto interrumpo mi tarea y poniéndome a bailar solo para completar la emoción que me transmite con sus interpretaciones. ¡Como marca compás y te lleva ese fueye! Y sigo lamentando que haya sido tan escasa su producción discográfica, porque uno podía esperar mucho más de su enorme capacidad musical que luego seguiría reflejando con el Quinteto Real, esa conjunción de talentos, aplaudidos en medio mundo.




De esas maravillas extraigo dos temas para completar la homilía-homenaje a un groso del tango. Y son dos temas suyos: Vieja amiga, una hermosura que creó con José María Contursi y que logró un resultado espectacular en ventas de discos. Lo canta Juan Carlos Casas, fue grabado el 12 de mayo de 1938 y se lo dedico a Gaby, "La voz sensual del tango". Y detrás viene sonando Orgullo Criollo, compuesto con Julio De Caro, y registrado en la placa, el 5 de septiembre de 1941.

05- Vieja amiga - Pedro Laurenz- Juan Carlos Casas

13- Orgullo criollo - Pedro Laurenz


martes, 17 de febrero de 2015

Rondando tu esquina

A pesar de los años que llevo en el tango, de haber participado en un famoso y exitoso programa de televisión (Odol pregunta), cuando tenía unos 23 años, contestando sobre La historia del tango, de haber charlado muchas horas con grandes del género, de haber reporteado a muchos de ellos, de haber escrito páginas y páginas sobre el tema, me siguen sorprendiendo muchas cosas.

Por ejemplo, esa facilidad que tenían muchos poetas y compositores para crear temas hermosos que alcanzaron gran repercusión y que siguen sonando gratísimos al oído, y al corazón de los milongueros de numerosos países del mundo. Hace unos días hablaba de Cadícamo y hasta causa cierta gracia comprobar cómo se sacaba los poemas que acompañarían a la música previamente compuesta, o a la inversa. La cabeza le daba para todo, especialmente para vivirla a lo grande.

                                           


Y llama más la atención la forma sencilla suya de contar cómo creaba sobre la marcha algunos de sus tangos que tanto juego dieron en la partitura de orquestas y cantantes. No sólo argentinos sino incluso de muchos otros países. Es cierto que hay gente que tiene una predisposición natural que los lleva a destacar en diversas materias con bastante facilidad. Algo que a sus colegas les cuesta muchísimo más.

Resultado de imagen de Charlo y Cadícamo
Charlo
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Cadícamo
Charlo, además de ser un cantor excepcional, sabía manejarse musicalmente tanto con el piano como con el acordeón. Fue un compositor de largo recorrido que dejó una obra muy extensa y muy valiosa en muchos casos. Colaboró con poetas insignes y con Cadícamo especialmente, labraron una cantidad de temas en común que sirvieron para mayor gloria de orquestas y cantores. 

Entre ambos registraron temas como: Y qué mas, De a traición, Viejas alegrías, Se fue para siempre, Colombina, La barranca, El bailarín de tangos, Alborada de amor, Mal de ausencia, Rondando tu esquina, Y aquel cariño se fue, Sol de medianoche, Zorro plateao, Buenos Aires querido, No hay tierra como la mía, Vas muerto con el disfraz, Lindo tipo de varón o Ave de paso que era el tango que le servia a Charlo para presentación en radios o cabarets y que realizaron en Brasil. Yo lo vi en Radio Belgrano cantando con smoking, un par de veces.

                                                            


Cadícamo lo cuenta como si tal cosa:

-Charlo había comenzado a grabar estribillos con Francisco Canaro y colaboramos en muchos tangos suyos, inéditos. Entre ellos: Lindo tipo de varón, Buenos Aires querido y De a traición, que fueron llevados por su voz al disco. Además escribí estribillos de algunos valses americanos: Juanita, El vals de las sombras, etc., muchos de éstos hechos en la misma sala de grabación, momentos antes de que Charlo los grabara, leyéndolos...

Parece algo insólito pero así era la cosa en esa época. Luego se juntaban en mesas muy pobladas de confiterías del centro, como la Real, e invariablemente concurrían Cátulo Castillo, Troilo, Cobián, Razzano, D'Agostino, De Caro, Tito Lusiardo, Visca, De la Púa y un Mariano Mores muy jovencito.

Y Cadícamo sigue contando de sus composiciones con Charlo (Carlos José Pérez)

-Charlo me envía desde Chile, donde se hallaba actuando con gran éxito, el manuscrito de un inspirado tango que terminaba de componer, a fin de que yo le adaptara versos. Tratándose de mi colaborador, puse manos a la obras tan pronto como lo recibí. Luego de escuchar la melodía varias veces, muy inspirada por cierto, comencé a escibir la letra, titulándola La barranca, que meses después, cuando ya se hallaba en Buenos Aires, popularizó al estrenarla por radio, en una de sus notables interpretaciones. Más tarde D'Agostino y Vargas realizaron también una magnífica creación.

                                       


Algunas de estas cosas pude conversarlas y estirarlas con el propio Charlo en el Café El Águila de la calle Lavalle, cerquita de SADAIC, donde solían reunirse mucha gente del ambiente. Esa tarde yo estaba con Pipo Rossi, el gran jugador que en esa época entrenaba a Boca Juniors y que era amigo de Charlo también, por haber coincidido en Colombia y en lungas trasnochadas. 

Y para terminar con el tango del título, que me acompaña desde hace muchos años, dice el vate.

                                         


-Nuevamente con Charlo colaboramos en un tango que titulé Rondando tu equina. Charlo sale en gira artística por América latina popularizándolo en tal forma que el éxito llega del exterior a Buenos Aires. En México fue uno de las más grandes hits argentinos de todos los tiempos.

Y tan es así, que numerosos cantantes de toda América lo grabaron en forma de tango, canción o bolero. También lo llevaron al disco entre otros, Pugliese con Chanel, Basso con Belusi, Miguel Caló en forma instrumental, Agustín Irusta y especialmente D'Agostino con Vargas, que para mí es la versión más lograda.

                                           


Yo los invito a escucharlo por el propio Charlo con su orquesta en 1952. Y confirmando lo del suceso de este tango en toda América, también escucharemos al celebrado cantante ecuatoriano Julio Jaramillo que lo interpreta con sus guitarristas y él mismo también con la guitarra.

08- Rondando tu esquina - Charlo

08- Julio Jaramillo- Rondando tu esquina




lunes, 16 de febrero de 2015

Cuando el amor muere

Este tango tiene un subtítulo que dice: Una vez y adiós. Lo pergeñó el imaginativo e inagotable Héctor Marcó (Marcolongo), que dejó de cantar para escribir versos de tango y en este último rubro fue realmente un portento, alumbrándonos  largos ratos con esas letras que dejan rastro. Porque además de su prolificidad, supo pintar situaciones románticas especialmente, pero también de otra índole. Y lo hizo en colaboración con una gran cantidad de compositores -Di Sarli lo eligió especialmente-, que supieron valorar sus pinturas cotidianas transformadas en verso.

Héctor Marcó, cantor, poeta, turfman.

El tango que traigo hoy como motivo para el blog, lo realizó en sociedad con el pianista Alfredo Malerba, para mayor gloria de Libertad Lamarque que lo cantó en la película Una vez en la vida. En este filme la diva tuvo como compañero de rubro a Luis Aldás que poco tiempo después se radicaría para siempre en México, y fue dirigido por el chileno Carlos Borcosque (desde los 12 años residía en Argentina).

                                   

La música de la película estuvo a cargo del destacado pianista, compositor y arreglador Mario Maurano, que secundó a Libertad en este tema y en otros muchos a la largo de su carrera.  Una vez en la vida se estrenó el 30 de junio de 1941, y el tango de marras lo grabó la misma dupla el 4 de agosto de ese mismo año.

El tango también encierra otro dato llamativo, dado que fue el único tema que registró Carlos Acuña con la orquesta de Carlos Di Sarli, pese a que estuvo en dicha formación prácticamente un año y medio, haciendo rubro con el exitoso Roberto Rufino. Actuó incluso en la brillante etapa del Marabú y realizó giras con la orquesta. Cuando el amor muere, lo grabaron el 2 de agosto de 1941.

                                               

Acuña, nacido y criado en el porteño barrio de Constitución, tuvo buenos maestros y dejó grabaciones muy interesantes con Rodolfo Biagi y Mariano Mores. Estuvo en dos oportunidades con Ernesto De la Cruz, y cuenta con la ánecdota de haber tenido como presentador, nada menos a Celedonio Esteban Flores, en su etapa de solista, antes de irse a España donde radicaría largo tiempo con un notable éxito, y su repertorio gardeliano.

Para completar la trilogía, el gran Floreal Ruiz grabaría este tango de Maurano y Marcó, en 1963 con la orquesta de José Basso. Se había integrado a la misma en 1956, reemplazando al mendocino Rodolfo Galé, y en dicha formación estuvo alrededor de ocho años, teniendo como compañeros de rubro, entre otros a Oscar Ferrari, Alfredo Belusi, Jorge Durán o Roberto Florio. Y dejaría nada menos que 40 hermosas grabaciones con Basso durante esta etapa brillante de su carrera.

                                             


Y después de estas mini historias vale la pena escuchar a los protagonistas a través del disco. Primero  paramos la oreja para oir a Carlos Acuña con Carlos Di Sarli, en el tango que traigo a la palestra. A continuación, el registro de José Basso con Floreal Ruiz.

11- Cuando el amor muere - Carlos Di Sarli-Carlos Acuña

14- Cuando el amor muere - José Basso-Floreal Ruiz


Y para cerrar el tema podemos también ver y escuchar a Libertad Lamarque en la película citada, cantando este tango, acompañada por la orquesta de Mario Maurano.

                              


sábado, 14 de febrero de 2015

BIEN MILONGA

Como todos los sábados y martes, le damos cuerda a nuestra pasión milonguera, en una sala con mucho encanto.

                           


Y...tin...tin...tin... Hoy, San Valentín...

Motivo más que suficiente para exhibirte con tu pareja bailando unos tangos entrañables, aparte del regalito que se entrecruzan entre los integrantes de la misma. O con otras parejas.

Noche linda para milonguear con ese ingrediente extra que significa todo un aliciente ritual.
Dale gusto al cuerpo y festejá San Valentín cómo se merece.

                                  

      
Y para ir calentando el cuerpo y el espíritu, vemos a la pareja Gustavo Naveira-Giselle Anne, bailando en Pisa el tango de Héctor Quesada: Indio manso, por la orquesta de Carlos Di Sarli.

                                                                           

              


viernes, 13 de febrero de 2015

Recuerdos de Cadícamo

Si no fue el escritor de poemas de tango más prolífico de la historia, pega en el palo. Y además, sus letras tienen un encanto especial, invitan a cantarlas y a ponerles música. Porque también, y esa fue otra gran virtud del inolvidable vate, colaboró con los grandes músicos de sus épocas, dado que murió cuando estaba por cumplir los cien años de edad y dejó mil trescientos temas musicales  que alumbran el cancionero popular argentino. Algunos de sus tangos llevan música propia.

Me encanta repasar una y otra vez esos temas, tan interpretado por cantores de todos los estilos, y tan bailados por los  milongueros de varias generaciones, incluidas las actuales. Además Gardel, que murió en 1935, alcanzó a grabar 23 de sus obras, que ya es decir. ¿Y quien no cantó o silbó un tango de Cadícamo de regreso a casa o mientras manejaba o caminaba rumbo al trabajo? Son temas que los porteños llevamos adheridos a la piel que envuelve al cuore, porque nos devuelven a los paisajes prístinos de nuestra juventud y adolescencia.

                                          

Y lo más admirable es que los construía en un rapto, pulsando las teclas de su pianito y los versos se caían solos sobre las mismas. Su sociedad con Juan Carlos Cobián, en la manera de vivirla a todo tren, escanciando todos los placeres de la existencia, además de los beberajes noctámbulos que les servían de afrodisíacos y de linimento espiritual y filosófico, derivó en la fabricación de temas imposibles de olvidar. La parva de tangazos exitosos que crearon, es increíble. Bastaría citar algunos de ellos como Nostalgias, El motivo, Los mareados, La casita de mis viejos, Niebla del Riachuelo, A pan y agua, Piropos, Rubí o Shusheta para sentirnos obligados a rendirle un homenaje a tanto talento.

En otra oportunidad narré como escribió Garúa de un día para el otro, sobre la música previa de Pichuco. Y también contaba como si tal cosa:

                                           

-Compré un minipiano Carlit, en el que empecé a componer temas. Se me ocurrió a título de ensayo escribir letras y adaptarles yo mismo la música, que por exceso de modestia comencé a firmar con el criollísimo seudónimo de Rosendo Luna. El primero de esta serie se tituló El cuarteador. Aníbal Troilo, que actuaba en Radio El Mundo, solía venir después de la audición a tomar una copa. En una de esas fugaces visitas le hice escuchar precisamente El cuarteador.

-Muy entusiasmado se llevó el manuscrito y días después lo estrenó en la radio y en el cabaret Tibidabo. La voz de su cantor Fiorentino realizó una creación original transformándolo en un éxito., identificándose tanto con esa novedad que sus admiradores comenzaron a llamarlo El Cuarteador de Barracas...

-Aquel piano me había traído suerte. Tratando de aprovechar su fluido, compuse muy poco tiempo después Tres amigos, que como el anterior lo estrenó Troilo, esta vez con la voz de Alberto Marino. Luego continuaron Por las calles de la vida, A quien le puede importar, No vendrá, popularizando en esta forma el seudónimo de Rosendo Luna. Yo escribía éxitos y mi amigo el editor los publicaba. Trabajábamos y nos divertíamos.

-Un día llega Troilo muy entusiasmado a nuestro departamento trayéndome una vieja grabación por la orquesta de Fresedo, del tango de Cobián Los dopados, Como era sólo para orquesta, me pidió que le adaptase versos porque quería estrenarlo urgentemente y con letra. Yo le expliqué que no me parecía correcto hacerlo sin la autorización de Cobián, que se hallaba fuera del país.

-Insistió en que le hiciera ese favor que me pedía, agregando que cuando Cobián regresara a Buenos Aires se encontraría con un éxito. Me convenció y pusimos la placa en el tocadiscos varias veces. No hubo necesidad de sacar el monstruo porque ya lo tenía pegado en los oídos desde los tiempos de Abdulla y además porque lo tocaba en el piano.

-Contando con la amistad que tenía con Cobián, me decidí a hacerle la letra cambiándole el título por el de Los mareados. Troilo realiza sobre el mismo un arreglo magnífico y lanza un impactante hit...

  Y parece tan fácil como lo cuenta... Por estas cosas es que los quiero y admiro tanto a estos vates y músicos que nos dejaron tamañas obras de arte. No sólo para escucharlas, tomando un mate o un scotch, sino incluso para bailarlas y sentirlas muy adentro. Son cosas tan nuestras que emocionan, al leerlas.  Es una linda manera de terminar la noche o iniciar el día escuchándolas una y otra vez.


Por ejemplo, vamos a escuchar a Troilo con Fiore, en aquel milagro de Los mareados, que grabaron el 15 de junio de 1942. Me emociono de verdad, se me estruja el cuore. Y a continuación: No vendrá, por la dupla D'agostino-Vargas, que lo llevaron al disco el 2 de noviembre de 1945.

¿En quien pensabas Enrique cuando los ibas escribiendo?

01- Los mareados - Aníbal Troilo-Fiorentino

11-No vendrá - D'Agostino-Vargas






miércoles, 11 de febrero de 2015

Manuel Romero

Lo llamaban el gallego, por ser hijo de inmigrantes andaluces, pero era más porteño que el Obelisco, o el pomo en los carnavales. Sus hermanos y primos se destacarían como hábiles artesanos gráficos, pero él enfiló otros horizontes que lo llevarían al periodismo, la crítica teatral, el tango, el arte de Talía y el cine. Hombre múltiple al que parecía que nunca le alcanzaba el tiempo, filmó y estrenó películas en tiempo record, y su comienzo fue al irse interiorizando de lo que sucedía en escenarios teatrales y entre bambalinas, donde destacaría primero como un prolífico autor y productor.

Personaje único, porteñazo al mango, le dió incluso tiempo para dedicarse a la milonga cuando terminaba su trabajo en el teatro, y siempre tuvo lugar para meter en sus sainetes y películas algún tango que entendió como vital para las apetencias populares. Comenzó escribiendo en periódicos y en la revista Martín Fierro, donde firmaban los mejores literatos de la época. Y pasaría por el diario Crítica, La montaña y Última hora. Había estudiado en la Escuela de Fogoneros de la Armada y trabajó allí un tiempo mientras aportaba monedas de tiempo a su verdadera pasión.

                                       


Precisamente en la película que dirigió: La muchachada de a bordo, con Luis Sandrini, arrastra reminiscencias de su tiempo en la Armada.Tenía 28 años cuando se lanza a realizar sainetes en aquel racimo de teatros que orlaban el centro porteño. Su primer trabajo, Teatro breve, lo realizó con Ivo Pelay y ya no paró más. La llegada de la Revista de Mme. Rasimi con su elenco de bataclanas, dejó huella en Buenos Aires y muchas compañías intentaron seguir esa huella, entre ellos Romero.

El gallego llegó a pergeñar y estrenar 178 obras teatrales, y no dejó nunca de ir mechando tangos en  las mismas. Así estrenaría su tango Polvorín con música del pianista José Martínez en la obra turfística: Gran Premio Nacional, siguiendo todas las pasiones de los porteños. Lo cantaría el barítono uruguayo José Muñiz. Ignacio Corsini le estrenaría Patotero sentimental con un eco impresionante en el público, durante la obra: El bailarín de cabaret. El pianista catalán Manuel Jovés, que aunque llegó de España con la intención de triunfar con el cuplé, dirigía orquestas desde el foso de los teatros y realizaría con el mismo Romero, ese tango y otros  de largo recorrido como Buenos Aires, Nubes de humos o Pobre milonga.

                                               


La vida lo llevaría a éste último a España con una compañía de revistas que co-dirigía junto al bilbaíno Luis Bayón Herrera, quien realizaría toda su vasta obra en Argentina. En aquella compañía del Teatro Sarmiento, militaban artistas de la talla de Gloria Guzmán, Sofía Bozán o Pedro Quartucci entre otros. Viajan a París, donde Romero se reencuentra con Gardel que estaba por filmar con la Paramount y a pedido de éste escriben Romero y Bayón Herrera, el guión para la primera película sonora del gran cantor: Luces de Buenos Aires. El empresario del Sarmiento y del Broadway, Augusto Álvarez, insta a Romero para que peleara por la inclusión de Gardel en el filme, dado que el director del Mismo, el chileno Adelqui Millar, prefería un cantante español. Y además Romero logró meter en la película a todos los integrantes de la revista, incluídas las 16 bailarinas del elenco.

Gearardo Matos Rodríguez, que estaba en París, le puso música al filme y Gardel canta tres temas. Dos de ellos de Romero y Matos. El primero, la canción El rosal, donde lo acompañan sus guitarristas y Tomo y obligo, tema en el que lo secundan Julio De Caro, Pedro Laurenz y Francisco De Caro, que justo estaban también en la capital francesa con la orquesta de Julio. El 23 de septiembre de 1931, se estrenaría esta película en el Cine Capitol, de Buenos Aires.

                                 


Fue debut de Manolo en el cine y a partir de ahí no paró más. Le agarró el fierrito del arte cinematográfico y ya de vuelta en Buenos Aires filmaría 12 películas, en las que la parte musical la dirigirían Enrique Delfino, Alberto Soifer y Francisco Lomuto. Las realizaría con todos los elementos cotidianos que atañían a la vida de sus conciudadanos, igual que en el teatro; filmes con argumentos sencillos pero llegadores a la sensibilidad popular. Y también en ellos fue incluyendo tangos que interpretarían Merecedes Simone, Alberto Vila o un novel Hugo del Carril que encontraría su camino.



Marcos Caplán, un conocido actor de vis cómica, decía: "Trabajé tango con Bayón Herrera como con Manuel Romero, dos monstruos en los mejores años de la revista. Se complementaban y corrieron juntos hasta que Romero se aburrió del colaborador, o se aburrieron mutuamente. En la revista, Bayón era mejor versificador y Romero mejor director. Sin embargo, me parece, escribiendo tangos Romero fue lejos mejor letrista que Bayón. En cuando persona, Romero, a pesar de sus broncas, era más gaucho, cálido, se lo sentía amigo aun bajo el peso de su autoridad. Y otra cosa: era un fenómeno de velocidad para escribir.Necesitaba producir; siempre estaba en baja de dinero porque jugaba demasiado, a los caballos y a lo que venga. Una noche, en esa urgencia, escribió de un tirón el salinete La muchachada de a bordo. No era un premio Nobel....pero resultó un éxito de boletería".

                                 



Manuel Romero no fue un profesional del tango como poeta (era un tipo culto), pero escribió tangos para sus obras teatrales y sus filmes y dejó un  tendal de temas que calaron hondo en el pueblo. Gardel grabó 17 de esos temas que aún siguen sonando en los reproductores. Títulos como los ya nombrados y otros como Aquel tapado de armiño, Corazón de arrabal, El rey del cabaret, El taita del arrabal, Estampilla, Haragán, La canción de Buenos Aires, La muchacha del circo, La provinciana, Tango porteño. Y otros de su extensa producción fueron, por ejemplo: Tiempos viejos, Naufragio, Tres recuerdos, Parece que fue ayer, Tango amigo, Cuando un viejo se enamora, Noches de Buenos Aires, Sin rumbo, Recuerdos de bohemia, Necesito olvidar, El vino triste, Milonga criolla, Dos caminos, Pobre soñador, Guapo y varón,  Mi provinciana, Rosa poneme una ventosa, Largá las penas, Mi piba linda  Mentira, Abandonada, Carnaval de antaño... y sigue la lista.



Firmaron también con él  estos temas y otros: Francisco Canaro, Matos Rodríguez, Alberto Soifer, Edgardo Donato, Rodolfo Scianmarella,  Francisco Lomuto, Enrique Delfino, Juan D'Arienzo, Charlo, Azucena Maizani, Orestes Cúfaro, Carlos Gardel, Sebastián Piana, Antonio Scatasso, Francisco Pracánico, José Padilla, Héctor Quesada, Raúl de los Hoyos y más ilustres.

Y yo cierro estos recuerdos con dos de sus temas. Primero, El vino triste (Romero-D'Arienzo), por Osvaldo Pugliese cantando Alfredo Belusi, registrado en mayo de 1962. Y a continuación El taita del arrabal, que Romero escribiera con Bayón Herrera y el músico español, autor de La violetera: José Padilla. Lo grabó con su orquesta y el cantor Raúl Figueroa, el pianista Juan Polito, el 26 de diciembre de 1952.

06- El vino triste - Osvaldo Pugliese- Alfredo Belusi

952- El taita del arrabal- Juan Polito-Raúl Figueroa

lunes, 9 de febrero de 2015

D'Arienzo y los milongueros

Despreciado por los críticos, criticado por Piazzolla pero apoyado por los directores de orquesta como Pugliese o Troilo, fue el público quien instaló a D'Arienzo en la cima del gusto popular, especialmente para bailar. Fue durante años la orquesta que más discos vendió y en ese sentido batió record tras record. Yo recuerdo como mi hermano y otros muchachos mayores se juntaban en la plaza vecina con una victrola de aquellas de darle a la manivela y se pasaban el rato poniendo discos de D'Arienzo, cuando arrasaba en todos los barrios porteños.

Atesoro además mis viajes a la casa de mis tíos en Mendoza, por ejemplo, donde la orquesta más importante imitaba su estilo, e incluso el cantor hacía el repertorio de Alberto Echagüe, en su manera. Se trataba de Los Mancifesta, que llenaban en toda la provincia. Y cuando íbamos al Centro Lucense de Olivos,  con la barra los domingos, la orquesta que estaba siempre allí, Víctor Di Capua, hacía exactamente lo mismo. O Tito Martín en la Confitería Montecarlo de la calle Corrientes. En todo el país había orquestas que tocaban en el Estilo D'Arienzo, copiando prácticamente sus partituras.

                                             


Hoy a tantos años de su arranque impresionante en la segunda mitad de los años treinta, en el Reporte de investigación de 2014 que ha realizado Tango Tecnia en toda América, Europa, Asia y Caribe, hay un apartado sobre las Orquestas preferidas para bailar. Y muestra en la Gráfica 27, primero  a D'Arienzo con 773 votos y el 81,28% de aprobación. Le siguen Di Sarli, Pugliese, Troilo, Canaro, Caló, De Angelis, Tanturi, Fresedo y Biagi, en ese orden, entre los diez más votados.

Es lo que uno ha vivido a lo largo de su periplo milonguero. A los 18 años, yo ponía la música en los festivales que hacíamos en el Club del Barrio para diversos fines. Y ya me conocía esta historia porque la vivía a diario, en la radio, en los discos que compraba mi hermano y  en las primeras prácticas que hice con los muchachos grandes de la barra.  La frase de Barquina (Francisco Loiácono) "D'Arienzo hace bailar a los muertos" o "Los fiambres se levantaban", muy de su estilo festivo, pinta a las claras el impacto que ejercía sobre los bailarines de ambos sexos.

                           
La Orquesta de Juan D'Arienzo que rompía records con Laborde y Echagüe (1945)


Hace 5 o 6 años fui a bailar por la tarde a Lo de Celia, un lugar muy concurrido de la calle Humberto 1º, al que se asciende por una escalera. Se había retirado bastante gente y la dueña se acercó y en voz baja me mandó el aviso: "Aquella mujer quiere bailar contigo. Justo ahora que voy a poner a D'Arienzo..." No soy de aceptar tales invitaciones, pero para no hacer un desprecio le pregunté si bailaba bien y me dijo: "Sí, es muy milonguera, la que está de blanco mirando para acá". Era una mujer que pasaba los cincuenta cómodamente. La saqué y bailamos. Como noté que lo hacía muy bien, me dí máquina como si tuviéramos veinte años y volábamos por la pista. Cuando terminamos, me dijo: "Me hiciste volver a mi juventud. No sabés cómo lo he disfrutado... Una maravilla:"

Ése era y es D'Arienzo. Por eso me causaban gracia ciertas opiniones de organizadores de milongas o disc jockeys noveles que llegaban a España y despreciaban profundamente a esta orquesta y preferían a otras que no me provocaban reacción alguna. Aunque, lógicamente como se trataba en su mayoría de bailarines que estaban llegando al tango y no dominaban los registros, ni distinguían una orquesta de otra, bailaban los que les echaran.

                                               
Polito en el piano y Puglisi con su violín, D'Arienzo dirige


Todavía sigo sintiendo un fuego especial cuando pongo a D'Arienzo en sus versiones de Don Pacífico, La catrera, Indiferencia, Pampa, Felicia, No mientas, Derecho viejo, Mandria, El Marne, o cualquiera de esa época en que era imbatible. Me hace cosquillas en los pies y en el cuore y me mando a bailarlo con el mismo ímpetu que en aquellos años. Y ojo que también batió records en sus presentaciones en provincia o en la vecina Uruguay, donde lo idolatraban, y en la que surgieron muchas orquestas que imitaban su estilo sin disfraz alguno.

Cuando se lanzó como director, con la batuta, luego de varias experiencias, igual que todos, supo que el pianista sería el músico fundamental en su orquesta. Y tuvo tres que le dieron ese toque maravilloso y único que lo distinguiría para siempre: Rodolfo Biagi, Juan Polito y Fulvio Salamanca. Estos dos últimos consolidaron y enriquecieron  lo que apuntó Biagi en sus tres años sentado en el dientudo de la orquesta. Además tuvo bandoneonistas de la talla de Héctor Varela, Enrique Alessio, Eladio Blanco, Felipe Ricciardi, Aldo Junnissi, Alberto San Miguel, Carlos Lázzari, Ernesto Franco y otros destacados que cuando entraban a saco en esos stacattos impresionantes, hacían temblar el piso con los tacos de los bailarines.

                                     


Incluso si nos fijamos bien, D'Arienzo tuvo grandes violinistas, comenzando por el inolvidable Cayetano Puglisi, el que realizaba los solos. Y los Milo Dojman, Bernardo Weber, Mauricio Misé, Blas Pensato, Moisés Svidsky, Pedro Liserre y otros que enriquecieron musicalmente a la orquesta. Cuando la orquesta arrancaba en Radio El Mundo con aquella marchita inolvidable y la voz de Antonio Carrizo: "¡Yo me presento así...!", a la que se agregaban las glosas de Barreiro Bazán, era todo un boom.

Lindos recuerdos que revivo permanentemente porque D'Arienzo sigue siendo el alma de las milongas, sin despreciar a otras grandes, que en un estilo distinto también dejaron una huella imborrable. Dicen que para muestra basta un botón, pero yo voy a poner dos para darle máquina a la página con ese ritmo que "hace bailar a los muertos"...

                                                     
La orquesta del arranque con Biagi al piano (de negro izq.)


Y arrastro de triunfo con el tango El resero, de Raimundo Petillo, grabado el 21 de noviembre de 1941. Y a continuación. Enamorado (Metido) del Príncipe cubano (Ángel Sánchez Carreño) que fuera portero del Chantecler; lo canta Héctor Mauré y lo grabaron el 23 de junio de 1943.

12- El resero - Juan D'Arienzo

18- Enamorado (Metido) - D'Arienzo-Mauré