sábado, 27 de octubre de 2012

A la milonga

Me he bautizado tempranamente en las milongas porteñas y atesoré sus ritos, códigos, guiños, mensajes audiovisuales y templé la oreja y el cuore con aquellas ireemplazables orquestas de los años cincuenta.

Y a tantos años de aquel debut y de tantos temas bailados y cosechados, siento que debo profesarle un agradecimientgo especial y un sentimiento que sigue vivo aunque hayan cambiado los milongueros, las formas y los códigos, especialmente en España. Que lógicamente no atesora aquel peso ritual de los que llevamos prendido el tango, como una flor en el ojal.


Donde más se nota el choque es en la vestimenta masculina. Miguelito Bucino decía aquello de:
Vestido como un dandy /peinado a la gomina / y dueño de una mina / más linda que una flor. / Bailás en la milonga / con aire de importancia / luciendo la elegancia / y haciendo exhibición.

Confitería La Ideal
Juan Carlos Fernández Díaz se expresaba así en 1927: A los conciertos que dan los fuelles, /
protestadores en sus gemidos,/ se están luciendo con sus quebradas /  los compadrones en el lugar,/
y las chirusas, endomingadas, / en sus miradas tienen el brillo /de la alegría que ha derramado /el tango rante y sentimental.


Por su parte, Julio Navarrine mostraba esta hermosa estampa del baile en los conventillos, que se ponían pitucos para celebrar una milonguita:  ¡El conventillo luce su traje de “etiqueta”!/ Las mozas van llegando dispuestas a mostrar, /Que hay galas domingueras, que hay porte y hay silueta /Igual que los galanes, deseosos de tanguear.

Y para no extenderme demasiado, va el ejemplo de Carlos Lucero: Sábado a la tarde te planchás el traje / te cortás el pelo, después te afeitás / con bastante crema te hacés dar masajes, /gomina y colonia; luego te peinás.


Niño bien
Se trata simplemente de mostrar cómo se sentía y se vivía la pre-milonga y lo que representaba en cuanto a la vestimenta, el cuidado físico, los buenos aromas... Afortunadamente las chicas continúan siendo coquetas en las milongas hispanas y por ello relucen como flores en el jardín del tango.

Yo le dediqué este poema a las entrañables milongas que enriquecieron mi espíritu y lo siguen haciendo aunque el escenario haya cambiado radicalmente.



De Milongas                                                                
                                                                                                   “…y el último tango perfuma la noche… “
                                                                                                                    Homero Expósito                                                                                                                                  
El farol epónimo alumbra.

Al escuadronar las móviles siluetas
en el espacio lírico,
un laboratorio de alquimia existencial y emocional
poderoso, contubernal,
descubre el magma de la memoria,
y el nudo de los cuerpos devora la noche,
decenas de vida se entrecruzan
de forma bellamente plástica,
cuando la música, vibrando femenina,
es la arcilla sobre la que se modela el acto coréutico
 y tocados por una extraña sensación del abismo,
embriagados de vida
cosquilleando
con los énfasis necesarios del sentimiento personal
donde no existe el qué sin el cómo,
-celebrantes- bailan el eterno tango.

y el aedo amplifica cantábiles melodías
que abrevan en el agujero de la nostalgia
Y el afinado engranaje avienta su liturgia
en el viaje del bailarín a la libertad.

                                          jmo


Y Angelito Vargas con la orquesta de Edelmiro Toto D'Amario, nos canta el tango de ellos dos, con letra de Carlos Russo. grabado el 12 de abril de 1956: En esta milonga.































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