jueves, 11 de abril de 2013

Recuerdo

Si un día me conminen a que elija el mejor tango instrumental que se ha escrito, con todo el dolor del alma  por tanta maravilla que han creado los músicos de la misma latitud espiritual y sentimental que sentimos los tangueros de alma, optaría por éste de Osvaldo Pugliese: Recuerdo.

Es una verdadera obra de arte, y debemos sumarle a los méritos de esa música, que el autor lo compuso en 1924, cuando aún no había cumplido los 19 años, por lo cual se editó con el nombre de su padre como autor.

Es de esos temas que arrastran consigo todo tipo de leyendas, como que lo escribió el padre o el hermano mayor, pero ello va implícito en todas aquellas piezas que cobran un vuelo impensado en su fecundación y se transforman en verdaderos himnos.

Evidentemente, después de la genial producción de Arolas y Bardi, señero punto de partida de la historia del tango, y a cuyos nombres habría que agregar el de Enrique Delfino, daba la impresión de que era muy difícil superar ese listón en una época que todavía no había entrado musicalmente en el conservatorio y conservaba en su estructura, los viejos arrestos de diletantes.

Recuerdo tiene muchas novedades de concepción melódica y armónica, como bien apunta Horacio Ferrer, y agrega que sus tres partes definitivamente melódicas - más barroca la primera, más románticas las restantes-, son el fruto de una invención preciosista.

También agrega: "La segunda está concebida como un juego de melodía y contramelodía y la tercera va enriquecida por una clásica variación para bandoneones".

Ese Estilo Pugliese, cuya acentuación rítmica reposa sobre una brillante superposición de planos sonoros, tejiendo un sutil engranaje polirrítimico -como bien lo señalaba el tangólogo Luis Sierra-, dentro del cual las diferentes secciones instrumentales marcan conforme a distintas divisiones de tiempo, en medio de una inagotable riqueza de recursos y efectos, le daría la patente definitiva a ese tango genial.


Lo había empezado a  pergeñar a los 16 años, cuando vivía con sus padres y hermanos en un conventillo de la calle Triunvirato. Viajando en el tranvía 96, cómo en ese tiempo no sabía escribir bien música en el pentagrama, ponía notas sueltas. "Luego lo dejé -contaba- , en pocos años lo retomé (el estudio de la escritura musical) y lo concluí en 1924, en la casa familiar de la calle Acevedo 220. 

-Mi abuelito -ahora es su hija Beba la que lo narra-, que siempre estaba  atento al progreso de papá, le dijo un día.
-"Osvaldo, hacé una copia del tango "ese", que se la llevo a Juan Bava.

-Juan era primo de mi abuela y tocaba el bandoneón en el Café Mitre (prosigue Beba), de la calle Triunvirato entre Acevedo y Gurruchaga. Y lo interpretó aunque aún no tenía titulo. De tal forma, el tango de papá se presentó también con la orquesta de Enrique Pollet (bandoneonista, apodado "el Francesito") Estaba integrado con él, Emilio Marchiano y Bernardo Oscar Perrone (violinistas) y Osvaldo Pugliese (piano) en el café ABC de la calle Canning y Rivera. Allí se estrenó oficialmente el tango. Y Pugliese le puso a último momento el nombre y se lo dedicó a 5 amigos que estaban en el Café.

El bandoneonista y director Enrique Pollet
Luego, parece que Pedro Laurenz, que lo escuchó, se lo llevó a Julio De Caro que lo grabó el 9 de diciembre de 1926. Y como sucede con estas obras, Pollet lo cuenta distinto: "Yo escribí los arpegiados de la segunda parte durante estas actuaciones en el ABC; el éxito era tan grande que teníamos que bisarlo cada noche 8 o 9 veces". Y agrega un detallazo:
- Pugliese me pidió que le diese a Julio De Caro- que iba siempre a escucharlos, junto a sus músicos-  su tango "Recuerdo"; Francisco De Caro lo ensayó, pero a las primeras notas se rió, tomó la partitura, la estrujó haciendo un bollo y la arrojó al suelo. Pero cuando lo escucharon tocado por nuestro conjunto se entusiasmaron y me pidieron el título de la pieza y que les pasase la partitura. Yo les expliqué que era el mismo tango que Francisco había rechazado, entonces me pidieron una copia y al poco tiempo lo grabaron en Víctor.

Con enorme suceso, agrego yo. Como correspondía a semejante creación. Si les parece podemos escuchar tres versiones de este tango enorme. Rosita Montemar (Rosa Spruk) fue quien cantó por vez primera los versos de Eduardo Moreno en 1927 acompañada por la Típica Víctor. También les traigo la versión del gran violinista Raúl Kaplún, su orquesta y el cantor Reynaldo Arias, de 1952. Y por la orquesta de Aníbal Troilo grabado el 10 de agosto de 1967.

Rosita Montemar - Recuerdo

05- Recuerdo - Raúl Kaplún -R.Arias

177- Recuerdo - Aníbal Troilo



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