martes, 25 de febrero de 2014

Julio Camilloni

Este poeta representa en el tango el espíritu generoso de ese barrio de Boedo que dió tantas voces y plumas notables, no sólo para el tango sino incluso en la literatura, el teatro y el cine. De allí salió la palabra chúcara y orientadora de José González Castillo que acaudilló, entre otros,  aquel movimiento en que se formaron muchos artistas destacados. Las pullas entre los hombres de Boedo y los de Florida, alumbraron durante un largo tiempo las páginas de periódicos cosechando simpatizantes de uno y otro bando.

Julio Camilloni
La Editorial Claridad, estaba ubicada en la calle Boedo 837, y durante la década del veinte, congregó a escritores que defendían causas de izquierda, socialistas y anarquistas que luchaban por los derechos obreros, y el barrio estaba habitado en general por gente de esa procedencia humilde. Prestigiosos intelectuales como Leónidas Barletta, Elías Castelnuovo, Raúl González Tuñón, Álvaro Yunque, Roberto Mariani o Nicolás Olivari formaban parte de esa trinchera de avanzada que dejaría una profunda huella no sólo en toda la zona sino incluso en el devenir de la cultura argentina, ya que también se agregaban  a esta corriente, pintores, artistas plásticos y gente de tango.

                                     


Julio Camilloni recibió muchas de aquellas influencias, sobre todo transmitidas por sus hermanos mayores y a los 15 años ya había escrito la letra de un valsecito: "Guitarras en la noche", con música del infatigable fueye de Boedo, Antonio Sureda. Sus hermanos le exigieron que leyera y trabaje más para producir mejores resultados literarios y Julio me contaba que se había puesto, años más tarde  como lema, unos versos del poeta, pensador y novelista cordobés Emilio Sosa López:

Sin antes ver la nube no goces de la lluvia
ni cantes a la rosa sin ir por el jardín.

Camilloni, que nació en Ancona -Italia- y a los tres meses ya estaba viviendo con sus padres en Buenos Aires, fue siempre un hombre modesto y trabajador. Su experiencia espiritual le permitió realizar una poesía que entrañase  un sentido del hombre como principio y fin de toda libertad. Muy responsable consigo mismo, con su origen, nunca se cansó de escribir versos y tirarlos al cesto hechos un ovillo porque no terminaban de satisfacerlo. Su autocrítica no tuvo límites.

                                     


Cuando lo conocí, en la barra que parábamos frente a Radio El Mundo, trabé rápida amistad porque era muy sociable. Vendía artículos de talabartería y andaba siempre con un portafolio encima, lleno de todo tipo de piezas para construir los mismos. Gran amigo de Alfredo Gobbi, tomé incluso más contacto con él gracias a ello. Con Antonio Blanco el fiel violinista que acompañó a Gobbi durante 20 años, en las buenas y en las malas, construyeron una pila de temas de notable repercusión y calidad: Estás en mi corazón, Predestinada, Amanecida, Al mismo Dios, Anteojito. Al mismo Sol, Balance sentimental, Barquitos de papel blanco, Espejismo playero, La invitada, Pichuco está tocando y otros más entre los que destaca La última, una belleza de tango que consagró Ángel Cárdenas con la orquesta de Aníbal Troilo.

                                               

Con Alfredo Gobbi, hicieron esa hermosa milonga: A mis manos,  y también Mensajera, Mujeres son mujeres, Tu angustia y mi dolor. Tiene temas con Osvaldo Pugliese, Emilio Balcarce, Fulvio Salamanca, Ernesto Baffa, Arturo Gallucci, Domingo Federico, Argentino Galván,  José Dames, Carlos Di Sarli, Mario Demarco y muchos otros músicos. Sobre todo con Julio Ahumada, una de cuyas obras en colaboración: Hasta el último tren, ganó el Primer Festival de la Canción en 1969, derrotando con gran polémica a Balada para un loco. Al margen de lo que sucediera luego con una y otra pieza, creo que la poesía de Camilloni en este tema  guarda la calidad de toda su obra.

                                             


Camilloni nunca quiso entrar en discusiones al respecto y siguió trabajando infatigablemente en la poesía. Incluso realizó dos canciones infantiles con Farías Cabanillas, que tuvieron mucho éxito en otros países: Pinocho y Aladino.

Quizás el credo de este poeta de Boedo, que conservó su humildad hasta el final, estribaba en estos versos suyos que definían su estilo y su manera de ser:

"Siempre quise canciones que desarmen el odio, / canciones como puentes:  que nadie cante en vano; / me abraza este deseo de no incomunicarme / y este querer de veras canciones como abrazos".

Y como compartí aquellos años hermosos de Gobbi en unos cuantos momentos, vuelvo a ellos en estos dos temas para revivir la época luminosa de esa eterna bohemia. Por la orquesta del violín romántico del tango, Predestinada, cantando Tito Landó, grabado el 13 de junio de 1955 y Estás en mi corazón, con la voz de Jorge Maciel, registrado el 18 de abril de 1950.

Predestinada - Alfredo Gobbi-Tito Landó

Estás en mi corazón- Alfredo Gobbi-Jorge Maciel

1 comentario:

  1. julio camilloni y majul fueron los mejores poetas de la ultima hornada juan tangos saludos

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