domingo, 10 de noviembre de 2013

De puro guapo


Este es uno de esos tangos maravillosos que uno desea escuchar o bailar, da lo mismo, aunque cuando lo bailo, sobre todo interpretado por la orquesta de Pedro Laurenz, mi cuerpo experimenta una sensación especial, como una revolución interior. Y si además, al bailarlo me toca una compañera de primera, el goce es mucho mayor todavía.

Alguna vez he contado que yo paraba en el Café Suárez de Lavalle y Esmeralda antes de empezar la ronda nocturna, y allí me encontraba con el santiagueño Hugo Díaz que era una máquina lanzando chistes y diciéndole piropos graciosos a algunas chicas que pasaban por la vereda, porque luego de los consabidos sánguches de miga, y la copita, nos quedábamos charlando en la puerta.

                           

Pedro Laurenz vivía a la vuelta,  en Corrientes, al lado del Obelisco, y pasaba todas las noches caminando con su jaula hacia el trabajo. Siempre empilchado de primera y de gomina Brancato en el pelo. A veces se quedaba charlando un ratito con nosotros y como el Negro estaba por hacer Mala junta con su armónica, le pidió algunos consejos sobre las variaciones de esa otra maravilla tanguera.

No tuve ningún empacho en manifestarle mi admiración por De puro guapo, y todo lo que me inspiraba en la milonga, aunque lo cierto es que en las pistas del cuarenta, la orquesta de Pedro Laurenz sonaba muy poco o nada. Recién se pondría de moda en las milongas porteñas con la resurrección del tango y la recuperación de viejas grabaciones. Y la orquesta de Pedro Laurenz de finales de los treinta y principios de cuarenta era impresionante. Tiene un ritmo milonguero y una musicalidad espectacular. Y su bandoneón motiva los pasos de los bailarines.

                                     
Seis cracks: Laurenz, Maffia, Ciriaco, Marcucci , Piana y Manzi.


Su madre era viuda de Laurenz y tenía tres hijos, dos varones que eran bandoneonistas y una chica. Volvió a casarse a casarse con un señor apellidado Blanco, y de ese matrimonio nacería en la calle Garibaldi, de la Boca, Pedrito. Los dos hermanos mayores eran bandoneonistas y fueron quienes le inculcaron los conocimientos sobre el fueye, ya instalados en Villa Crespo, donde transcurrió su infancia. Aunque Pedro los superaría largamente y sería un autodidacto impresionante que creó toda una escuela de bandoneón. Como homenaje a sus hermanos se adosó el apellido artístico Laurenz.

                                   
Pedrito a los 12 años

Pedro, a sus quince años se había enfermado -un problema bronquial- y los médicos le recomendaron a los padres que lo llevasen a Montevideo, por el clima,  para curarse. Allí se mudó toda la familia, allí terminó de familiarizarse el muchacho con el fueye, ensayando junto a sus hermanos, y allí asomaría su primera fama de intérprete.  A los 18 años, ya tocaba oficialmente y a los 20, con su hermano Eustaquio como bandoneonistas, Edgardo Donato y Roberto Zerrillo  como violinistas y Luis Casanova en el piano y dirección, actuaban en el Café Au bon jour, de la capital uruguaya.

                                 


El resto de su carrera ya lo he relatado en este Blog, así que vamos por el tango del título. Laurenz me dijo aquella noche de marras que había sido como un relámpago que le pasó por la cabeza. Oscar Zucchi, conversando con su hija María Cristina lo relató así: "Por entonces, 1937, vivía la felicidad de su noviazgo con una señorita llamada Elsa, a quien convertiría poco después en su esposa y compañera de toda la vida....
                                           

- En uno de los encuentros amorosos de la pareja, con la escenografia penumbrosa de Plaza Francia, en un momento de alto punto térmico, Pedro pidió una tregua, algo que nunca pedía ni daba. Ante su absorta novia, el hombre sacó del bolsillo un papel, lo apoyó en el tronco cómplice de un árbol y dijo -Esperame un poco- . Y en cinco minutos escribió su tango De puro guapo. Hecho esto volvió a su labor de novio y las isotermas se elevaron más que nunca...

                                     
Pedro Laurenz y Juan Carlos Casas


  Después de este milagro, sólo me resta pedirles que paren la oreja y se recreen en estas dos versiones  de semejante inspiración. que he extraído de entre una gran cantidad de interpretaciones.
Por la orquesta de Osvaldo Pugliese en forma instrumental, grabado el 10 de noviembre de 1972, hace hoy 41 años justitos. Y por la de Pedro Laurenz,  con los versos de Manuel A. Meaños y la voz de Juan Carlos Casas, este tema que pergeñó en 1937 y lo grabó en 1940. 

OP- De puro guapo

Pedro Laurenz-J.C. Casas - De puro guapo



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