martes, 16 de octubre de 2012

Chiqué

Este hermosísimo tango data del año 1920, y es obra del bandoneonista Ricardo Brignolo, a quien en el ambiente se lo llamaba amistosamente "La nena", por su atildada vestimenta.

El nombre del tango, según contó el propio Brignolo, le surgió de una bailarina francesa, de aquellas que acompañaban a los clientes, en La olla popular, una academia situada en la calle Sarmiento entre Cerrito y Libertad. Se trataba de un salón público con mujeres contratadas precisamente para formar parejas.

El nombre era una especie de imitación paródica de las ollas populares que se crearon con motivo de la guerra mundiald del 14, con las colas de desheredados del destino que no tenían medios de subsistencia. Se cobraba diez centavos la pieza y la bailarina recibía un contraseña por cada tema que acompañara en la pista. El bailarín debía pagar ese boleto, y el músico cobraba una parte de los  beneficios.
 Según García Jiménez, la dama francesa le dijo a su acompañante ocasional, que no hiciera chiqué.  Y cuando Brignolo - que lo escuchó-  le preguntó a ella qué significaba ese vocablo, ella le respondió que en el argot parisino era algo así como afectación, pinta, teatralidad. Una especie del símil porteño: No hagás bandera, o No te mandés la parte.

Brignolo había compuesto un tango y decidió bautizarlo con ese nombre que pasaría a la historia por la belleza de su composición. Le decía al gran poeta:

-Yo había volcado en la pieza un fantaseo que me parecía de muchas ínfulas para un bailable. Sonaba bien aquello, pero lo encontraba pretencioso. Y como para curarme en salud, le puse Chiqué de título...

Según José Gobello, en su Diccionario del Lunfardo, Chiqué es simulación. Pero en francés tiene varias acepciones. Una de ellas, épater, que es algo aproximado a asombrar en español, viene a representar apropiadamente la intención de la bailarina.

Brignolo trabajaba como colocador de mayólicas para mantener a su familia, pero un sábado a la noche, en la Boca, vió tocar al Tano Genaro en un cafetín de la Boca y se enamoró del instrumento. Le pidió que lo enseñara a manejarlo, lo convenció y luego siguió estudiando solfeo y llegó a ser un músico destacado de su época. Este tango es el mejor legado que nos dejó.

Jorge Caldara, Hugo Baralis, Roberto Giménez, Marga Fontana, Armando Cupo y Kicho Díaz
Hoy lo vamos a escuchar por el Cuarteto Estrellas de Buenos Aires, que en 1960, bajo la dirección del bandoneonista Jorge Caldara dejaron unas grabaciones muy valiosas. Lo integraban, además de Caldara; Armando Cupo al piano, Hugo Baralis en el violín y Kicho Díaz en el contrabajo. Cuatro maestros, en este precioso arreglo del director.

Chiqué


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