jueves, 30 de octubre de 2014

Alberto y Fernanda

Me gusta seguir la evolución de las parejas de bailarines que van asomando en el firmamento y confirmar que lo que de bueno apuntaban en sus apariciones primerizas,  se va consolidando y les conduce hacia la madurez interpretativa. Siempre y cuando se ajusten a los cánones del tango de salón, bien macerado y de allí sigan creciendo y embelleciendo su baile, aunque lo transformen en espectáculo, con las licencias que ello propicia.

Alberto Sendra y Fernanda Japas son una de esas parejas que he seguido desde hace un tiempo y ya llevan quince años trabajando juntos y luciendo su arte por diversos países. Uno y otro comenzaron por separado a practicar esta danza, debido a su pasión juvenil por el tango. Un día se encontraron como pareja, bailando un tango por la orquesta de Aníbal Troilo y la cosa discurrió con toda naturalidad. La química funcionó y Cupido hizo el resto. Desde entonces también son pareja de vida.

                                     


Los he visto bailar en Grisel y me parecieron una dupla consolidada y afecta al tango-salón, lejos de los estereotipos del género. Se nota que lo sienten y en los primeros escarceos, la dupla Miguel Ángel Zotto-Milena Plebs, que iluminó a tantos bailarines con aspiraciones, fue como un modelo para ellos. Y siguieron esos moldes de siempre, rehuyendo el tango electrónico con el que no comulgan para nada. El año pasado hicieron una gira por Italia y Francia y recibieron cálidos elogios.

Para que ustedes puedan juzgar su calidad tanguera-danzante, los vemos bailando en Milán el tango de Bernstein y Fernández Blanco: El abrojito, Por Osvaldo Pugliese y la voz de Alberto Morán.
                                                

                            

Tienen una hija y a medida que ella va creciendo les permite viajar a distintos destinos adonde los convocan para festivales y clases. Han armado su propia Academia, pero también dan clases en algunos clubes. Aprendieron con buenos profesores y han asimilado la savia del tango de salón bien bailado, que transmiten a sus alumnos, la mayoría de los cuales se han transformado en sus amigos.

                                 

Por eso en estos dos meses de Setiembre-Octubre los tenemos bailando y difrutando de las clases con alumnos de los países que visitan. Son jóvenes y tienen mucho camino que recorrer. Y yo, personalmente, me alegro que sigan saliendo bailarines milongueros de calibre grueso para transmitir su sentimiento por el tango de siempre.

Acá los tenemos, en el año 2010, bailando en Sunderland el vals de Enrique y Fernando Lupi: Dichas que viví, por Rodolfo Biagi, cantando  Andrés Falgás.                           

                                      

Y cerramos la página de hoy, llenitos de gotán, con éste de Guillermo Fernández: Deseo. Lo canta el propio Guillermo acompañado por su Orquesta. Y lo bailan Alberto Sendra y Fernanda Japas en el Salón Canning.

¡Felicitaciones pareja!


                                         

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