sábado, 5 de abril de 2025

MILONGUITA

    Puede repetirse aquí la pregunta tantas veces formulada de si "Milonguita", la inspiradora de los versos perdurables de Samuel Linnig, fue una muchacha de carne y hueso que siguió el itinerario no muy ejemplar trazado en el tango, o, por el contrario, simbolizó la imagen de un infortunio frecuente en las pibas conventilleras a partir de la década del '20, en Buenos Aires.

Lo único cierto es que su figura, después del descubrimiento de aquel periodista, crítico y autor teatral uruguayo, sirvió a la manera de una veta generosa para cien versiones distintas en la forma de la milonguerita que raja para el centro, puesto que en el fondo no podía variar en cuanto en todos los casos era el mismo punzante drama de la miseria o la ignorancia.

                                     

Pueden anotar entre los menos olvidados de una larga lista, los tangos siguientes que insistieron en el tema: "Margot", "Audacia", "Flor de fango", "El motivo", "Galleguita", "Muñeca de carne", "Che, paupusa oí", "Desdichas", "La muerte de Milonguita", "No salgas de tu barrio", "La maleva", "Pobre milonga", "Mano cruel", "Santa Milonguita", "Alma de loca", "Melenita de oro" y "Loca".

Todos, sin excepción, giraron en torno de la anécdota que conformó una parte de la realidad de un momento en le vida porteña y de la que, naturalmente, el sainete no podía renunciar a su aprovechamiento para forjar la historia que se desenvolvía en la escena, culminada muchas veces en el  cabaret, meta obligada de las protagonistas que dejaban el convoy, el percal y el hambre, atraídas por las luces de las noches de farra y placer, las alhajas, las sedas y el champán, según se caracterizó en el reiterado dibujo.

En verdad, quien inauguró literalmente la fuente milongueril fue Evaristo Carriego en "La canción del barrio", que incluye "La costurerita que dio aquel mal paso", "La enferma que trajeron anoche", "Por la ausente", "La vuelta de La Caperucita" y "La que hoy pasó muy agitada", poemas que  contienen en sustancias las aristas fundamentales de "La pebeta más linda'e Chiclana", como cantó el creador del modelo, no se sabe si movido por una Esthercita real y visible.

Ni Enrique Delfino, a quien se debieron los compases pegadizos de la música, pudo atestiguar de qué recurso se valió Linnig para escribir las sencillas pero emotivas estrofas que en la noche del 12 de mayo de 1920, en el teatro de la Ópera, se oyeron por primera vez en la interpretación de María Esther Podestá durante el estreno de "Delikatessen House".

Lo que se sabe con seguridad es que Linnig, a raíz del resonante éxito de su tango, le dio forma eascénica a "Milonguita", puesto que se presentó como un sainete que llevaba ese nombre a un concurso organizado por el diario "Crítica". Al premiárselo el jurado, ganó el derecho a subir al proscenio, como ocurrió, en efecto, en 1922.

                                             

La compañía del Nacional, dirigida por Pascual Carcavallo, fue la encargada  de infundirle acción a la breve pieza en un acto, cuyo cuadro inicial se desarrollaba en "el patio húmedo y sucio de una vieja casa de San Cristóbal Sud, donde viven, en una promiscuidad miserable, varias familias. A foro, sobre la calle Chiclana, la cantina de Cirú...", etc. El personaje central era Esther, y por descontado, no pudo prescindirse de la canción que sostenía el argumento y a la que se agregó otro tango: "Melenita de oro". 

Samuel Linnig murió el 17 de octubre de 1925. poco antes se había aplaudido su obra postrera, "Puente Alsina", que incluía el tango "Campana de plata", con versos suyos. No pudo asistir, sin embargo, a su presentación porque ya estaba derrotado por la enfermedad que padecía. Pero Linnig no ha desaparecido, en rigor.

La vigencia de su recuerdo no ha conocido el debilitamiento pues se apoya en el frágil y angustiado - aunque en definitiva, conmovedor para el espíritu popular de todas las épocas- perfil de "Milonguita".

JOSÉ BARCIA ("Tangos, Tangueros y Tangocosas" - Editorial Plus Ultra - Editado en 1976)

(Esuchamos "Milonguita" por la orquesta de Alfredo de Angelis, cantando Carlos Dante. Lo grabaron el 11 de junio de 1953.)

                                         



                               

jueves, 3 de abril de 2025

Pichuco con T de Tango

 PRÁCTICAMENTE, a través de la docena de vocalistas, se ve como Pichuco ha sabido siempre elegir a su colaboradores. Dejando a un lado las dos magníficas voces actuales, algunos han grabado poco (Lozano, el mismo Olmedo) y otros casi nada (Amadeo Mandarino, que sólo registró el contracanto para Fiore en "Pájaro ciego", en los comienzos); otros se independizaron y son estrellas: Rivero, Marino, Casal... (Floreal Ruiz, con José Basso). A Fiore, el mismo Pichuco lo llevó a pulso hace poco más de tres años a su última morada; pero es significativo y ejemplar que este hombre no tenga enemigos entre quienes lo conocen bien, hasta el punto de que eso podría resumir nuestra biografía que ya termina. Cada vez que Pichuco celebra un acontecimiento grato, un debut, una despedida, un aniversario, todos sus ex vocalistas y su legión de amigos llegan a estar con él y a darle un apretado abrazo: es la cosecha que se obtiene de la buena siembra.

(Durante dos semanas estuvieron actuando en el show de la "Boite Lord" de San Pablo (Brasil), Pichuco y el famoso Tommy Dorsey,)

Sus obras son muchas, pero no demasiadas: unas treinta en veinte años, empezando por el primer tango en colaboración con Héctor Gagliardi, titulado "Medianoche". De allí en adelante escribió:

TANGOGRAFÍA COMPLETA Y TODOS SUS COLABORADORES

" Evocándote" 
" Toda mi vida"
"Y no puede ser*
" Con toda la voz que tengo " (milonga) 
" Barrio de tango " 
" Valsecito amigo" (vals)
" Total... pa' qué sirvo" 
" Onda brava" (orquesta sola) 
" Garúa" 
" Naipe"
" Compadre, qué le va a hacer" (milonga) 
" Garras " 
" María"
" Tres y dos " (orquesta sola) 
" Mi tango triste" 
" Romance de Barrio" (vals) 
" Sur "
" Che, bandoneón" 
" La trampera" (milonga) 
" Discepolín "
" Responso" (orquesta sola) 
" Una canción"
" Milonga que manda truco" (milonga) 
" Patio mío "
" Milonga del mayoral" (milonga) 
" Vuelve la serenata" (vals) 
" A Pedro Maffia" (orquesta sola) 
" De la Guardia Nueva" (orquesta sola) 
" La cantina " 
" Te llaman malevo " 
" La última curda"

Creemos que este es el orden cronológico exacto, por más que —ante nuestra insistencia— ni el mismo Pichuco lo asegura. Varios de estos títulos no están grabados por la orquesta del autor: "Medianoche" —aunque llevó a la cera otro tango de igual nombre— "Evocándote", "Y no puede ser", "Onda brava", "Compadre, que le vá a hacer", "Total pa' que sirvo" y "Milonga que manda truco". Dos orquestas ("A Pedro Maffia" y "De la Guardia Nueva") fueron grabados por Pichuco pero no con la orquesta sino con Roberto Grela.

Todo lo que no está especificado en contrario en la lista anterior es tango y con letra: Héctor Gagliardi, José María Contursi, Enrique Dizeo, José Razzano, Enrique Cadícamo, Homero Manzi, Cátulo Castillo, Astor Piazzolla, Homero Expósito son sus colaboradores... y por cierto que en la selecta escasez hay combinaciones para el recuerdo. La gente cita siempre "Barrio de tango" y "Sur", Pichuco mismo se inclina por "María"... pero el cronista tiene su corazoncito y no puede olvidar "Toda mi vida", "Garúa" y "Valsecito amigo", quizás como símbolos de una época que añoramos más cada vez. Armando Pontier con Pichuco, Julio De Caro con Aníbal Troilo, tangos de orquesta magníficos los dos, le testimoniaron una admiración que nosotros revalidamos.

ANÍBAL TROILO PICHUCO, EL CAMPEÓN DE LA POPULARIDAD En la dilatada dimensión del tango
Aníbal Troilo es uno de los pocos que. equidistantes de los extremos, ha sabido ubicarse en el punto justo de calidad que la evolución de esta expresión de arte exige. Supo alejarse de la pobreza de armonización que fué característica del tango en sus primeros tiempos. Supo alejarse también de las enmarañadas orquestaciones Modernas que desvirtúan por completo las melodías originales. Pichuco no es pasatista ni futurista. Es tango puro por dentro y por fuera y supo encuadrarse en el término medio que evidencia la superación musical que por gravitación de su preponderancia en nuestro acervo folklórico necesitaba el tango. No poco de existencialista. Por esa razón, su triunfo es indiscutible y su extraordinaria atracción lo ha convertido en el "Campeón de la Popularidad".

(Aquí está Aníbal Troilo Pichuco al frente de este "octeto" formado por tres bandeononistas, dos violines, bajo, piano y cantor. El pianista es Ángel D'Agostino y el cantor  ¡Alberto Echagüe!)

Aníbal Troilo Pichuco formó su propia orquesta el día 1º de julio del año 1937, cuando tenia 22 años de edad. Dio ese paso trascendental por un imperativo categórico de su amor por la música popular. Siempre le sonrió la Diosa Fortuna y su nombre creció semana a semana en las carteleras hasta alcanzar dimensiones insospechadas, ¿Será posible que al cabo de poco más de veintidós años Pichuco haya decidido poner punto final a su actuación al frente de su orquesta típica? La respuesta afirmativa es aventurada, pero no descabellada. ¿Cuál será la razón o las razones que lo impulsan a un renunciamiento semejante? Aquí se abre un serio interrogante que cerrará el propio Troilo dentro de muy poco tiempo. Queda una posibilidad en contra y es esta: que Pichuco recuerde en el instante decisivo que ¡TROILO SE ESCRIBE CON «T» DE TANGO...!
Fin.

ESTA PUEDE SER UNA DE LAS CAUSAS MAS FUNDADAS
Aníbal Troilo no está cansado ni cosa que se le parezca. Es un hombre joven y enamorado del tango y del bandoneón, con el que se tutea como con un hermano, Descartada esa causa, por improcedente, trataremos de buscar el motivo real. Es público y notorio que la orquesta típica es un mal negocio. Una prueba de ello la tenemos en las diversas giras por el interior, que se suspendieron a ultimo momento por aumentos excesivos de tarifas de músicos y de micros. Por otra parte, Pichuco intervino en "Copas y Tangos" y en "Serenata a mi barrio" con su bandoneón y ganó una fortuna sin complicarse la existencia. ¿Está claro


(Último capítulo de "Troilo se escribe con T de Tango", por Federico Silva, aparecido en la revista Cantando, el 19 de enero de 1960.)