domingo, 25 de marzo de 2012

Osvaldo Zotto

Hace un poquito más de dos años que se fue definitivamente un gran bailarín de tango y un gran amigo.
Osvaldo Zotto tenía  46 años en el momento de su inesperado fallecimiento y nos dejó a los milongueros un gran dolor en el cuore.

Tuve la suerte de presentarlo en un par de espectáculos en Madrid y compartí lindos momentos con él en las milongas porteñas. Tenía la "mugre" necesaria como para enquistarse en el gusto de los milongueros, y la clase para ser aplaudido por todo el mundo, en espectáculos con Julio Iglesias, en festivales o en actuaciones a las cuales era invitado junto a Lorena Ermocida que fue su pareja más estable y con la cual formaron una dupla de muchos quilates.

Unos días después de su ida, le dediqué este poema:



ESTAMPA DE OSVALDO ZOTTO

                                                             
                                                             “Reo sentimental, hermano de arte
                                                                                   llevás un corazón como estandarte
                                                                                    más grande que el Palacio de Barolo!”
                                                                                                                Celedonio Flores
                                                                   

Pinta orillera, morocho engardelado,
perfil de guapo gayeado en entreveros;
templanza en el andar de milonguero,
pisada de pantera, camino al doctorado.

    Salió de Ballester, cuna y vivero
    buscando plaza en el tinglado,

El frate le da el pase y bien bancado
con la ganzúa de su cuore fogonero
-donde el gotán solo admite bastoneros-
abre puertas de parqués y embaldosados.

    de apronte bien relojeado
    sarpando de los plagieros

La garlopa de sus epis imantados
lo esmaltan con un aire carrieguero:
aroma de zaguán, feca y potrero
y humildad, como poncho del mentado.

     Le da lustre con esmero
     a un nombre ya remanyado.

Puso y ganó, acá y en todos lados:
Por su imprevisto dibujo matricero,
se rindieron a su porte arrabalero
y su cadencia al compás del nacarado

    Exprime su cuore cadenero
    Y deja un legado milonguero
    con su chogán en el parqué
                                             sangrado.


Y lo volvemos a disfrutar en este vídeo, bailando en en el Club Sunderland de Villa Urquiza.


Osvaldo Zotto y Lorena Ermocida may 08


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