domingo, 2 de junio de 2013

Francisco Rotundo

Músico de buena formación, profesor de piano en el Conservatorio D'Andrea, se dió a conocer al ganar un concurso de orquestas en el Palermo Palace, popular salón de baile situado en la calle Godoy Cruz entre la avenida Santa Fe y Cerviño, en 1944.

Con su conjunto debutó en 1947 en el Café Nacional de la Calle Corrientes, lo que era un cheque al portador para forjar un destino, y al casarse con la cancionista Juanita Larrauri -9 años mayor que él-,  en 1949, subió en el ránking de la popularidad, y  coincidió con su debut en Radio Belgrano.
                                                                                               

Su padre era dueño de una conocida papelera, por lo cual la situación económica familiar resultaba muy desahogada. A la muerte de su progenitor, debió tomar las riendas de la empresa pero su pasión por el tango era más fuerte que sus ambiciones comerciales. 

En su búsqueda de una conformación orquestal solvente y bailable, encontró a Ernesto Tití Rossi, excelente bandoneonista, que además era muy buen arreglador, y que llegaba con un bagaje importante en sus alforjas, ya que había integrado orquestas importantes como las de Antonio Rodio, Edgardo Donato y otras antes de llegar a la de Rotundo. Este bonaerense de Guaminí, como Nelly Omar y Gricel, había llegado a la capital para probarse en las inferiores de Boca Juniors, aunque la música que mamó desde pequeño en su casa (su padre era músico, le enseñó las primeras nociones y dirigía una orquesta )  lo llevaría a incrustarse con éxito en el tango, merced a sus condiciones.

Rossi vivía en el Pasaje Buteler, en Avenida Cobo y Avenida la Plata, un barrrio rarísimo, cerrado,  que es una manzana en realidad. Estuve charlando con él cuando en 1972, se inauguró la Placita Enrique Santos Discépolo en el interior del mismo. Había estado viviendo unos años en Estados Unidos, le recordé una vez que fui a bailar a "Las mil y una noches" en la Avenida Cabildo, con su orquesta, y en la charla me contó que Rotundo admiraba a Troilo y quería que la orquesta tuviera ese estilo, pero él lo convenció que lo mejor era obtener un estilo propio.

Francisco Rotundo entre sus cantores, Julio Sosa y Jorge Durán
También me dijo del fanatismo de Rotundo por los cantores. Y lo cierto es que gran parte de su éxito radicó en la contratación de los grandes vocalistas de su época: Floreal Ruiz, Enrique Campos, Julio Sosa, Carlos Roldán, Jorge Durán, Alfredo del Río, Mario Corrales (Pomar), desfilaron por los micrófonos de su orquesta. Ya cuando debutara en el año 47 en el mítico Café Nacional, sus cantores eran Aldo Calderón y Horacio Quintana que también tenían un lustroso pedigrí. Y la yunta de bandoneones que formaban Tití Rossi y Luis Stazo, le daban un ritmo defintivo a la formación.

Lo cierto es que cuando Rotundo contrata al Tata Floreal Ruiz, pagando traspaso por él a Troilo como si se tratase de un futbolista, en 1948,  rompió con todos los cánones del mercado y sacudió el ambiente. Nada menos que 100.000 pesos costó el pase y 3.000 mensuales para el cantor. En octubre de ese año debuta Floreal con Rotundo y las acciones de la orquesta subieron como la espuma, siendo contratado en diferentes lugares. A ello se agregaría la llegada de Enrique Campos años más tarde. Esta dupla lograría uno de los mayores impactos que ha producido un dúo de orquesta con el vals de Charlo y José González Castillo: El viejo vals, grabado el 10 de diciembre de 1951 y que aún hoy alegra las milongas del mundo entero. Una página realmente maravillosa.
                                         
Me contaba Piraña, el gran amigo de Osvaldo y Beba Pugliese, y arquero del equipo de mi barrio cuando yo era chico y él un veinteañero, que ese valsecito fue un berretín de Floreal Ruiz, que lo ensayaba a veces con Juana Larrauri, y fue el que indujo a Rotundo a interpretarlo con su orquesta. En el final de su vida, Floreal fue a vivir al bulín de Piraña en Ciudadela y por él supe muchas cosas.

Lamentablemente, en Argentina existe una tradición cainita que ha llevado al exilio a grandes próceres de su historia y lo mismo ha sucedido con artistas, músicos y cantores. Juana Larrauri dejó el canto y los radioteatros por la política adhiriéndose fervoramente al peronismo, cuando éste nació. Gran amiga de Evita, con quien coincidió cuando eran artistas de Radio Belgrano, se volcó a la política y fue senadora por el partido peronista. Con el gobierno militar que derribó a Perón, fueron prohibidos Hugo Del Carril, Discépolo, Nelly Omar, Cátulo Castillo, ella y otros artistas del tango. Como le había sucedido a Libertad Lamarque o Pugliese con el peronismo.
Rotundo y su orquesta. Tití Rossi es el 4º bandoneón de izq. a der.
También Rotundo, que era una bellísima persona, según concuerdan todos,  sufrió esa persecución y debió abandonar el tango y volver a la papelera. Pero sus antiguas grabaciones de los años cincuenta nos recuerdan a una orquesta que sonaba muy bien y que, contó con grandes cantores, especialmente, a los que permitió lucirse con los temas apropiados.

Yo lo recuerdo en dos páginas bien magaldianas, que era otra debilidad de Rotundo. El tango Libertad, de Agustín Magaldi, con letra de felipe Mitre Navas, en una enorme creación de Enrique Campos, grabado el 22 de mayo de 1956. Y cantando Floreal Ruiz, el vals de Agustín Magaldi y Pedro Noda, con versos de Roque Corletto: Mis delirios. Lo registraron el 30 de setiembre de 1949.

Libertad - Fco. Rotundo-Enrique Campos

Mis delirios - Fco. Rotundo-Floreal Ruiz














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