sábado, 5 de octubre de 2013

El genio de Rovira

Es increíble que su sitio en el tango sea tan pequeño como su estatura física que no pasaba del metro cincuenta, en tanto que su talento musical ha sido enorme y haya caminado en paralelo, quizás, con Ástor Piazzolla, aunque la creatividad de éste último tuvo muchísimo más empuje pasional.

Allá por los cincuenta tocaba en la orquesta de Alfredo Gobbi , en la que llegó a coincidir con otro prócer del bandoneón como Roberto De Filippo ("El mejor de la historia" para Piazzolla), y éste no hacía más que alabar la increíble capacidad creadora de Rovira, aplaudiéndolo públicamente.

Dirigiendo su orquesta en Radio Belgrano
Es posible que la época de este músico haya atravesado un tiempo de fertilidad impresionante en el ambiente, y la densa marea de aquellos tangos que alentaban las noches de Buenos Aires, tenían el tono íntimo y confesional que lo porteños bailaban y aplaudían a rabiar, sin detenerse a calibrar los poderosos sonidos que arrancarían de sus instrumentos y capacidades, estos músicos vanguardistas.

Alfredo Gobbi decía: "El petiso es un genio. Está sobrado para mi orquesta y representa para mí un lujo. Yo creo que está para cosas grandes, el día que se dé cuenta de su enorme valía". Y dos temas suyos de los años cincuenta y sesenta: El engobbiao y A Evaristo Carriego, sintetizan a la perfección, el sincretismo musical que alberga su temperamento musical, que va del tango ortodoxo al dodecafónico con absoluta naturalidad. Y en ambos casos logra consustanciarse perfectamente con su época, con ese ambiente de milonga y con la música que lleva adentro y necesita expresar.

                           
En la orquesta de Alfredo Gobbi

Nació y se crió en un hogar humilde de Lanús (Provincia de Buenos Aires), junto a sus padres y dos hermanas. Su vocación por el bandoneón se despertó muy temprano, y su abnegada madre lo llevaba a estudiar al centro y luego lo acompañaba cuando él se alistó en la orquesta juvenil de Francisco Alessio y luego en la de Vicente Fiorentino (hermano de Francisco). Con 9 años ya hacía maravillas con el fueye y su madre debía muchas veces esconderlo de los controles policiales pues siendo menor de edad no podía frecuentar la noche, en actuaciones permanentes.

Pasó por varias orquestas, en las cuales también supo ejercer de arreglador. Antonio Rodio, Miguel Caló, Orlando Goñi en su efímera actuación y a quien admiraba profundamente, Osmar Maderna, Roberto Caló, dirigió la orquesta de Alberto Castillo en 1949, tuvo su propia orquesta y ancló en la de Gobbi en 1956. A éste le dedicaría también su hermoso tango: "A Don Alfredo Gobbi", sintetizando el afecto que sentía por el "violín romántico del tango".

                       


Rodolfo Alchourrón, el guitarrista que, con Fernando Romano en el bajo y Rovira como director y fueye, contaba que cuando actuaban en Gotán, un sótano de la calle Talcahuano 360, "había gente para la cual Rovira era dios. Lloraban oyéndolo". Era el mismo local del Tata Cedrón en el cual también tocó Piazzolla, que no compartía esa admiración, en absoluto.

Se retiró definitivamente un lugar más tranquilo como La Plata, donde se dedicaría a componer sin pausa, ya lanzado a su nueva dimensión dodecafónica del tango. Grabó muy poco, y en el LP "Tangos en una nueva dimensión" que registró en 1961, en el sello Record, deja patente su ideario musical. En él hay un par de temas notables como Patético de Jorge Caldara, A los amigos, de Armando Pontier y también Melancólico Buenos Aires, el tema de Ástor Piazolla, a quién él sí admiraba. Hay temas suyos como Febril o Tristoscuro que denotan una llama especial, aunque le haya faltado piolín... La Agrupación que lo acompaña está integrada por Rovira como bandoneón, director y arreglador, Reynaldo Nichele violín solista. Ernesto Citón y Héctor Ojeda, violines. Mario Lalli, viola. Enrique Lannoo violonchello. Fernando Romano, contrabajo y Leopoldo Soria al piano.

                                         

Falleció de un infarto, en La Plata,  con apenas 55 años, pero su nombre perdura entre los entendidos. Y hoy lo rescato en esa maravilla suya que grabó Alfredo Gobbi, con un arreglo genial en el que colaboró Rovira con el director, El engobbiao,  y lo registraron el 18 de junio de 1957. Y con su agrupación de Tango moderno de  1961, escuchamos: A los amigos de Armando Pontier. Como regalito va este tema de José Solano Pedrero y Alejo Montoro:  Madre de los cabellos de plata, donde canta con su orquesta José Berón, grabado en 1958..

13- El engobbiao- Alfredo Gobbi

34- A los amigos - Eduardo Rovira

Eduardo Rovira-José Berón: Madre de los cabellos de plata.





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