sábado, 16 de febrero de 2013

A la francesa

Los arregladores que no figuran en los créditos de los discos y con los cuales se ha cometido una terrible injusticia en ese sentido, han hecho cosas increíbles con páginas de tango, embelleciéndolas o hasta dotándolas de un nuevo ritmo, como sucedió con La Puñalada que era un tango y D'Arienzo lo transformó en una milonga que arrasó con todo.

Son los que adaptan un tema musical  a una determinada manera de interpretación, mediante la distribución de las voces, la combinación de los sonidos y la introducción de una serie de variantes  que concuerden con la  modalidad de la orquesta a la que están dirigidos dichos arreglos.

La historia del tango guarda en su reserva los nombres de todos aquellos enormes arregladores que le dieron nuevo fuste a viejos temas, o que escribieron diversas páginas en función de los músicos que debieran interpretarlas.

Hoy traigo al Blog un tema que estrenó y grabó con su Sexteto Julio De Caro en 1930, en el sello Brunswick, con la voz del cantor Luis Díaz. Pertenece al violinista Enrique Mónaco sobre versos de Dante A. Linyera. Se titula A la francesa y la poesía comienza en este tono: "Te lo bato a la sans façon / que es très joli vivir a lo fifí / para poder hacer como el gorrión,/ picar aqui, picar allá sin entregar el corazón. / Pero vos que estás en el carril / de la vejez, tirate a muerto che,/ total pa'que si el cuero no te da / cantá "le jour…, le jour de gloire c'est arrivé".

Dante A. Linyera se llamaba en realidad Francisco Bautista Rímoli, lo rebautizó poéticamente Vicente Bucchieri, director de la revista El alma que canta, donde él trabajaba, y su seudónimo paródico que remedaba a Dante Alighieri, encerraba su talento y a la vez su pobreza congénita.

Linyera es un lunfardismo y se lo aplicaba a los italianos que iban en las cosechas a Buenos Aires, caminaban por las vías del tren con su atado al hombro, trabajaban unos meses y se volvían a Italia con el dinero ganado. Por extensión se le aplicaría a los vagos, a los pobres que pedían por las calles y a la gente sin casa.

Dante A. Linyera
Era hijo de italianos y anarquista. Tenía talento para escribir, dirigió su propia revista La canción moderna, una copia de El alma que canta, publicó un solo libro de poemas -Semos hermanos- dedicado "A mi perro, porque no lo tengo", y dejó algunos tangos. Con música de Julio De Caro: Boedo, Cómo nos divertimos, Todo el año es carnaval y Yo me quiero divertir. También colaboró en otros con Ricardo Luis Brignolo, Joaquín Mora, Alberto Cima, Enrique Mónaco y Francisco De Caro.

Nació en el barrio de San Cristóbal y contaba su editor, pintando la eterna malaria que lo llevaría a la muerte con sólo 36 años:

-Vendrían los años de la pensión impaga de la calle Talcahuano con José Gola, Pascual Pellicciota, Maestre Wilkinson y Julián Centeya. Sucederían los largos meses del bulín de la calle Carlos Pellegrini 830, entre Córdoba y Paraguay y habría de delirar por construir "su" viejo, gaucho Zoilo de "Barranca abajo" de Sánchez, que ensayaba con un núcleo de actores y actrices diletantes en el patio de la casa del ácrata López Azcona y cuya Robustiana fingía serlo una muchacha, hija del escritor, llamada Alma....
    A este sucedido Buenos Aires pertenecía Dante A. Linyera, que como su par El Malevo Muñoz, alcanzó a escribir un solo libro: este ¡Semos Hermanos!
   Suponiéndolo en sus manos se sospecha aquí ¡qué porción de ternura habrá de ampararlo!
   Nunca un mejor domicilio se sospechó y merece Dante A. Linyera.


Enrique Mónaco formó rubro orquestal con el padre de Rodolfo Lesica, era del barrio de Boedo y fue uno de los tantos amigos del poeta ácrata.

Escuchamos la versión en tiempo de tango por Julio De Caro de 1930, cantando Luis Díaz. Y a continuación el arreglo en milonga de Héctor Varela con el dúo de cantores: Jorge Rolando y Armando Laborde, especialidad a la que Varela supo sacarle mucho jugo. Lo grabaron en 1962.

A la francesa - Julio De Caro-Luis Díaz

A la francesa - Varela-Rolando-Laborde










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