domingo, 10 de agosto de 2014

Un valsecito

Domingo asoleado y caluroso en Madrid. Tengo que darme manija para disfrutar de estas matinattas, y la mejor manera de entretenerme es escuchando unos valsecitos. De paso cañazo me los milongueo solito, y los transpiro para después combatir il caldo, en la piscina que me está esperando.

Pero no tengo apuro, los valsecitos me atrapan con toda su luminosidad y alegría, y la virtudes de la memoria me llevan a aquellos ritos suburbiales de los guitarreros y fueyes barriales que nos alegraban el alma despachando páginas inolvidables como Desde el alma, Olga, Violetas, La loca de amor, Orillas del Plata, El aeroplano, Un placer, Tu olvido, Francia, Lágrimas y sonrisas y toda esa ristra de creaciones que cuando suenan en la milonga, nos levantan el ánimo y vienen a ser como un jardín florecido en primavera.
                                       

Hoy me detengo en uno de esos valses porteños, creado en este caso por un italiano aporteñado, nacido en Potenza, y que como tantos compatriotas suyos arribó a Buenos Aires con su familia escapando de guerras y miserias. Se llamaba Luis Mottolese, era violinista, compositor y luego de militar en orquestas como la de Juan Carlos Cobián, también decidió formar la suya.

Mottolese que nació en 1901 y murió en Buenos Aires en 1989, fue un autor prolífico que tanto concibió tangos, milongas o valses, como pasodobles, cumbias, twist, zambas, vidalitas, rumbas y demás géneros que interpretaba con su orquesta de distintos ritmos en los bailes que animaba.

                                       


Entre algunos de sus muchos  títulos rescatamos El romántico, Milonga del tiempo aquel, Nunca nunca más, La cachorra, La noche de tu olvido, Alondra, y esos valsecitos Obsesión y Pobre flor. A este último me quiero referir hoy, dedicándole estas líneas recordatorias porque en su momento, grabado por Alfredo De Angelis, su orquesta y sus cantores Carlos Dante y Julio Martel, lograron un golazo impresionante que perdura hasta estos días.

Mottolese lo tituló inicialmente como Primera ilusión y con tal epígrafe lo grabó Ignacio Corsini en dos oportunidades, acompañado por sus guitarristas Pagés, Pesoa y Maciel. Primero en sistema eléctrico en 1922 y posteriormente en el sistema acústico, seis años más tarde. La letra la escribió sobre la música previa, Víctor Feliciano Spíndola.
                               


Juan Maglio Pacho, lo llevó al disco el 26 de febrero de 1932 y logró una hermosa interpretación de su renovada orquesta, en forma instrumental. Años más tarde, el bandoneonista Félix Lipesker, bajo el seudónimo de Félix Villa,  a solicitud de Alfredo De Angelis, realizó el feliz arreglo que este último convertiría en gran éxito.

La mejor dupla de cantores de orquesta que tuvo el tango -a mi juicio- fue la de Carlos Dante y Julio Martel y casi todas sus intervenciones en pareja, con la orquesta de De Ángelis lograron enorme repercusión. Nada menos que 17 temas grabaron a dúo estos dos grandes cantores, con el conjunto del colorado de Banfield.

                                                   


Hoy nos entretenemos entonces con estas grabaciones. La de Primera ilusión (Pobre flor) registrado por Ignacio Corsini en 1928 y la de Pacho: Pobre flor (Primera ilusión) en 1932.

Ignacio Corsini - Primera ilusión

Juan Maglio - Pobre flor


Pero claro, no podemos dejar afuera a la versión de Alfredo De Angelis con Carlos Dante y Julio Martel. Aunque, como me estoy muriendo de ganas de bailarlo, vamos a escucharlo, mientras vemos a la pareja Pablo Rodríguez y Corina Herrera disfrutándolo a tutiplén en la pista. ¡Qué envidia!

                                            




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