domingo, 5 de agosto de 2012

Siempre D'Arienzo

Digan lo que digan, cuando suena D'Arienzo en la milonga, las sillas se despueblan rápidamente y la pista se llena de bailarines, que quieren disfrutar el compás llamador de esa orquesta.

Yo, el primero.

En la época que discutíamos sobre orquestas, entre los muchachos de la barra, Pugliese y Di Sarli ganaban las preferencias de la mayoría. Yo era fana de Pichuco, pero a la hora de la milonga, el Rey el compás me llevaba en volandas por la pista y me sentía en la gloria. Ahí, era dariencista a muerte.

A tantos años de aquello, me sigue pasando lo mismo. Porque, cómo se decía por entonces, D'Arienzo hace bailar hasta a los muertos, frase que algunos le atribuyen a Barquina, un personaje de la época.

Desgraciadamente la gran mayoría de los historiadores y comentaristas de tango no fueron bailarines y esa es la causa del desprecio que sufrió en forma de críticas adversas, ese hombre que llenó clubes, radios, y todos los sitios en que se presentó. Como si los tangueros tuvieran en su mayoría un juicio equivocado en  aquello que los llevaba a comprar sus discos y a bailar masivamente donde se presentase la orquesta.

Carlitos Lázzari, es un bandoneonista que empezó de pibe en el tango, como tantos otros. Tocó en las orquestas de Pedro Maffia, Miguel Caló, Osmar Maderna, con Francisco y Juan Canaro y en 1950, con 25 años recién cumplidos, debutó en la orquesta de D'Arienzo en carácter de bandoneonista y arreglador.

Estuvo con él hasta el retiro del Director, 25 años más tarde, cuando éste, a la muerte de su esposa, decidió dejar la música y les instó a que siguieran con la orquesta y el nombre de "Los solistas de D'Arienzo".

Lázzari pasó a empuñar la batuta y la orquesta tiene toda la polenta que le inyectó aquel hombre flaco que hacía infinidad de morisquetas en el escenario, pero que arrancaba de los músicos ese ritmo que levanta los espíritus milongueros, impregnándoles una dosis de energía extra, un octanaje mayor en las piernas.
                                                                            
Hará 3 o 4 años los vi en la Confitería Ideal, un sábado a la noche, con el local a reventar, atiborrado de milongueros, y parecía que se movían hasta las columnas de mármol,  por el sonido de la orquesta.

Cuando Gustavo Santaolalla tuvo la felicísima idea de juntar a los sobrevivientes del tango, Carlos Lázzari, al frente del conjunto, por su parte, eligió dos temas dariencistas al mango: La cumparsita y La puñalada, que en el disco de vinilo de 78rpm, rompió todos los récords de venta y jamás pudo nadie superar esa marca.

La presentación del libro y el CD se hizo en el Teatro Colón y Lázzari reforzó la orquesta con otros músicos, como el fueye Carlos Corrales o el violín del gran  Fernando Suárez Paz, que nos trae a la memoria al tano Puglisi con ese sonido de violín mojado, que hacía el que fuera tantos años primer violín de la orquesta.

Y el resultado es una maravilla. Me muero por bailarlo. ¡Dale Carlitos! ¡Isaaaaa!












3 comentarios:

  1. Hoy, día del nacimiento de D´Arienzo, he recomendado esta lectura que me agradó mucho... Gracias José María por compartir tus historias.

    http://buscadordeblogs-tango.blogspot.com/2014/12/un-dia-como-hoy-14-de-diciembre-nacio.html

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  2. D´ARIENZO fue un grande de verdad.Yo le rindo homenaje,nombrando diez instrumentales que no tienen contra: La Cumparsita, La Puñalada, Popof, Independencia, Joaquina,Julie,El Rey del Compás, Viento Sur, Este es el Rey,y Felicia.

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  3. Y yo podría nombrarte 10 o 50 más: Rawson, Derecho viejo, La cicatriz, Por que razón, La espuela, Qué noche, Paciencia, Maipo, No mientas, Mandria, El flete, Don Pacífico y unos 20 valsecitos, entre ellos Pasión.

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