jueves, 15 de noviembre de 2012

El Paya Díaz

Fue un gran cantor que, curiosamente, tuvo su principal hinchada entre los propios colegas. Un poco lo que le pasaba a Salgán, con quien estuvo desde fines de 1950 hasta 1956. Las discográficas no creían en esta formación, la tildaban de antipopular y poco atractiva para los bailarines, y por eso se perdieron de grabar con ella, cantores como Edmundo Rivero y Carlos Bermúdez.


Precisamente fue Ángel Díaz el primero que registraría su voz con la orquesta, en el tango de Rafael Rossi y Antonio Miguel Podestá: Como abrazado a un rencor.

Anteriormente, había debutado con Florindo Sassone, donde Jorge Casal era patrón y soto del momento por sus cualidades canoras. Díaz, que apenas contaba 19 años, sólo dejó grabado el tango Quimera.
En 1949 da un paso gigantesco en su carrera cuando ingresa en la formación de Alfredo Gobbi, haciendo yunta con Jorge Maciel. Tuvo muchos roces por motivos que nunca pude averiguar e incluso le pregunté alguna vez a Gobbi qué había pasado con Ángel Díaz, pero, muy caballesco como siempre, no quiso ahondar en las mismas. Por eso sólo dejó dos grabaciones, aunque antológicas: ¿Por qué soy reo? y No la traigas. Y a dúo con Maciel, el vals Tu amargura.

Gobbi (centro, con Maciel y Díaz (izq
Lo apodaron el Paya debido a la condición de payador de su padre, como herencia apocopada de un destino de trovador. Nació y vivió en la calle Traful, de su barrio de Nueva Pompeya, donde supo hacerse de una fervorosa barra de amigos que lo siguieron a todas partes y lo alentaron en todo momento. Y donde lo crucé algunas veces cuando visitaba el negocio de un amigo en la zona.

Él fue uno de los impulsores para que Salgán incorporara a Roberto Goyeneche a su orquesta, donde fueron compañeros e intimaron en trasnoches de vino y rosas. El Polaco no se cansó nunca de alabarlo y reconocer su débito con el Paya, por los lazos fraternos que les unieron y los consejos jóvenes que supo recoger del mismo. Me decía un día Antonio Carrizo que Ángel Díaz fue el maestro del Polaco, pero nunca me afilié a esa teoría, porque Goyeneche ya traía en sus entrañas el bagaje que lo convertiría en maestro total. Pero evidentemente El Paya lo ayudó a subir un escalón.  Lo cierto es que ambos destilaban perfume de tango y produjeron altos dividendos estéticos.
El Paya Díaz cantando con la orquesta de Horacio Salgán
El Paya se fue perdiendo cuando el tango quedó encallado en una zona de sombras y sólo brillaba en las tertulias de los entendidos que hablaban y loaban  sus escasas grabaciones con orquesta.
Desde sus sombras, firmaría con su hermano, el tango Se tiran conmigo que parece una flecha apuntada del extraño destino. El 11 de diciembre de 1998, Día Nacional del tango, falleció de un infarto en el Teatro San Martín, mientras ensayaba para su actuación de esa noche. Un raro final para una rara carrera de cantor.

Lo escuchamos en dos temas. En una grabación radial, con Gobbi: Entre tu amor y mi amor, de Juan Pomatti y Leopoldo Díaz Vélez. Y con Horacio Salgán, registrado en 1953, Doble castigo, de Elías Randal (Rubistein) y Carlos Bahr.

Entre tu amor y mi amor

Doble castigo

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