viernes, 2 de enero de 2015

De cracks

Los músicos de tango de la belle époque del género, se distinguían, entre otras cosas, por ser compañeros, aún dentro de la competitividad normal, y manifestaron públicamente su admiración y respeto por una u otra orquesta y sus directores. Ello les permitió unirse gremialmente y fundar varios Sindicatos y agrupaciones, de la cual la más importante es  SADAIC, que gestiona los derechos autorales.

Seguían al pie de la letra la máxima de Martín Fierro, la obra de José Hernández:

"Los hermanos sean unidos, / porque ésa es la ley primera. / Tengan unión verdadera / en cualquier tiempo que sea / porque si entre ellos pelean / los devoran los de afuera".
Consejos aplicables a cualquier actividad, especialmente la política que ha dado infinidad de ejemplos, haciendo precisamente lo contrario.

                                           
Tanturi, Francini, Floreal Ruiz y Aníbal Troilo rodean a Pugliese en el piano


Hoy traigo, a propósito, las reflexiones que le hiciera Osvaldo Pugliese a Arturo Marcos Lozza:

-En una etapa determinada, las mayores orquestas en vigencia -D'Arienzo y Di Sarli- tenían un sentir emotivo y tenían ritmo. Carlos Di Sarli ha sido un ejemplo para todos los músicos. Sin nada, sin ninguna escritura, sin ningún arreglo, sin ninguna variación orquestal, sin nada, ha hecho una interpretación, una estructura de interpretación extraordinaria. ¡No sé cómo, todavía, Carlos Di Sarli no figura en el comentario general con un mayor relieve!

                                       
D'Arienzo y su orquesta con los cantores Reynal y Mauré. Varela es el 1º bandoneón.

-Y también tenemos que hablar de la orquesta de Juan D'Arienzo. Él acumuló a su alrededor el fervor del ochenta por ciento de la población. ¿Quién es capaz de repetir algo igual?  Deje que digan que D'Arienzo es una tachería, deje que digan ésto o aquello, que digan los que quieran. Pero esa fue una orquesta que salió del cabaret Chantecler, fue a Radio El Mundo y se convirtió en un boom. Fue la bomba atómica. Y no había orquesta que trabajara en el interior del país, que no imitara a D'Arienzo. Me tocó a mí actuar en aquel entonces junto con otras orquestas. Y todas lo imitaban porque la gente quería bailar con ese ritmo. Yo no lo valoro a D'Arienzo como músico ni nada por el estilo, pero valoro al hombre que está al frente de una Típica y que que ha despertado en el público ese fuego, esa vibración por el tango, de la misma manera que las Malvinas despertó en la juventud la vibración de lo nacional. Sí, D'Arienzo fue eso.

                                           
Di Sarli, Troilo y Zita en el Marabú. Pichuco fue un gran admirador de Di Sarli.


Yo sonreía cuando algunos jóvenes bailarines y puestos a maestros me cargaban en Madrid porque me gustaba bailar D'arienzo. Acababan de llegar al tango, hablaban como entendidos y para ellos el tango eran Piazzolla o Pugliese y ahí empezaba y terminaba todo.
-Ya lo descubrirán - les decía yo.
Y algunos terminarían "descubriéndolo".

El Chula Clausi, bandoneonista que orilló los cien años de edad, arrancó con Pacho, estuvo con Minotto, De Caro, Pracánico, Firpo y Maffia entre otros,  tocó con los grandes de su época  y tuvo orquesta propia en la cual militó incluso Piazzolla joven. Se radicó varios años en Chile pero volvió a su Buenos Aires del alma y recordaba cosas como éstas:

                                           
La orquesta de Pedro Maffia (centro). El Chula Clausi está a su derecha
 
 -Hubo muchas orquestas pero como la de Fresedo, no. Y sin embargo, no ha tenido el nombre que merecía. Fresedo era un gentleman, hacía bailes bacanes. Tenía una sonoridad, un estilo, era demasiado fino para tocar... Pedro Maffia y Pedro Laurenz los que dos que dejaron una escuela.  Pedro Laurenz fue fogoso para tocar, un gran tanguero y un compositor maravilloso. Además, sus fiorituras siempre se destacaron: no digo que eran las mejores para no ofender a nadie. Era un bandoneonista de garra. De la escuela de Laurenz salió Leopoldo Federico. De la escuela de Maffia salió Julio Ahumada. Maffia era muy suave para tocar, como expresivo fue único, fue como Gardel.

-Cuando estaba en radio Belgrano tenía a Piazzolla de bandoneón, tenía a Antonio Rodio, que era un violinazo que hay que ponerse de pie para hablar de él.  Me acuerdo que Pugliese me dijo una tarde: "Vos estás en Radio Belgrano, pensar que yo, si pudiera estaría en Radio del Pueblo (mucho más modesta). ...Antes todas las orquestas eran como -evoca- una familia. No como ahora que uno no sabe cómo se llama el de al lado. (De "Café de los Maestros")

Osvaldo Fresedo, Gardel, Mercedes Simone y Charlo.

Piazzolla estuvo 8 años en la orquesta de Aníbal Troilo como bandoneonista y luego incluso arreglador. Y fue allí donde encontró el fuego sagrado del tango, aunque luego estudiaría, buscaría nuevos alientos para el género, pero jamás olvidó su paso por la orquesta de Pichuco, aunque despotricara contra todo lo anterior. Cuando éste falleció, la reacción de Piazzolla, explicaba todo.

                                     
Pichuco y el Tano Ruggiero


-Cuando murió estaba en Roma. Me enteré en casa, estaba con Carlos Alonso y Antonio Berni, que me habían pedido que posara para ellos. No te imaginás lo que fue. Agarré el bandoneón y me puse a tocar La última curda; llorábamos los tres, yo tocando y ellos pintando, se nos caían las lágrimas y me pedían que dejara de tocar porque las lágrimas les nublaban la vista. Pero no podía dejar de tocar... Era como tratar de que el Gordo siguiera ahí con nosotros. Lo mismo que pasa cuando toco Bandoneón, el primer tema de la suite. Hay una parte donde la melodía corresponde a Quejas de bandoneón. Ahí intento tocar como Pichuco, rememoro sus dedos, pero no consigo terminar la frase musical, y para demostrar mi impotencia dejo los dedos puestos y abro el fueye hasta el final, como si fuese un quejido de desesperación por todo lo que se nos fue con él.

Yo termino agregando que también por estas cosas el Tango llegó a ser lo que fue y lo que es actualmente. Y así pudo resistir la invasión de ritmos foráneos, la negligencia de los directores de grabadoras y la ignorancia de los gobernantes de turno a lo largo de su historia. ¡Cuántos argentinos lo han descubierto en el exilio europeo!

¿Qué les parece si para adornar estos sentimientos tangueros escuchamos un tema por Carlos Di Sarli y otro de D'Arienzo? Vamos con Siete palabras de Juan Maglio Pacho, por Carlos Di Sarli, del 22 de julio de 1952 y El Internado de Francisco Canaro, por Juan D'Arienzo, grabado el 5 de mayo de 1950.

¡A mover los remos!

Siete palabras - Carlos Di Sarli (1952)

Juan D'Arienzo - El Internado - 1950-

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