viernes, 15 de agosto de 2014

Típica y Jazz

Con esta combineta pasamos hermosos momentos en aquellas veladas que ofrecían los clubes y las confiterías céntricas. Uno iba por la típica, pero el complemento no sólo servía para que los muchachos de la orquesta descansaran un rato y tomaran fuerzas para el resto de la noche, sino que además, con la jazz nos sacábamos el almidón, aflojábamos la percha y la pasábamos muy bien.

Las llamadas orquestas de jazz, en realidad eran una combinación de música norteamericana, foxtrots sobre todo, tropical, brasileña y los ingredientes ideales para jugar un rato. Las muchachas se prestaban y la más sueltas y resueltas mostraban sus condiciones para moverse con esos ritmos, contagiando al resto. Terminábamos todos sudorosos y al finalizar cada participación de la Jazz, debíamos ir a recomponer nuestros cuerpos a las toilettes, que existían en todos los clubes y lugares
 céntricos.

                                     
Tango y Jazz: Eugenio Nóbile, Alfredo Gobbi, Panchito Cao y Osvaldo Pugliese


Generalmente íbamos a bailar con nuestras orquestas predilectas, que eran las que arrastraban más público y a las mejores milongueras. Y los conjuntos acompañantes, podían ser Héctor y su jazz (la mejor), Ahmed Ratip y sus Cotton Pickers, Oscar Alemán, la Jazz Casino y su baterista Tito Alberti, Barry Moral, Esteban y su Jazz Savoy, Juan Carlos Barbará, Varela-Varelita, La Santa Anita, Santa Paula Serenaders, René Cóspito y muchas más que se iban formando por el camino.

                                                         
La Jazz Santa Anita


La invasión del jazz en Buenos Aires le abrió el camino a numerosos tangueros que se pasaron a ese tipo de música por la posiblidad de trabajo que ofrecía. Eduardo Armani, Héctor Lagnafieta, Osvaldo Novarro, Mario Fortunato, Francisco Panchito Cao,  Eugenio Nóbile, que cambiaron las partituras de uno a otro género, terminaron inmersos en una música que les daría muchas satisfacciones e hicieron bailar a numerosas legiones de argentinos.

                                    

Incluso integrantes de familias tradicionales como Los Caló, se dividieron y así nació la orquesta Tony-Armand. Otro tanto pasó con los Lomuto al dedicarse con muy buen resultado, Héctor al jazz. O Alberto Deval, hermano de Horacio que cantaba con la Santa Anita (Ritmo en el alma). Incluso los Gobbi. Virginio, hermano de Alfredo actuó en numerosas veladas y también tocaba en la Confitería La Ideal, de la calle Suipacha, donde íbamos a tomar el té algunas tardes.

                     
La orquesta de Francini-Pontier
 
Inolvidables veladas de Típica y Jazz. En los carnavales eran realmente espectaculares. Hace unos cinco meses estábamos cenando y tomando unas copas con los amigos de la infancia en Buenos Aires, y con uno de ellos, Roberto, recordábamos muertos de risa la noche de carnaval en que  nos subimos al escenario cuando estaba tocando Oscar Alemán con su orquesta y nos pusimos a cantar con él. Primero nos pispeó de reojo y luego nos siguió la corriente, porque el Negro estaba pasado de todo. Las 7 Grandes noches 7-, de Carnaval daban para mucho, nosotros éramos lanzados, y así ganamos puntos ante algunas pibas. Ya sabés, aquello de Citius, altius, fortius. 

 Como decía Miguelito Bucino en su tango:
-Al taura siempre premia / la suerte que es mujer...

                                   
La formidable conjunción de Héctor y su jazz con muy buenas voces


Las orquestas de jazz sirvieron para darle el contrapunto a las Típicas y permitir otra expresión oral y física. Nos desacartonábamos y afloraba la otra personalidad, quilombera o divertida. Lo mismo le pasaba a las pibas, claro, cuando había que mover el esqueleto. Después volvía la orquesta de tango, y de nuevo el gesto serio, la pilcha acomodada, y la pinta calafateada en la toilette.

Muchachos esta noche será recordación, como reza el valsecito clásico y después de darle máquina a la memoria y los hermosos momentos de la milonga, nos adornamos con una de tango y una de jazz. Al voleo acomodo un gotán de Mariano Mores: Tanguera, por la orquesta de Francini-Pontier. Y por Héctor y su jazz, cantando la gran lady-crooner Louis Blue que moriría en Estados Unidos, donde terminó viviendo y cantando: Esperándote siempre estaré.

23- Tanguera - Francini-Pontier

01- Esperándote siempre estaré - Héctor y su jazz


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