Era el trío más mentado que pudo haber caminado por esas calles de... París, Madrid, México, La Habana, Lima, Buenos Aires...Una época en la que el prestigio ganado desde su arranque en Madrid, les sirvió para abrir puertas, actuar en teatros, en cines, vender discos y hasta filmar películas, A la vez componían temas que tenían formidable pegada, muchos de ellos continúan sonando en reproductores de medio mundo.
Y la historia recordará que fue el siempre visionario... Francisco Canaro, quien los unió en ese trío que haría roncha en Europa, para asombro de los compatriotas, que se enteraban en Argentina del éxito de estos artistas. El propio Pirincho narraba así la historia del descubrimiento en sus
Memorias:
-Había dejado en Francia la "Orquesta Canaro" a cargo de mis hermanos Juan y Rafael. a mediados de 1927 luego de realizar una exitosa gira con la orquesta por diversas ciudades europeas me escriben desde París pidéndome cantores de tango que les estaban faltando. En esos momentos me hallaba actuando en Buenos Aires y tenía formalizado un compromiso con la casa Max Glücksmann para realizar y dirigir un concurso de tango en el Gran Palace Theatre, de Corrientes y Maipú. El certamen tuvo pleno éxito, pues reunió a numerosos concursantes, resultado premiado el tango de Pedro Maffia y Emilio Curi:
Noche de Reyes, el cual fue interpretado en su parte vocal por el dúo Agustín Irusta-Roberto Fugazot, con magnífico beneplácito del público.
Terminado el concurso de referencia, contraté a ambos cantores para actuar en Europa. Irusta era rosarino y me dijo que antes de ausentarse quería ir a Rosario a despedirse de su familia y amigos; pero resultó que llegó la víspera de la partida e Irusta no aparecía ni había noticias de que hubiese vuelto a Buenos Aires. Esto, naturalmente, me inquietó bastante por el compromiso que a mi vez yo había contraído. Entré a averiguar y saqué en limpio que Irusta no tenía muchas ganas de ausentarse del país por razones de carácter íntimo. Como el tiempo apremiaba, sin perder un minuto me fuí yo mismo a buscarlo a Rosario, y como no tenía la dirección de su domicilio, averiguando... averiguando, me enteré que Irusta concurría todas las noches a un bodegón del barrio de Pichincha, famoso por la buseca que servía como especialidad, y llegué hasta la mentada taberna del suburbio.
Era una noche terrible de lluvia y frío que calaba los huesos. Pregunté por él y me contestaron que no estaba, pero que acostumbraba a ir muy tarde por la noche. Averigué entonces la dirección de sus padres y me la facilitaron diciéndome que no era muy lejos de allí. Me trasladé enseguida a las señas que me habían facilitado y di con la casa; salió el padre y a mi pregunta respondió que no se encontraba en el hogar y que tenía por hábito ir muy tarde a dormir. Me fui nuevamente al bodegón a esperarlo, y cuando iba de vuelta bajo la lluvia y arrimándome a la pared para esquivar el agua, de repente me sorprende el estrépito de una voz que grita:
"¡Alto, quien vive!"... y yo, sin saber adónde estaba, miré hacia donde partía la voz y descubrí un soldado que me apuntaba con su máuser, que, dado el susto que tenía, me pareció un cañón: sólo atiné a levar los brazos y no se me ocurrió más que responder al centinela: "
Un ciudadano argentino"... Estaba frente a un cuartel y el soldado me mandó a caminar por la acera de enfrente al mismo.
Empapado por la fuerte llovizna, llegué de nuevo al bodegón de marras. Irusta no había llegado; resolví esperarlo, y para mitigar los efectos de la lluvia, el frío y la odisea, con resignación pedí una abundante buseca, que me supo a gloria, acompañada por un jarro de vino. Recién a eso de las dos y media de la madrugada cayó Irusta, acompañado de varios amigos, y sorprendido al verme, me dijo:
-
Hola Pirincho, ¿qué hace usted por aquí¨?
Disimulando mi verdadera intención le contesté:
-
Tuve que venir a Rosario por asuntos de negocios y como sabía que usted solía caer por aquí, quise aprovechar para recordarle que mañana tenemos que viajar a París, y pensé que a usted le gustaría que fuéramos juntos a Buenos Aires.
-¡
Macanudo!. me contestó, por decir algo..
Comimos todos juntos. Al día siguiennte llegamos a la capital, y por las dudas y ya escamado, adopté la precaución de pedirle sus documentos con el pretexto de entregarlos a la compañía de Navegación. Y así fue que con mi señora, mi hermano Mario, Fugazot e Irusta embarcamos rumbo a Francia en el vapor "Cap Polonio".
Pero ocurre que a nuestro arribo a París, mis hermanos Rafael y Juan se hallaban en Madrid cumpliendo un ventajoso contrato. Nos quedamos paseando en la ciudad Luz y como Lucio Demare no quiso ir a España para esperar mi llegada y resolver lo que haría, se me ocurrió la idea de fomar un trío: Irusta-Fugazot-Demare, los dos primeros guitarristas, y éste último magnífico pianista, y pensé que con un ecléctico repertorio de canciones folklóricas, tangos, estilos, valses, etc. podían constituir un número de novedosa y fuerte atracción. Los ensayé con dedicación un mes entero y ellos respondieron al esfuerzo quedando así constituído el trío que se consagraría en España.
Con mi autito Renault de diez HP, salimos rumbo a Madrid despuestos a recorrer los 1400 kilómetros que nos separaban de la capital de España. Íbamos mi hermano Mario, mi señora, el trío y yo. Mis hermanos continuaban actuando allí con sostenido éxito en el "Maipú Pigall". Al poco tiempo debutaba Carlos Gardel en el Teatro Romea con sus guitarristas. Con el trío primero y sobre todo con Gardel, el público conoció y apreció lo que era el legítimo tango argentino, luego del paso anterior de Silvio Spaventa.
La historia que narra Canaro, tan real y tan llena de baches nos sitúa y sirve para valorar el gran éxito que tuvo el trío en el Teatro Maravillas madrileño. Fueron contratados por dos semanas y el éxito obtenido les llevó a extender la actuación por tres meses. En Barcelona harían furor, filmarían un par de películas, Lucas Demare se aficionará allí al cine luego de haber estudiado bandoneón para formar en la orquesta que debió agrandarse para tener mejores metas. Vendieron discos en forma impresionante y hasta corbatas y pañuelos de cuello con la efigie del trío. Incluso rompieron corazones a montones. Fugazot -uruguayo- tendría una hija con una artista española, que luego sería actriz y vedete en teatros porteños -Diana Cortesina- . Más tarde estaría casado con María Esther Gamas, con quien tuvieron a María Rosa Fugazot, también actriz. Lucio Demare le arrebataría la pareja a Jardiel Poncela, nada menos. La bella dibujante Josefina Peñalver que se fue a Buenos Aires siguiendo al gran pianista argentino. Lo de Irusta fue mucho más abundante por su pinta de galán.
Volverían a Argentina, con la guerra civil en puertas, en 1936, actuaron en el Cine Broadway aunque debieron suspender su actuación porque Fugazot se rompió una pierna. Contrataron como integrantes de la orquesta a Aníbal Troilo y Alfredo Gobbi. Irusta cantará con Canaro y en 1948 se vuelve a armar el trío, contratados para actuar en Cuba con tremendo éxito, donde graban numerosos temas que no llegarán a Argentina. Y luego cada uno sigue su camino. Irusta se radica en Caracas desde donde viaja cantando por toda América y España, filmando, incluso con Carmen Sevilla, falleciendo en la capital de Venezuela en 1987. La historia de Demare es más conocida.
Un historia sintetizada que amontonó borra, como para seguir hablando de este invento de Canaro que tanta tela dejó para cortar y chamuyar. Podemos escuchar dos versiones del Trío:
Amurado de Maffia-Laurenz y José de Grandis, cantando Roberto Fugazot. Y
No te engañes corazón, de Rodolfo Scianmarella cantando Agustín Irusta.
Amurado - Irusta-Fugazot-Demare
No te engañes corazón- Irusta-Fugazot-Demare