lunes, 31 de octubre de 2016

Juan Baüer

Nació en España pero fue uruguayo hasta la médula, por haberse criado en la ciudad de Salto, adonde se trasladó su familia, cuando era pequeño. Su padre fue músico y le inculcó al pequeño la afición. Progresaría rápidamente con dos profesores y el tango se le metió en el alma del niño, sobre todo cuando, ya muchachito, escuchó a la orquesta de Roberto Firpo en el Café La Giralda, de Montevideo, y los primeros discos de Gardel.

Se empapó de la atmósfera de su época y comenzaría tocando en las llamadas pensiones, que también fueron frecuentadas por músicos argentinos como Eduardo Arolas, el Negro Quevedo, bandoneonista, Tito Rocatagliata y otros músicos que saltaban el charco. A Baüer le engancharon rápidamente el apodo, que perduraría en el tiempo, de Firpito que lo identificaba claramente con el pianista que estrenó La cumparsita en  Montevideo.

                           
Juan Baüer, al piano, con su orquesta


En 1920, Baüer forma un trío con Héctor María Artola, bandoneonista-  y el violín de Roberto Zerrillo. Instalado ya  en las carteleras de la capital uruguaya, tiene su propia orquesta en la que debutará como cantor y violinista Romeo Gavioli, en 1929. Curiosamente nunca pasó a tocar en Buenos Aires, pero se justificaba con modestia, diciendo. "No voy porque ahí está el maestro verdadero", refiriéndose al pianista de quien había heredado su apodo de Firpito.

Éste último lo apreció mucho y lo alentó. Sobre todo cuando entró a destacar como compositor con temas como No te quiero más, Juventud o Adiós arrabal, sus éxitos más sonados. El primero, lo conoció Carlos Gardel por una  casualidad y le pidió permiso a Baüer en Montevideo para grabarlo, cosa que hizo a su regreso a Buenos Aires, en 1927, acompañado por las guitarras de José Ricardo y Guillermo Barbieri. Los versos del tema son de Juan Estapé, que le cedería los derechos del mismo a su amigo Baüer.



Este tango tendría un largo recorrido en el repertorio de orquestas y cantantes. Como Adiós arrabal, que lleva letra de César Lenzi, lo grabó Julio De Caro con su orquesta, cantando Pedro Lauga,  y sigue firme en las milongas, en la interpretación magistral de D'Agostino-Vargas. También llevaría al disco Gardel, el hermoso tango que Baüer compuso con versos de Roberto Aubriot Barboza: Juventud. Lo hizo el 20 de marzo 1930, con las guitarras de Aguilar, Barbieri y Riverol.


El violinista Reynaldo Nichele, que comenzó su carrera en Montevideo, donde estuvo radicada su familia, tocó con Baüer, en la orquesta de éste y hablaba elogiosamente de su persona y como músico. Cuando Nichele se mudó a Buenos Aires, encontraría su sitio en la orquesta de Troilo durante más de veinte años.  En 1937, Mario Soffici dirige la película: Cadetes de San Martín, en la que se estrena el tango de Baüer: Veinte años.

Quiero recordarlo a  Firpito Baüer (1897/1952), en esta grabación  de Julio De Caro: Adiós arrabal, realizada el 15 de marzo de 1930. Y también me gustaría que escuchen otro tango suyo: Amor ciego, que grabó la Típica Victor el 12 de diciembre de 1927.

Adiós arrabal - Julio De Caro - Pedro Lauga

Amor ciego - Típica Victor 


sábado, 29 de octubre de 2016

BIEN MILONGA

Ha vuelto el delicioso solcito que nos calienta el alma y los motores.  El otoño madrileño nunca falla. El invierno tampoco, claro, que te deprime el cuore y el ánimo. Siempre quedará la milonga, tanto para festejar como para anestesiar los malestares. Y en la nuestra nos ocupamos preferentemente de estas cuestiones para ganarle a los bajones emocionales y subirnos la autoestima.

Me acuerdo de mi Argentina: un país de psicólogos donde andan todos medio locos por una u otra causa. Hay gente que todavía no cayó en cuenta del hermoso país en que le tocó vivir y sufre por los avatares políticos de todo signo o por la epidemia de golpes de estado que ponen la casa patas p'arriba. Me parece que el tango nació tristón y nostálgico, precisamente por causa de tantos bajones que acusan sus habitantes, por culpa de sus malos dirigentes y esa manía de querer ser satélites de la superpotencia. Como si no tuviéramos elementos de sobra en Sudamérica para ponernos los largos.

                                                   


Bueno, vamos a dejar de lado la política porque me acuerdo de Discépolo, me embalo y me olvido de la actividad de esta página. Hoy, para solazarnos les traigo a esta pareja integrada por Michelle Marsidi y Joachim Dieteker, que nos dan una visión de elegancia y savoir faire, en la pista. Amén de la musicalidad al mango, como premisa básica. Compás y elegancia, la fórmula mágica.

Y se arrancan, bailando en la alemana ciudad de Bielefeld, durante un Festival. Y lo hacen con la orquesta rusa: Solo Tango que los acompañan en el tango: Invierno, a la manera de Canaro.

                                 

Ahora están en el Tango Festival Internacional Spirit. Y giran al compás de la orquesta de Enrique Rodríguez, con su cantor Armando Moreno y el valsecito, En el Volga yo te espero.

                                        

Y nos vamos a  la punta de la Bota Itálica, donde Sicilia se despega, y el Catania Tango festival de este año se emborracha de tango y baile. Allá se lucen bailando la milonga Mi Buenos Aires por la orquesta de Francisco Canaro.


                                         

viernes, 28 de octubre de 2016

Francisco Canaro

Cualquiera de esas superproducciones de Hollywood sobre los avatares de la vida de un famoso. O un libro de Dostoiewski ("El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino en saber para qué se vive"), encontraría en la trayectoria vital de este fenómeno, motivos de sobra para detallar munuciosa y gallardamente, las andanzas de un hombre que nació y creció en la más cruel miseria, junto a su ristra de hermanos y padres analfabetos y consiguió labrarse un lugar único y preponderante de la música, teatro y cine argentinos.

Que sin saber música, supo fabricarse una guzzla con una lata de aceite (trabajaba en una fábrica) vacía, y cuando hubo ganado algún dinero (vendió periódicos cuando niño), fue pintor de brocha gorda en el que sería flamante Congreso de la Nación, lustró zapatos, y con sus magros ahorrillos pudo comprarse un violín de segunda mano en un cambalache y se dedicó a la música.

                                         


Como ejecutante, hizo giras, aprendió solfeo con un profesor de provincia y otras cosas importantes de la música. Tocó en los boliches de la Boca en un trío armado con Samuel Castriota y Vicente Loduca, se fogueó en la orquesta de los Greco y les iría comprando instrumentos a sus hermanos menores: Humberto, Rafael, Juan, Mario, a los que un día también les formaría orquestas, e incluso los dejaría en Europa al frente de cada una de ellas.

Armó el trío Irusta-Fugazot-Demare, a quienes en París los entrenó y les consiguió un trabajo definitivo en Madrid que les abriría puertas en distintos lugares del mundo. Supo ir con su orquesta a la capital francesa y debutar con trajes de gaucho sus músicos para gambetear las leyes del Sindicato de Músicos de dicho país, que no admitían la competencia de extranjeros. Viajó con su conjunto y su tango milonga a Nueva York, para actuar un lujoso night club.

                                           


Lo cierto es que hablar de Francisco Canaro suena a fantasía por todo lo que hizo en sus 76 años de vida, desde su nacimiento en San José de Mayo (Uruguay) y la pobreza que lo envolvía. Fue su orquesta la que más grabó, una cantidad impresionante. La que implantó definitivamente el contrabajo que había agregado Roberto Firpo. El primero que tuvo dos cantores fijos. El primero en fusionar dos orquestas: la suya y la de Firpo, para amenizar los carnavales del teatro Colón en Rosario.

Podría decirse que no tuvo escuela, pero a punta de talento y coraje, fue gremialista y compró el terreno donde se estableció SADAIC, defendiendo los derechos de los autores. Fundó y presidió COMAR, junto a Fresedo y  Lomuto para salvaguardar los derechos de intérprete. Y con Maffia, Brunelli y los Lomuto también crearon la Sociedad Argentina de Directores de Orquesta. Armó aquellos cortos cinematográficos de Gardel, dirigidos por Eduardo Morera. Gardel grabó 19 obras suyas. Creó las grandes Revistas Musicales de teatro con Ivo Pelay, en el que estrenó algunos de sus tangos, milongas y valsecitos. Agregó numerosos instrumentos musicales ajenos al tango, en su orquesta.

                                           


Animó los caranavales gigantes del Luna Park con su conjunto, durante 19 años, nada menos. Ignoro el motivo, quizas fuera la envidia, pero lo cierto es que cuando comencé a frecuentar el ambiente escuché muchas leyendas negras sobre este hombre que se nacionalizó argentino a los 50 años y que dejó una obra impresionante en forma de títulos. Una de aquellas frases insidiosas versaba sobre su supuesta autoría en tantos temas. Aseguraban con énfasis que las compraba. Horacio Salgán lo desmentiría con una frase irónica que aclaraba todo:
-Si las compró, las compró todas al mismo, porque tienen el mismo sello.

Los años que estuvieron a su lado los distintos músicos que formaron en sus conjuntos, demuestran que eran bien tratados y les pagaba muy bien, además del respeto y cariño. Creó  y dirigió el quinteto Pirincho que durante unos 25 años grabó y vendió tantos discos como su orquesta, aunque nunca actuaron en público. La vida de Francisco Canaro pareciera demostrar que el día tenía más de 24 horas para él.

                                           


Hoy día, las grabaciones de Canaro vuelven a cobrar vida, pese a las maledicencias, las críticas adversas y vuelven a ser carne de milongas. Porque su ritmo bailable, su tango milonga, es atractivo para los bailarines, y tuvo cantores que enriquecieron las obras, como Roberto Maida, Charlo -sólo para grabar-, Carlos Roldán, Ernesto Famá, Francisco Amor y otros.

Yo tomo dos temas al voleo y volvemos a escuchar ese ritmo cuadrado de la orquesta, tan bien compaginado por el director y sus músicos. En estas grabaciones aparecen los nombres ilustres de Luis Ricardi en el piano (25 años en la orquesta), Federico Scorticati, Juan Canaro, Minoto Di Cicco, Ciriaco Ortiz, Ángel Ramos en bandoneones. Bernardo Stalman,  Marcos Larrosa, Cayetano Puglisi en los violines y Olindo Sinibaldi en contrabajo.

                                         


Y suenan así: Primero podemos escuchar el tango de Eduardo Arolas: Retintín, grabado el 24 de marxzo de 1938. Y a continuación la milonga de Graciano de Leone: Reliquias Porteñas, que llevó al disco el 14 de julio de 1938 y que hace retemblar el encerado cuando suena en las pistas de todo el mundo.

Retintín - Francisco Canaro

Reliquias porteñas - Francisco Canaro




miércoles, 26 de octubre de 2016

Ella es así

El inmenso catastro tanguero guarda siempre alguna delicatessen poco difundida y conocida, que si es descubierta a tiempo por algún músico, musicalizador, periodista, o comentarista de tango, pasa inmediatamente a meterse en el corazón de los milongueros, especialmente. Que son los que arrastran ese tema a la fama mundial desde hace unos años.

La milonga del título la grabó Edgardo Donato con su orquesta y el cantor Horacio Lagos el 10 de octubre de 1938 y había estado oculta en un lejano segundo plano, hasta que  entraron a tirar de ella algunos discjockeys que le encontraron el imán milonguero que contenía la misma. No había sido registrada por ninguna otra orquesta y esto, muchas veces les crea dudas a los musicalizadores, que prefieren "lo bueno conocido"... que los descubrimientos tardíos.

                         
Edgardo Donato y su orquesta. Lagos -de blanco- junto al director
        
La literatura y la música ya se aliaban de manera cómplice en aquellas épocas  y la milonguita de marras, nos impulsa con la música de Luis Esteban Francisco Martino y está impregnada con la excelente letra de Manuel Carretero, que en frases cortitas y armónicas,  completa  la obra que ha demorado años, en plantarse airosa en el corazón de los bailarines de todas partes del mundo.

Martino fué un músico que no logró conseguir un sitio fijo en las orquestas típicas, aunque no dejaba de merodear por el ambiente y los boliches tangueros. Incluso militó en alguna formación aficionada. Conversando con Carretero, le entregó a éste, una música que había compuesto, para que su amigo le pudiera poner letra. Y Carretero le adosó unos versos que destilan fluencia lírica y son, a la vez. muy musicales. Era el segundo tema que harían juntos, aunque el primero no había tenido difusión. En total, Martino  compuso unos 25 temas, y son destacables dos que hizo en con el poeta Julio Camilloni.

Viva igual que la luz,                                   
bella cual una flor,
llena de bondad
y de candor.
Es violín su cantar,
cascabel su reír,
y un zorzal su voz:
Ella es así.

Al cantar
quisiera yo pintar
tu figura tan risueña,
mujer porteña.
Y decir
a quien me quiera oír,
al son de esta milonguita:
Ella es así.

Martino se entusiasmó con el resultado final y se largó a una de aquellas soirées danzantes que se armaban en las radios, los sábados. Al finalizar la misma, Martino conversó con Donato y le pasó su obra completa. Este último le echó un vistazo y sin conocer la música le comentó:
-Lindos versitos.

Lo tuvo un tiempo olvidado, cosa típica en Donato que era tremendamente distraído, y lo redescubrió un mediodía en que buceaba entre sus papeles buscando precisamente algún tema para incorporar a su repertorio ya que en unos días debía grabar en la Victor. Se lo llevó al ensayo y fue aprobado, no sólo por los músicos sino incluso por el cantor Horacio Lagos y su pareja y también cantante de la orquesta: Lita Morales.

Cuando da su querer                     
es ardor y pasión,
es rubor, lealtad
y abnegación.
Sin rencor, noble da
su perdón al sufrir
la más vil traición:
Ella es así.

Corazón de mujer,
corazón maternal,
ilusión azul,
calor de hogar.
Es capaz, sin temor
de matar y morir,
por amor filial:
Ella es así.

Donato, que a la vez, era muy gracioso, le dijo a los autores: "El que se casó con esta mujer se sacó la grande, ¡por fin una buena!..". La milonga sí que era buena, y estuvo oscurecida en aquellos tiempos en que el barómetro del tango estaba con las agujas al mango. Anoche la estuve bailando una vez más y pensé que la vida había hecho justicia con sus autores, la orquesta y el cantor.

Debe ser hoy día la milonga más bailada en el mundo entero y como botón de muestra, aquí dejo esas dos exhibiciones. Primero la vemos a la gran Alejandra Mantiñán bailándola con Leandro Palou en una milonga de Italia.

                                           


Y en Amsterdam -Holanda, el gordito Aoniken Quiroga y Vanessa Fatauros la milonguean de questo modo. El gordito marca los tiempos y la busarda, y cómo mueve los remos!!!...


                                         

lunes, 24 de octubre de 2016

Roberto Caló

Fue uno más de la dinastía creada por el matrimonio de José Caló y Natalia Pantano. Los criaron a sus 16 hijos en el barrio porteño de Balvanera, por donde anduvieron los Canaro y tantos tangueros que anclaron con fuerza en la historia de este género musical. Roberto, que fue el tercero de la prole, con su pinta de galán, si bien estudió música, arrancaría como cantor, algo muy típico en una ciudad poblada de supuestos sucesores de Gardel y que tenía como vecino a Carlos Dante.

Su hermano Miguel sería el más famoso de la "troupe", como bandoneonista y especialmente en su lunga etapa de director, al frente de una orquesta laureada por el público. Juan, bandoneonista, se radicaría en Estados Unidos (Lo vi en un teatro de Madrid al frente de su orquesta y 4 parejas de bailarines). Antonio y Armando formaron el conjunto de jazz Tony-Armand, que tuvo bastante trabajo en su momento. Salvador, con su nombre artístico de Freddy, se instalaría en Miami.

                                   
Roberto Caló en su época de cantor


Roberto comenzó cantando en varias radios, avanzando paulatinamente en su cometido, con una voz no demasiado potente, pero bien afinada. Su hermano Miguel lo llama para suceder como vocalista de su orquesta a Roberto Morel. Alcanzará a grabar solamente dos temas: el tango Dulce amargura y el foxtrot Luces del puerto. Enseguida se larga a formar su propia orquesta en dupla con su hermano Juan, y como no llegaron a establecerse en el gusto del público, decidió mandarse a canturrear por esas tierras de América, siguiendo los pasos de Charlo, a quien admiraba.

Se acompañaba en el piano y la pinta le ayudaba, amén de su gusto para cantar. Cuando vuelve, el tango estaba en plena ebulllición y decide formar su propia orquesta, que dirige como su hermano Miguel, con su presencia delante de los músicos y una imaginaria batuta. La orquesta siempre sonó muy bien porque tuvo la oreja necesaria y el buen gusto para seleccionar a los integrantes de su formación.

                                             


Como músicos fueron desfilando figuras contrastadas como Julio Medovoy, Osvaldo Berlingieri y Osvaldo Tarantino, en el piano conductor. Ernesto Franco, Edelmiro Toto D'Amario, Eduardo Rovira o Celso Amato entre los varios fueyes de nivel que formaron en la orquesta. Los violinistas vinieron con sus alforjas bien repletas  de música para darle lustre a la formación. Y se alinearían, entre otros, Leo Lipesker, Simón Bajour, Tito Besprovan, Simón Broitman en violines, y Enrique Marchetto, por ejemplo en contrabajo. Varios de ellos fueron arregladores, además.

Disfruté a la orquesta en la Richmond de la calle Esmeralda y bailé con ella en la Confitería Nobel de Lavalle y Suipacha. Me solacé con cantores como Enrique Campos y Héctor de Rosas, pero también desfilaron en este rubro, Roberto Rufino, Carlos Roldán, el mendocino Rodolfo Galé, Oscar Larroca y Tito Reyes, entre otros vocalistas que le dieron lustre al conjunto. Tenía por entonces un amigo milonguero -mayor que yo- que lo trataba mucho a Roberto Caló y un día nos fuimos a tomar algo al Bar Suárez con él.

                                                   


Era tremendamente simpático, modesto, pero sabía que su pinta le daba muchos réditos en el ambiente femenino, aunque nunca hizo ostentación alguna y no hablaba de su vida personal. Recuerdo que nos contaba que le gustaban mucho las orquestas de Troilo y Di Sarli, y por supuesto la de su hermano. También guardaba respeto por la trayectoria de Osvaldo Fresedo. y entre los cantores ponía a Gardel y a Charlo como los más grandes.

Para recordar un poco su orquesta, su estilo y su buen gusto, selecioné dos temas. El instrumental La cachila, de Eduardo Arolas -a quien consideraba "lo máximo" como creador, y que llevara al disco en 1952, con un excelente arreglo. Y el vals Romántica de Leo Lipesker y Homero Manzi, cantado por Enrique Campos en 1953.

La cachila - Roberto Caló

Romántica- Roberto Caló-Enrique Campos



sábado, 22 de octubre de 2016

BIEN MILONGA

                                                                                Qué decís, que un tango rante
                                                                                no te hace perder la calma
                                                                                y que no te llora el alma
                                                                                cuando gime un bandoneón...
                                                                                     (Muchacho. Celedonio Flores)

El otoño es una linda estación, porque te pone en esa sensación de mirar pa'dentro. Hay como una melancolía que te atora, te empina en la nostalgia y los recuerdos y los tangos te ayudan en la zaranda emotiva. Tenemos un sábado lánguido, de cielo cubierto,  y la pista de baile nos espera esta noche en la Casa de Aragón de Madrid (Pza. República Argentina nº 6) para ponerle un parche a esa melanco.

                                           



¡Y que querés!...he armado una selección para bailar a tope y salir resoplando de la milonga, contentos, realizados, "hechos", como decíamos por allá. Los temas escogidos mantienen la lozanía intacta y nos contagian. Cada generación lleva consigo una historia interior, y aquellos que pudimos sobrevivir a revolutas y persecutas, a inflaciones descomunales y al silencio del tango impuesto desde arriba, sentimos que escuchar a aquellas orquestas y cantores, y bailar con ellos, es volver a la fuente de Juvencia. Má si, o a la calle Corrientes...

Y uno, entonces,  se acuerda de los amigos. Como Felipe Martínez, el pibe madrileño, compinche de milongas, que se afincó en San Francisco, U.S.A. Acá lo vemos bailando con Adriana Duré en una sala de las hermosas islas griegas, en pleno Mar Adriático. Y se mandan con la milonga Ella es así, por la orquesta de Edgardo Donato y el cantor Horacio Lagos.





Mi querido gomía Miguel Ángel Zotto se radicó en Italia, con su hermosa esposa, Daiana Gúspero, y montaron allí su escuela de tango. La que permitió la aparición de nuevos y muy buenos milongueros en el país transalpino. Los disfrutamos en el Torino Tango Festival  bailando precisamente, el tango Bailemos por el cantor Alberto Morán, acompañado por la orquesta de Armando Cupo.

                                        
 


 Y mis buenos amigos y paisanos: Leo y Eugenia, trasplantados también, de la capital de España a Italia, como maestros, se lucen en un Festival de tango en Kerallic, hermoso sitio de la Bretagne française, bailando el tango Ansiedad, por Juan D'Arienzo, cantando Alberto Echagüe.




Y salgo, cazo el paraguas y dejo que llore el cielo... total, el otoñito venía bien barajado hasta ahora.Y siempre que llovió, paró.

viernes, 21 de octubre de 2016

Juan José Mosalini

En aquella época que músicos y cantantes de tango se trasladaban en plan aventurero a París para tratar de imponer este género argentino, ni se imaginaban la trascendencia que tendrían en el futuro, y en la historia del tango mismo. Pero fueron quienes sembraron las semillas que luego germinarían y permitirían la llegada de numerosos compatriotas que conquistarían al público de la Ciudad luz e implantarían definitivamente nuestra música en el viejo continente.

Muchos años más tarde, en aquella violenta etapa de los años setenta, cuando los militares volvieron a dar otro golpe de estado, no sólo hicieron retroceder al país vertiginosamente, hundiéndolo en una deuda externa terriblemente dolorosa, sino que torturaron y mataron, y expulsaron a numerosos argentinos que, por primera vez en la historia, huían para salvar sus vidas. Por sus ideas, por sus amistades, por sus costumbres y..."por las dudas"...

Juan José Mosalini
                                       

El bandoneonista Juan José Mosalini, debió emigrar precisamente por sus ideas. Y se alojó en Francia. Portaba con él una historia de tango que lo vió apilado en la fila de fueyes de las orquestas de Jorge Dragone, Ricardo Tanturi, Horacio Salgán, Leopoldo Federico y Osvaldo Pugliese. En 1962 había ganado el certamen que organizaba Canal 13 de televisión: Nace una estrella, y se integró en la orquesta del propio Canal, antes de dar el salto a las mencionadas formaciones.

Los recuerdos me llevan hasta 1976 o 77, en que por un anuncio pequeñísimo en el Diario El Pais, nos enteramos que Osvaldo Pugliese tocaba esa noche con su orquesta en el Teatro Lara de Madrid. Fue una gran sorpresa y a la noche tuvimos otra más grande. Pese a la falta de publicidad, porque estaba de paso en la capital de España, el teatro se llenó de argentinos. Fue una noche mágica. Y en la fila de fueyes estaban Arturo Penón, Daniel Binelli, Juanjo Mosalini y Rodolfo Mederos.

                                   
Mederos, Binelli, Penón, Pugliese y Mosalini.

Nacido en la ciudad bonaerese de José C. Paz, su padre y su abuelo que tocaban el bandoneón, le trasmitieron al niño la vocación que pronto daría frutos. Con su progenitor estudiaría  teoría, solfeo y armonía, perfeccionándose luego con Ernesto Baffa. Su estilo, su técnica depurada y el sonido limpio, brillante, de su instrumento, le permitieron ganar posiciones rápidamente y ser elegido incluso  por Ástor Piazzolla para una de sus formaciones.

Con Daniel Binelli  crearon el quinteto Guardia nueva  que arrancó en 1970, en el que también arregló los temas que interpretaban, entre grandes aplauusos de los seguidores que los escuchaban en el Teatro San Martín o en el salón de la Facultad de Medicina. Viajaría con Susana Rinaldi, en el conjunto de Juan Carlos Cuacci, a Brasil y Francia y el suceso de esta artista, lo motivó para elegir París como su lugar de vida artística y humana en  la diáspora de 1977.

                                 
Allí formaría eon el afamado pìanista Gustavo Beytelman, instalado entonces en Francia, el grupo Tiempo argentino, que estuvo 5 años en el candelero y dejó grabaciones muy cotizadas. Siguieron trabajando juntos en un trío con el contrabajista Patrice Caratini y en todos los casos dejando
su sello en discos.  Julio Cortázar, que lo seguía e intimaría con Juanjo, le escribiría la presentación en un disco donde Mosalini tocaba solos de bandoneón.

El Senado francés lo distinguirá por su contribución a  la consolidación de las relaciones culturales entre Francia y Argentina. La ceremonia se realizó en el Palacio de Luxemburgo y también le otorgarían la nacionalidad francesa. Con su hijo y César Stroscio dan clases de bandoneón y se han multiplicado los alumnos y los niños que se presentan a las mismas.  Formó su propia orquesta con músicos franceses, ha grabado una buena cantidad de discos, hizo música para películas y vuelve a la Argentina con la entrada de la democracia, porque se lo pide el cuore, pero su lugar está en Francia.



En 2011, estaba yo de viaje en Buenos Aires durante el Festival de Tango, y me acerqué al Centro municipal de Exposiciones en la Avenida Figueroa Alcorta donde había una gran milonga y también actuaciones. Esa noche mágica tocaba la de Horacio Salgán, dirigida desde el piano por su hijo César. Fue una enorme sorpresa y muy emocionante, porque en medio de la actuación, y después de una ejecución, César se paraba y presentaba a un ex bandoneonista de la orquesta de Salgán que volvía a la misma. Y así fueron apareciendo Julio Pane, Néstor Marconi, Leopoldo  Federico y Juanjo Mosalini que se sentaban con su bandoneón, ocupando el sitio que dejaba el anterior convocado. Una hermosura.

                                           
La orquesta de Salgán con Corrales, Mosalini, Federico, Marconi y Pane (tapado)
                                    

A Juan José Mosalini, lo recuerdo hoy con dos grabaciones realizadas en Francia con su orquesta y que muestran su nivelazo artístico y bien tanguero. En este caso se trata de una actuación en vivo, y en primer término va Ciudad Triste, tango de OsvaldoTarantino. Y a continuación esa belleza de Emilio Balcarce: La bordona.

Chapeau!

Ciudad triste - Juan José Mosalini

La bordona - Juan José Mosalini












miércoles, 19 de octubre de 2016

Pobre paica (El motivo)

Hay que retroceder hasta casi cien años atrás para encontrar el nacimiento de los versos introducidos en la música del tango, que había arrancado bailable y acunado en el fueye e inventiva de Arolas, el piano y la sabiduría de Bardi y otros creadores del primigenio género rioplatense. No hay duda alguna sobre el hecho de que fuera Pascual Contursi, el vate que pergeñó las primeras letras que acompañarían a las notas de esos grandes creadores.

Es cierto que Villoldo, además de la música, también dibujó unas letrillas que se nutrían de canciones europeas y otras latitudes, como el cuplé y la habanera. Aunque dándoles un aire acriollado. Pero Contursi, cantor que se auto acompañaba con rasgueos de su guitarra de nueve cuerdas, descubrió el filón en el mítico Moulin Rouge montevideano, propiedad de Papá Matos, el progenitor de Gerardo Matos Rodríguez.

                                 
Pascual Contursi

 Y lo hizo colocando sus versos arrabaleros sobre partituras de tango de conocidos autores argentinos como él, que ignoraban estas picardías realizadas sin permiso del creador original de tales notas. Y así , este profeta, ignorante de la trascendencia que tendrían sus travesuras, se divertía en sus años jóvenes. Los músicos de entonces no gustaban de que sus corcheas fueran invadidas por versos, pero la audacia de Pascual Contursi, hizo germinar esta otra faceta del tango, que iba a darle el empujón defintivo hacia los puertos del mundo.

Su bautismo de fuego, que generó un largo pleito entre Samuel Castriota, el pianista que había compuesto el tango Lita, sobre el que Contursi embocó sus versos con un  insuperable octosílabo inicial ("Percanta que me amuraste...."), titulándolo Mi noche triste, le abrió las puertas de aquella Corrientes angosta, plagada de recintos tangueros y bohemios recalcitrantes.

                                       


Manolita Poli lo canta en el Teatro Buenos Aires, durante la representación de la obra de José González Castillo y Alberto T. Weinbach: Los dientes del perro, en el Teatro Buenos Aires, el 26 de abril de 1918 y le dió el pasaporte a la fama. Carlos Gardel lo grabará, inmediatamente después de Flor de fango, del mismo Contursi y Augusto A. Gentile.

El éxito de Mi noche triste le permitiría a Pascual Contursi (padre de José María), realizar la misma experiencia sobre otras partituras, cuando el tango ya se había erigido en la expresión musical de Buenos Aires. Y así creó la exitosa letra de La cumparsita, que hizo retornar a los primeros planos este tango, sin que su autor -Gerardo Matos Rodríguez-, se enterara porque estaba fungiendo de cónsul uruguayo en Alemania. Gardel lo graba con la guitarra de Guilermo Barbieri y el título inicial (luego corregido) de Si supieras.

                                     


Y hurgando en conocidas músicas convierte el tango instrumental de Arolas: La guitarrita, en Qué querés con esa cara, que graba Gardel con la guitarra de José Ricardo en 1920. Le pone letra a La Biblioteca, de Berto, El flete de Greco o Champán tangó de Aróztegui. Rebautiza a El desalojo por Flor de fango. Y al hermoso tango de Juan Carlos  Cobián: El motivo, le endosa en 1914 los versos que trascenderán a su tiempo. Su nuevo nombre sería Pobre Paica y Gardel lo lleva al disco seis años más tarde.

En el mismo, Pascual Contursi, el hijo del sastre italiano que vivirá en el pueblo de Chivilcoy y  se trasladaría luego a Buenos Aires con la familia, desliza sus conocidos retornos sobre la mujer que fue reina de su tiempo, por su belleza y sus amores, y el presente la encuentra amurada y nostálgica. También él tendría un final parecido cuando regresó en barco desde Europa donde permaneció tres años, y lo haría en un estado de demencia, que lo llevaría postrado en el Hospicio hasta su muerte, con 44 años.

Mina que fue en otro tiempo                                                   
las más papa milonguera
y en esas noches tangueras
fue la reina del festín.
Hoy no tiene pa'ponerse,
ni zapatos ni vestidos,
anda enferma y el amigo
no aportó para el bulín.

Hermoso tango, más allá de las reincidencias contursianas que a Cobián no le hicieron gracia. Los gorjeos gardelianos le dieron relieve a la página y Cobián terminaría acptando la inclusión de los versos, pero exigió que siguiese llamándose con su título original: El motivo.

Y para captar mejor la fuerza emocional de esta música y estos versos, nada mejor que escuchar la versión instrumental de la orquesta de Osvaldo Pugliese en 1966. Y por Angelito Vargas, acompañado por la orquesta de Eduardo Del Piano, el tema completo, grabado el 28 de diciembre de 1949..

El motivo - Osvaldo Pugliese

El motivo - Ángel Vargas

viernes, 14 de octubre de 2016

La zandunga

Estuve varias veces en México, en alguna oportunidad permanecí un mes entero, por razones laborales, periodísticas. También pasé unas inolvidables vacaciones en las paradisíacas playas que tiene este país y que han ganado justa fama internacional. En una ocasión en que me invitaron a un boliche, la cantante que llenaba el escenario con su presencia artística, cantó este son tradicional del istmo, que nosotros conocíamos como vals.

Un amigo mexicano me contó una historia larguísima sobre el nacimiento de la canción, que es una especie de himno oaxaco, en el sur de la península. Lo contaba con verdadera emoción y me interesó mucho el relato, pero que, como es lógico, con el paso de los años y de las vivencias en distintos lugares, se me fue perdiendo el hilo de aquella historia antiquísima. Como alguna vez selecciono este valsecito por la orquesta de Francisco Canaro, extraigo un resumen que está en Wikipedia para ilustrarnos sobre el tema.

                                   



-La sandunga, también conocida como La zandunga, es un son tradicional mexicano del istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Se han escrito diversos versos de este son, tanto en español como en zapoteco y náhuatl, aunque los más conocidos son de la autoría del compositor oaxaqueño Máximo Ramón Ortiz.

La palabra sandunga es de origen incierto,algunos atribuyen su significado a la voz zapoteca que en español se traduce como: esa música onda y profunda; su acepción coloquial es el de gracia, donaire y salero; mientras que en países como Chile, Colombia y Puerto Rico es sinónimo de parranda o juerga bulliciosa.

                                           

“La Sandunga” es el himno por antonomasia de los istmeños e inclusive de los oaxaqueños que viven fuera de este estado. Llegó a México como una pieza de jaleo andaluz en 1850, y tres años después en Oaxaca fue ejecutada como danza de corte europeo, también llegó a ser reconocida.

Algunos dictaminan: “La correcta traducción de la palabra sandunga, de su lengua madre zapoteca, significa mujer alegre, salerosa y bailadora”. O, “La etimología zapoteca nos indica que su significado es “Saa” (música) y “ndú” (profundo). Sandunga es una música o canto profundo”. María Elena Sodi de Pallares, afirma:“Desde luego la palabra sandunga quiere decir jota [¡!], baile alegre y popular ( fiesta perfecta).Para darle un toque de credibilidad, agregan a sus plagios: “Los expertos han señalado…”. Pero sin aportar los datos de dónde salió tal definición o citan a un verdadero investigador, sin consultar la fuente directa; es decir, hacen citas de citas, sin embargo, la traducen como baile que se efectúa bajo una higuera. De cualquier manera, sandunga es fiesta, alboroto, alegría”.

                                 
La orquesta y los bailarines interpretan La sandunga en el auditorio de Oaxaca

En este resumen se puede adivinar perfectamente que la mirada hacia atrás es profunda y compleja. Incluso ha viajado por el todo el continente americano, ha adquirido nuevas formas y para demostrarlo, los invito a escuchar estas dos versiones: Primero, en inglés, por The Ray Charles Singers. Se le puede llamar La sandunga como en este caso o La Zandunga, como lo hace Canaro. En su caso, lo musicalizó sobre un arreglo del músico mexicano Guillermo Posadas. Y lo grabó, cantado por Francisco Amor, el 30 de marzo de 1939.

jueves, 13 de octubre de 2016

Mis libros

Ya son varios los amigos que me preguntan por mis libros y entonces los  traigo hoy acá, para recordarlos porque tienen plena vigencia. Son tres y tengo otros tres para editar. La lista es la que sigue a continuación.


Como su nombre lo indica, VERSOS DE LEJOS contiene  poemas míos que  versan sobre fútbol, tango y lunfardo. Lo editó la Editorial AUPA de Madrid.

                                                               
                                                          



ABC DEL TANGO lo editó la prestigiosa CORREGIDOR de Buenos Aires y contiene alrededor de cien biografías de hombres y mujeres que destacaron y contribuyeron a la grandeza y difusión del tango.


                                                   



LA LLAMADA DEL TANGO (Una danza mágica) ha sido editado por RENACIMIENTO- Colección Espuela de plata, de Sevilla. Gira sobre ese baile que hoy atrapa a tantos milongueros en el mundo entero. Su nacimiento, sus mitos, sus figuras, y todos los temas que involucran a la danza del tango, desfilan en estas 470 páginas.


                                                  
De momento, son éstos. Vendrán más. Pero no decae mi aporte tanguero con mi blog: Tangos al bardo que ya lleva 1250 páginas publicadas.





                                                           

martes, 11 de octubre de 2016

Mensaje

La figura de Discépolo ha dado lugar a infinidad de textos, a filmes, libros sobre su vida y comentarios y anécdotas que han intentado dibujar al genio, al creador y al hombre de la noche. Fue artista de cine y teatro, guionista, director de orquesta, poeta y compositor a la vez de tangos que han dado la vuelta al mundo y cada día se hacen más realistas y actuales.

Cátulo Castillo lo conoció, lo trató y en algunas charlas que teníamos Antonio Carrizo y yo con él, en un pequeño restaurante frente a Radio El Mundo, en la calle Maipú, hablamos sobre la figura de Discepolín. Yo trabajaba con Carrizo en un programa que iba precisamente antes del que Cátulo hacía con el Negro Luis Medina Castro -gran actor y gran voz-. Como almorzábamos y nos quedábamos charlando en el boliche de enfrente, algunas veces, cuando terminaba el suyo,  Cátulo pasaba un rato y se quedaba con nosotros.

                                   
Cátulo Castillo


Un día que hablamos de Discépolo, porque lo habíamos recordado en el programa,  nos contó algunas anécdotas suyas poco conocidas, y nos recordaba otra que había publicado en la revista Antena:

   -Su primer tango conocido fue Que vachaché. Se lo pasó a Gardel en un teatrucho vetusto de provincia, donde Enrique era actor de una rascada. Usó el piano de teclas "cachuzas" -arrumbado en bastidores, a la manera suya. Martillaba con la mano izquierda el acompañamiento y reemplazaba a la profana mano derecha, canturreando la letra.
   -A Gardel le gustó y se lo llevó para grabarlo en disco en Buenos Aires.

Discépolo contaría después:
   -Gardel se fue y yo volví al camarín destartalado y sucio, para caracterizarme. Estaba loco de alegría, y ¡estaba sólo! No tenía con quien compartirla. De repente, noté el bulto de alguien que llegaba a mi lado...
    -¡Qué suerte!, me dí vuelta para contarle mi felicidad... y era una pulga... En aquel camarín las pulgas eran más grandes que yo.

                                       



Sobre el tango, Discépolo tenía una definición filosófica muy natural y bien expresada que aporta coherencia y referencia a todo lo que suena y se expresa en un tango.

-El tango nació en los pies. Era baile. Pero fue ganándose el alma porteña hasta llegar a flor de labios. Adquirió una gran riqueza expresiva. Se convirtió en canción.... y en su sencillez de cosa espontánea fue perfecto.

A su muerte, joven aún, Tania recopiló algunos manuscritos de tangos suyos que no los tenía concluidos, porque era muy lento en la creación y les daba vueltas y vueltas hasta encontrar la palabra, la frase, el acento justo. Nicolás Olivari, poeta y escritor, le dedicaría un artículo hermoso que comienza con esta frase:

-Era el perno del humorismo porteño engrasado por la angustia.

Tania buscó gente de confianza y le entregó esos manuscritos. A Cátulo le dió Mensaje, un tango del cual solo había compuesto la música, a la espera de que le vinieran los versos, aunque el título parecía hablar de un testamento o palabras de despedida.

Antonio le recordó aquel hecho, preguntándole si le había ocurrido algo especial con este tango. Cátulo Castillo explicó que se emocionó con el recado -nos lo confesaba ese mediodía-, y no le salía nada, hasta que de repente -explicaría incluso él a sus íntimos del tango-, sintió una noche que Discépolín le dictaba los versos desde "arriba".

Tania y Discépolo

No deberíamos olvidar que Cátulo tenía la fecha de su muerte inscripta en una medalla que le había hecho un astrólogo amigo. Y que le daba cierto crédito al espiritismo, aunque con mesura. Lo cierto es que Mensaje parece escrito realmente por Discépolo y todo parece indicar que se dirigía a Tania en algunos pasajes del tango.

Mensaje
con que mi vieja ternura                                                
de criatura
te está prestando coraje.

Yo que a lo largo del viaje
sufrí los ultrajes
en mi soledad...

(...) Y hoy que no estoy
me da pena no estar
a tu lado, cinchando con vos...

Vos que me hiciste llorar...
vos que era todo rencor...

Y sale a relucir su bondad, su entrega, su limpia manera de ser, de querer, de ayudar, su yo íntimo...

Bueno y nada más,
que siendo bueno,
no hay odio, ni injusticia, ni veneno
que haga mal...

Lo estrenaría con éxito Aníbal Troilo con Raúl Berón en 1953. El Polaco Goyeneche dejó una hermosa versión. Y hoy se me da por recrear esta belleza de tango en la voz de Vanesa Quiroz, acompañada por Hugo Rivas y su guitarra. Y agrego la versión de Aníbal Troilo con Roberto Rufino, del 4 de enero de 1965.

Mensaje - Vanesa Quiroz

Mensaje - Aníbal Troilo-Roberto rufino