viernes, 19 de julio de 2013

El Negro Cobos

Este muchacho morocho, fuerte, de rostro amable y sonriente, corrió con la dura tarea de reemplazar a Jorge Vidal en la gran orquesta de Osvaldo Pugliese, a comienzos de los años cincuenta. Con la misma coloratura de voz de Vidal, barítono, grave, tuvo una breve pero muy aplaudida performance en la orquesta que llenaba todos los clubes de Buenos Aires donde se presentaba.

Recuerdo cuando arrancó y actuó con la orquesta, en los amplios y hermosos salones del Club Atlético Huracán, adonde con mi barra juvenil concurríamos a todos los eventos tangueros, ya que era el epicentro del barrio, justo frente al Parque Patricios. Y a todos nos gustó la presencia de este cantor de voz sólida, de correcta dicción y que transmitía tan bien la calentura de los temas.
                       
                                       
Claro que eran tiempos del Flaco Morán que se llevaba casi todos los aplausos y ovaciones de las milongueras, especialmente, pero también de la barra masculina. Y enfrentado a un papel menor, supo afrontarlo y plantar su bandera en el escenario con gran apostura y poder de interpretación.

Juan Carlos Cobos llegó de La Plata, como sus compañeros de aventuras tangueras Jorge Sobral y el colorado Héctor Coral que se afincó en las filas de Alfredo Gobbi y solía acudir con el maestro a nuestras comilonas de los jueves en un fondín del barrio. Tanto Sobral como Coral tenía un pequeño vibrato, del que carecía Cobos y su futuro parecía muy halagüeño, dado que cuando apareció en las filas de la orquesta de Pugliese contaba apenas 24 años.
                                 
                                     


Se llamaba en realidad Lorenzo Joaquín Pires y había nacido en la localidad de Punta Alta, en el extremo sudoeste de la provincia de Buenos Aires, a 670 kilómetros de la Capital, y recostada sobre Bahía Blanca. Al trasladarse su familia a La Plata siendo él un niño, cursaría allí sus estudios en el Colegio Industrial, pero le tiraba la música y también hizo cursos de guitarra y dejaba correr su voz en algunos boliches, entre amigos, hasta que lo llevaron a un par de orquestas de poca importancia. En una de ellas haría dupla con Jorge Sobral, aunque por entonces Buenos Aires parecía muy lejos en el horizonte artístico y se llamaba artísticamente Alberto Ortiz.

Morán había estado bastante tiempo como único cantor de la orquesta y Pugliese decide hacer una selección para encontrar un segundo cantor. Un músico le avisa de ello y Cobos acude ilusionado a la prueba de la que emerge como ganador y debutará en el disco haciendo a dúo con Morán el tema de Gardel y Le Pera; Caminito soleado, que dejaron impreso en el disco, el 28 de Mayo de 1953.

Este cantor de voz recia, pero bien templada, que manejó muy bien los tempos de la orquesta, apenas dejó siete placas con el conjunto de Pugliese. Por eso se habla de un cantor olvidado, pero es que en realidad se alejó del país, después de un fugaz paso por la orquesta de Miguel Caló, previo a la partida a Europa. Hacia allí viajó en una delegación artística con la compañía de Celia Queiró y Jorge Lanza., con destino a España y Portugal.

Acá lo presenta mi buen amigo Carlos Del Mar
Enseguida decidió echar ancla en Madrid y allá contactó con algunos músicos y estuvo actuando un tiempo. Llegó en 1955 y se hizo íntimo amigo de Héctor Rial, futbolista argentino del Real Madrid, con quien compartí tantos ratos de charlas, comidas, copas y picados de fútbol en la Ciudad  Deportiva del Real Madrid. Me contaba el Nene Rial, que Cobos tuvo mucho éxito en aquella capital  de España que estaba bajo la dictadura franquista y llenaba el local donde actuaba.

Un manager le vió grandes posibilidades y le fue consiguiendo contratos para actuar en todos los puntos de Europa y, de rebote en ciertos lugares de Asia y África. Había armado un grupo artístico con bailarines y músicos y como por entonces no abundaban las delegaciones argentinas, le fue muy bien con la misma, manejando un repertorio bien gardeleano. Y había músicos franceses en la compañía.

Cuando regresó a Buenos Aires, a fines de los sesenta, su nombre había quedado difuminado entre otras voces y el tango había perdido los fervores de multitudes. Así y todo pudo hacerse un lugar en aquellos sitios donde se refugió la música ciudadana y grabar algunos temas en el sello Magenta.

                                  
Yo lo recuerdo en esa época linda de Pugliese y lo revivo en estos dos temas: Milonguera, de José María Aguilar, grabado el 14 de julio de 1953,  y Te aconsejo que me olvides, de Pedro Maffia y Jorge Curi que dejaron impreso en la placa, el 13 de mayo de 1954.

Milonguera - Juan Carlos Cobos - Osvaldo Pugliese

Te aconsejo que me olvides- Juan C. Cobos-O.Pugliese


Y podemos apreciarlo en vivo, en esta actuación en Televisión con la orquesta de Pugliese en su vuelta al pago y en un homenaje al Maestro.

 


1 comentario:

  1. que buen nivel que mantenia y esto debe ser de finales de lsa decasda del 80 yo tengo grabaciones en magente que lamentablemente se editaron solamente en casettes y nada mas junto a ribo ferrari y otros material ya dificil de difundir porque muy pocos lo deben tener un cantorazo que por suerte para el encontro su exito en otras latitudes abrazo juantangos@hotmail.com

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